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Tensión entre la junta del Barça y los constructores por los plazos del Camp Nou

Las empresas recomiendan seguir un segundo año en Montjuïc pero Laporta insiste en hacer todo lo posible para volver a casa en noviembre

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La previsión que mantiene la junta de Joan Laporta es que se pueda jugar en el nuevo Camp Nou a partir de noviembre.

Barcelona"Dentro de unas semanas empezará a creer que es posible volver al Camp Nou en noviembre". La frase la dice con una sonrisa de oreja a oreja a una persona vinculada al Espai Barça para combatir el escepticismo en torno a los plazos de construcción del estadio. Ya han pasado diez meses del inicio de las obras y de momento sólo ha desaparecido la tercera gradería y se han construido las plantas soterradas donde estarán los aparcamientos. Tan sólo se ve el esqueleto del viejo estadio que proyectó Francesc Mitjans en 1957. Pero en breve, explican los técnicos, se erigirá la estructura de la nueva tercera gradería. Antes del verano todo habrá girado como un calcetín.

Las prisas por acabar el proyecto a tiempo han sido constantes desde el primer día y han provocado roces entre la junta, los arquitectos y los ingenieros. "Jugar en Montjuïc es una ruina", repiten una y otra vez en el Barça, recordando que no sólo pagan un alquiler por estar en Lluís Companys sino que las opciones de hacer negocio se reducen notablemente. Ante esta situación, el área técnica del Espai Barça, dirigida por Lluís Moya, tuvo que esbozar un plan para acelerar las obras. La solución pasaba por modificar la estructura de la tercera gradería, que finalmente se construirá a partir de un núcleo de acero prefabricado. Las piezas llegarán al Camp Nou, donde se montarán y posteriormente se recubrirán de hormigón. Cambiarán el rostro de las obras en un tiempo récord y, como consecuencia, los operarios podrán avanzar en los trabajos de adecuación de la primera y segunda gradas, que estarán totalmente terminadas cuando el equipo dé por terminado el exilio en Montjuïc.

Un proyecto con retoques respecto al que ganó el concurso de arquitectura en 2017

El proyecto que finalmente sigue adelante no es exactamente el que Joan Pascual y Ramon Ausió tenían en la cabeza cuando ganaron el concurso de arquitectura, en el 2017. La necesidad de ajustarse al presupuesto, primero, y las prisas por hacer las obras en un tiempo récord, después, han obligado a dar retoques. Algunos ya les había hecho la anterior directiva de Josep Maria Bartomeu, como las terrazas que tenían la función de mirador, que pasaban a ser menos anchas. O en el doble eslabón de lonjas vip entre la segunda y tercera gradas, añadida por la actual junta de Joan Laporta. "Ha habido cambios, pero mantenemos la esencia inicial", explicaba Moya en una conferencia en el Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC).

Imagen virtual del futuro Camp Nou

De hecho, el proyecto no está cerrado del todo y todavía tendrá algunas modificaciones de aquí hasta que acabe. "Es muy habitual en obras de esta magnitud. Se hace por tramos para ganar tiempo e ir corrigiendo los imprevistos sobre la marcha", apunta una de las fuentes consultadas, que utiliza el concepto fast track para definir ese tipo de ejecuciones. Elskywalk que se construirá en la cubierta, del que de momento sólo hay un esbozo a la espera de realizar el cálculo de estructuras correspondiente, es un ejemplo de los elementos que se pueden añadir con la obra ya en marcha.

"Posible pero difícil"

La gran duda sigue siendo si se llegará a tiempo; si en noviembre de este año estará terminada la primera fase de las obras, que era la fecha marcada por la directiva para volver al Camp Nou y celebrar el 125 aniversario de la entidad en casa. Las respuestas varían en función de las fuentes consultadas. Los trabajadores son más pesimistas que los gestores del club. Pero ambas partes coinciden en admitir que "es difícil" y que "no debería fallar absolutamente nada". Moya, en la charla en el COAC, no se aventuró a marcar plazos.

Se parte de la base de que, al inicio de las obras, el Barça hizo unas previsiones muy optimistas del ritmo de construcción. También pensaba que podría obtener sin dificultad el permiso para trabajar en horario nocturno y en fin de semana para así poder ir más rápido. Pero esa opción se topó con la oposición vecinal en Les Corts. Sin embargo, el club ha conseguido algunas concesiones, como un preacuerdo para poder trabajar hasta medianoche de lunes a viernes, con el compromiso de no realizar tareas ruidosas a partir de las 8 de la tarde; o, en marzo, trabajar los sábados hasta media tarde. "Somos conscientes de que las obras generan malestar, pero cuanto antes terminamos, más bien se acabarán los inconvenientes", defienden en las oficinas, que reciben constantemente quejas de los ciudadanos que viven junto al estadio y que, en general, se quejan del polvo. "No llueve ni a tiras y nos cuesta controlarla", lamenta Moya. La cantera situada en el antiguo Miniestadi y la entrada y salida de camiones han sido otros puntos calientes entre el club, los vecinos y el Ayuntamiento.

Las razones de la discusión entre club y constructores

Con todo ello, a ocho meses de la fecha fijada para el regreso al Camp Nou, apareció una última discusión entre club y constructores. La entidad tiene prisa por empezar a explotar económicamente el Camp Nou. En cambio, los operarios defienden que la opción más lógica pasa por alargar un segundo año completo su estancia en Montjuïc. Así podrán trabajar con menos presión y podrán avanzar más rápido sin el handicap de tener que detenerlo todo los días de partido. Por el momento se impone la voluntad de la junta, aunque, cómo explicó el AHORA, el club ya está en conversaciones con el Ayuntamiento por si al final hay que estar unos meses más en el exilio.

Porque, con un presupuesto máximo de 1.450 millones de euros, Laporta y los suyos han dejado claro a los trabajadores que harán todo lo que esté en sus manos para cumplir con los plazos. La junta no escatima en recursos y ha repartido las labores de construcción entre cuatro equipos de ingeniería, cada uno de los cuales se encarga de una zona del estadio. "Es la única manera de poder ir lo suficientemente rápido", justifica Moya. En el club, y en las constructoras, muchos han hecho apuestas. Pero, como admiten los expertos: "Ahora mismo, nadie lo sabe a ciencia cierta. Ni siquiera los que trabajan de sol a sol".

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