BarcelonaLos peatones que pasean a menudo alrededor del Camp Nou suelen detenerse unos minutos para contemplar el estado de las obras. Cada día hay novedades, sobre todo desde que se ha empezado a construir la estructura de la tercera gradería. Las estructuras de acero rojas se elevan con rapidez y dan volumen a un estadio que, desde que se echó al suelo la anterior gradería, parecía que se había hecho pequeño. Ahora vuelve a ganar cuerpo. La ida y vuelta de camiones es constante ya veces los operarios no tienen tiempo ni de cerrar las puertas de acceso, algo que los más mirones aprovechan para, como quien no quiere la cosa, distraerse más allá de las vallas metálicas de protección.
Han pasado casi quince meses desde que la turca Limak dio el pistoletazo de inicio de la remodelación y el ritmo de construcción "es brutal", explican quienes están en contacto con la obra. "Siempre lo ha sido, pero quizás hasta las últimas semanas la gente no ha sido realmente consciente de ello", matizan fuentes consultadas del Barça. La primera tarea fue muy llamativa, la de derribar la gradería construida por el presidente Josep Lluís Núñez en 1982. Pero después los trabajadores se centraron en preparar el terreno para la nueva grada y en hacer los aparcamientos subterráneos en la explanada de el estadio. "Muchos creían que íbamos con retraso. Y sí, no vamos tan rápidos como quisiéramos, pero nunca nos detuvimos", argumenta la misma fuente. Los retoques que se han hecho en el proyecto, como la incorporación de un skywalk o el diseño de la cubierta, no han tenido afectación en el retraso, ya que son elementos que se construyen a posteriori, matizan desde el Espai Barça.
El enfrentamiento entre el Barça y los vecinos por el ruido y las molestias derivadas de las obras han sido una gran piedra en el zapato para el club. El Ayuntamiento, en líneas generales, se ha puesto junto a los habitantes de la zona, sobre todo con la limitación horaria de los trabajos. Sin embargo, el último pacto da un poco de oxígeno a la remodelación. Por trabajos no ruidosos ni contaminantes lumínicamente se permite trabajar de 20 a 22 h, y hasta medianoche en zonas no habitadas. Además, en los interiores se puede trabajar en espacios cerrados sin ruido las 24 horas. "Esto último supone un avance importante porque el principal retraso está en la adecuación del estadio por dentro", explican voces autorizadas.
Los cambios en el calendario del regreso al Camp Nou
El calendario avanza y la festividad de la Mercè está muy cerca, fecha en la que el Camp Nou cumplirá 67 años. Sobre el papel faltarían dos meses para que el equipo terminara el exilio en Montjuïc y volviera a casa. La fecha pactada inicialmente era la de finales de noviembre, coincidiendo con el 125 aniversario del Barça, con un aforo de unas 60.000 localidades. Pero ya antes del verano el club, que sabía que no iba a llegar a tiempo, empezó a allanar el terreno. Del "volveremos a noviembre" se pasó al "volveremos a finales de año". Y, posteriormente, al "no pasa nada si nos comemos los turrones en Montjuïc". "El compromiso era volver durante la temporada y eso sí será así", decía el presidente Joan Laporta en una comparecencia reciente. Pero ¿cuándo? La fecha exacta todavía nadie se atreve a decirla, pero, según ha podido saber el ARA, el club ha informado a las empresas que han contratado palcos VIP de que el regreso está previsto para abril.
Hasta ahora, en la junta había opiniones para todos los gustos. Tal y como informaba el Barça reservado de Catalunya Ràdio, sólo el presidente Joan Laporta y la vicepresidenta Elena Fort defendían el regreso en diciembre. La mayoría se inclinaban a pensar que será alrededor de Semana Santa, y los más pesimistas creían que se volvería el próximo septiembre. "Limak ha recomendado volver lo más tarde posible, pero el Barça se opone por temas económicos. Cuanto antes se acabe el exilio en Montjuïc, más bien volverán a generarse más ingresos", insisten desde las oficinas.
No se puede volver al Camp Nou de cualquier manera
El regreso se hará con la tercera gradería a medio construir. Pero la primera y la segunda gradería deben estar ya terminadas por dentro. "Acabadas significa, literalmente, que esté todo hecho", dice un arquitecto vinculado al Espai Barça. Esto implica acabar desde los sanitarios hasta las conexiones eléctricas, pasando por los vestuarios y las instalaciones necesarias para que los medios de comunicación, las televisiones y el VAR puedan realizar su trabajo. "Son tareas que no se pueden realizar a medias; son laboriosas y complejas". En el club explican que algunos miembros de la junta preguntaron si podía volverse sin que esto estuviera listo del todo, pero se lo quitaron de la cabeza: "No puedes pretender hacer venir a 60.000 personas cada semana y que haya cables colgando".
La evolución de las obras se ha querido tratar como un secreto de estado. En el club no ha gustado lo más mínimo que algunos operarios, a hurtadillas, fotografíaran los trabajos de construcción y los pasaran a colegas a través de las redes sociales. Hasta hace poco era relativamente habitual que estos empleados, sobre todo los más calificados, invitaran a amigos del ramo de la construcción para ver de primera mano todo el trabajo que se está haciendo en el estadio. Ahora ya no. "Desde el verano han cancelado casi todas las visitas de obras. La opacidad es máxima", lamenta uno de los arquitectos consultados. Hoy en día las visitas se realizan con cuentagotas, siempre organizadas y supervisadas por el club.
BSM aún no sabe cuándo el Barça abandonará Montjuïc
Mientras, el Barça juega en el exilio y los operarios del Estadi Olímpic Lluís Companys, que gestiona Barcelona de Servicios Municipales (BSM), siguen sin tener noticias del Barça. "Entendemos que si se marcharan en diciembre, ya nos lo habrían dicho. No sabemos la fecha exacta, pero contamos que será en Semana Santa", dice una de las fuentes consultadas de BSM. En la empresa tienen cuello abajo que la estancia se alargará. Eso sí, "no se prevé, en ningún caso", que el club esté toda la temporada.
De momento el Barça sabe que tendrá que jugar seguro el partido de Champions ante el Atalanta del 29 de enero –la normativa de la UEFA no permite cambiar de estadio en la fase de grupos–. En diciembre hay programados tres partidos, uno primero ante Las Palmas (1 de diciembre) y, en la segunda quincena, contra el Leganés y el Atlético de Madrid. Este último, del que todavía no se pueden comprar entradas, podría no disputarse en Barcelona porque la Liga valora llevárselo a Estados Unidos.
Ya a finales de enero, además del partido europeo, hay uno de Liga contra el Valencia. "Entiendo que, por una cuestión de orgullo, piense en volver antes. Pero hay que tener los pies en el suelo y el sentido común apunta a hacerlo más tarde", sostienen los operarios, alineados con BSM. Todo apunta a que, en Montjuïc, el Barça se comerá los turrones... y los buñuelos de Cuaresma.