El Barça asume que habrá que comer los turrones en Montjuïc
La junta admite que el exilio puede alargarse hasta después de Navidad, mientras Limak y BSM presionan para saber el calendario con exactitud
BarcelonaAl día siguiente de la eliminación del Barça en manos del PSG se vivía un ambiente de decepción entre los trabajadores del estadio Lluís Companys. Se habían quedado sin una de esas noches mágicas que hubiera sido recordada por mucho tiempo. También ese día, algunos empleados se pusieron en contacto con dirección por si había alguna novedad respecto a la estancia azulgrana. Querían saber si el exilio terminaría en noviembre o si, como muchos especulan, irá unos meses más allá. Sólo obtuvieron un silencio por respuesta.
Desde que empezaron las obras en el Camp Nou, los plazos son motivo de angustia. La directiva de Joan Laporta se marcó el objetivo de acabar la primera fase en 18 meses para volver a jugar en el estadio con la primera y segunda gradería acabadas, y sólo pendiente de terminar la tercera, que se iría haciendo mientras se disputan partidos. Pero pronto vieron que los calendarios eran tan ajustados que parecían imposibles de cumplir. Hoy en día en las oficinas ya no se habla del 29 de noviembre –fecha del 125 aniversario– sino de enero. Al menos.
Un cambio de discurso para evitar contradicciones
Bien asesorados por el departamento de comunicación del club, los miembros del equipo directivo han ido modulando su discurso para evitar caer en contradicciones. Efectivamente, de entrada era noviembre. Pero poco después el presidente Laporta matizaba que sería la fecha de regreso "si no había imponderables". Más adelante no se marcaba ningún mes en concreto, simplemente se llamaba "a finales de año", y en la última versión ya se dejaba caer que debería esperarse hasta después de fiestas.
“En una obra de esta magnitud no se pueden marcar plazos exactos. Se dijo noviembre para fijar una fecha, pero no pasa nada si se alarga un par de meses. Si nos comemos los turrones y todavía estamos en Montjuïc, no será una desgracia. Lo importante es el compromiso para devolver al Camp Nou el próximo curso”, fue el mensaje que lanzó el club a los socios durante una reunión informativa para hablar del Espai Barça.
Romper esta barrera, que parecía un tema tabú hace poco, ha respondido a una evidencia: que las obras, pese a que avanzan a buen ritmo, no van tan rápido como se había proyectado inicialmente. Pero también se añaden las presiones que ha estado haciendo Limak –sea de forma directa oa través de las empresas que trabajan sobre el terreno– para tener más margen de trabajo. El gran problema no es la estructura de la tercera gradería, que todas las fuentes consultadas coinciden en que estará construida a tiempo, sino las obras en el interior. Adecuar la primera y la segunda graderías implica instalar todos los servicios necesarios: de asientos a lavabos, pasando por todo el cableado eléctrico, tuberías, desagües y, finalmente, los acabados. La idea inicial era que todo esto estuviera totalmente terminado cuando se devolviera al Camp Nou, pero en aquella sesión de trabajo la junta dejó caer la posibilidad de volver igualmente a pesar de que quedaran algunas partes pendientes de pulir.
Nervios en BSM para saber cuándo podrán volver a disponer de Montjuïc
Mientras, en Montjuïc hay nervios. Fuentes de BSM, la empresa que gestiona el estadio, admiten tener prisa por saber el calendario con más detalle: “Debemos organizarnos, no es lo mismo disponer de las instalaciones en diciembre que en febrero o en verano ”. Debe desmontarse la parte destinada al fútbol y desbloquear la agenda para poder acoger otras actividades, principalmente conciertos.
Sería una paradoja. El Barça ya ha dicho por activa y por pasiva que no quiere alargar el exilio. Y BSM prefiere disponer del estadio para reactivar la apuesta cultural y no perder comba respecto a un competidor directo en las giras internacionales de los artistas como es Madrid. En cambio, todo se encamina hacia una prórroga del contrato, que en estos momentos está firmado hasta noviembre. El club y BSM admiten estar "en conversaciones permanentes" pero aseguran no tener una respuesta en firme. Lo único que garantizan es que, aunque sea a regañadientes, en su caso llegarán a un acuerdo.