El Barça, un tiburón hambriento que se zampa a bocados el Betis (5-0)

BarcelonaAquellos que hicieron el esfuerzo de subir a Montjuïc, bajaron eufóricos. Como si hubiesen asistir a una verbena de San Juan improvisada en el estadio, para celebrar el talento de dos Juanes. Joãos, en ese caso. El Barça volvía al Olímpic casi un mes después de derrotar al Cádiz con los Joãos, Cancelo y Félix, entrando por la puerta Olímpica del estadio, como hacían los ganadores de los maratones. Qué partido, el suyo. Lo abrió uno y le cerró el otro, en una goleada coral de un equipo hambriento. Un Barça en el que Ferran Torres pidió a gritos, o mordiscos, ser protagonista. Que tiemble el enemigo, pues. El equipo de Xavi jugó uno de los mejores partidos desde la llegada del técnico vallesano, jugando con un Betis desdibujado(5-0). El Barça ya ni recordaba que también puede ganarse sin sufrir. Qué dulce sensación esta.

Le hacía falta al Barça, un partido como éste. Le hacía falta a João Felix, después de tantos años triste en Madrid incapaz de entenderse con Simeone. Y le hacía falta a Lewandowski seguir marcando goles y dar un paso adelante. Le hacía falta a Ferran Torres ser titular y marcar. Le hacía falta al Barça recordar que no es necesario tener a Messi para marcar goles de falta directa. Le hacía falta a Raphinha marcar, pese a ser suplente, para levantar la cabeza. Le hacía falta a João Cancelo estrenarse en casa así, con carácter, jugando casi de interior buscando pasillos de por medio y marcando un gol precioso al final. La fiesta fue blaugrana. La fiesta de los dos João, que con su verbena de San Juan particular, lograron hacer olvidar que Xavi Hernández, como si fuera Cruyff, había decidido dejar en el banquillo a Lamine Yamal, para que descanse. Y para que no se crea que todo van a ser flores y violas.

Era el primer partido después de ese frenético final de mercado de fichajes. Y por el momento, el equipo le dio la razón a la dirección deportiva. Cierto, fue solo una primera cata de un calendario que sube, pero Cancelo dio la sensación de llevar toda la vida jugando de azulgrana. No fue sólo el gol. Fue la lectura de juego, el carácter y detalles técnicos, como caños o cambios de juego. João Felix, en cambio, empezó algo tímido, pero cuando tocó el balón, marcó diferencias. Se fue enchufando, bien acompañado. Primero marcó el primero en un disparo sin apenas ángulo tras una recuperación de Oriol Romeu. Y después, también marcó diferencias sin tocar el balón, cuando en un pase vertical de Christensen en el corazón del área bética, fue lo suficientemente listo como para dejarlo pasar hacia Lewandowski, quien batió a Rui Silva. Tercer gol del polaco, que dio un paso adelante acompañado por Ferran a la derecha Felix por la izquierda. El gol reforzó las convicciones del joven portugués, quien acabó teniendo tanto peso en el juego como un Ferran Torres que por fin era titular. Al valenciano le tocó abrir el campo por la derecha, ya que por detrás le venía volando Cancelo, quien se acercaba a los centrocampistas generando superioridades que sacaron de sus casillas a un Betis gris.

Fue un partido casi redondo, pese a algunos errores defensivos que el Betis no supo transformar, en parte a un gran parón de Ter Stegen en Willian José justo antes del descanso. No hay partido en que el portero alemán no se convierta en el Santo Patrón del barcelonismo, protegiendo la puerta de casa con sus manos. Con un montón de viejos conocidos en el equipo, como Bellerin, Bartra, Chadi Riad o el joven catalán Sergi Altimira, hijo de Aureli Altimira, quien había estado en el cuerpo técnico de Guardiola y Vilanova, el Betis se rompió cada vez que el Barça le daba velocidad al juego. Oriol Romeu aportaba el equilibrio, Christensen fue más agresivo que nunca ganando metros y por un día, la gente se olvidó de que se jugaba sin el lesionado Pedri. Bendito problema tendrá Xavi cuando éste se recupere. Como tampoco será fácil decidir quién juega ahora, todos los días en ataque. Si Lamine ya lo hacía bien, Ferran y Felix elevaron el nivel.

Y por fin, un gol de falta

Se notó que Xavi había aprovechado el paro de selecciones para darle una vuelta a la idea de cómo había que jugar con los dos portugueses. De Jong y Romeu estuvieron siempre muy juntos, mientras Gavi corría con mayor libertad. Un 4-3-3 que no lo era, puesto que en el fondo, mandaba el movimiento. De esto se trata, de estar siempre en movimiento. En la segunda parte, el Betis, que tuvo la mala suerte de perder al guardameta Rui Silva por lesión, se fue haciendo pequeño. Y Ferran Torres le castigó marcando el 3-0 con el primer gol de falta directo al Barça desde... Leo Messi.

Pero la fiesta no acabó. El Barça tiene hambre, buena señal. Xavi dio entrada a Raphinha, Gündogan y el chaval, Lamine Yamal. Y el brasileño marcó el cuarto en el primer balón que tocó. El último sería cosa de Cancelo, en una jugada individual. Suerte tuvo el Betis de no recibir más goles de un equipo que se divirtió jugando. Tras un inicio liguero a medio gas, al Barça le salieron alas. El Barça del tiburón valenciano y de los Joãos, de los jóvenes que piden paso a poco, del orden defensivo. Hay motivos para soñar. Con prudencia, por supuesto.