Barça

Conflictos, picaresca y revolución en el césped del Barça

Superados los tira y aflojas de Montjuïc, el club ha instalado un sistema de drenaje pionero en el Camp Nou

Barcelona"¡Nos está quemando el césped!" Con ese grito enérgico los responsables del Barça protestaron en Barcelona Servicios Municipales (BSM) por las condiciones del terreno de juego de Montjuïc. Tener un campo en perfecto estado de revista ha sido una prioridad del conjunto azulgrana y el exilio temporal en Lluís Companys generó disputas, algunas muy subidas de tono, porque las cosas no se hacían al gusto del club.

El ansiado regreso al Camp Nou, previsto para el fin de semana del 13 y el 14 de septiembre, aunque cada día parezca más difícil, debe poner punto y final a este y otros quebraderos de cabeza que ha tenido el equipo lejos de casa. A partir de ese momento volverá a ser el Barça, sin depender de terceros, el que gestionará el mantenimiento del estadio. Incluyendo, claro, un terreno de juego que lleva incorporado un sistema revolucionario de drenaje para garantizar que el césped esté siempre en perfectas condiciones aunque llueva a cántaros.

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Los problemas con el riego de Montjuïc empezaron en cuanto el Barça se instaló. El club, tal y como constaba en el contrato firmado con el consistorio barcelonés, debía hacerse cargo de las obras de adaptación del estadio olímpico para convertirlo en un campo de fútbol. Esta reforma, cifrada en 20 millones de euros, también incluía la mejora del terreno de juego, el sistema de regadío y el drenaje, intactos desde que el Espanyol se había instalado en la segunda mitad de los años noventa. Como quien paga manda, el Barça derivó las labores a Garden Tona, la jardinera de confianza. El problema fue que los trabajadores de BSM, que se encargaban del mantenimiento del campo, no estaban acostumbrados a ese sistema y al principio no sabían hacerlo funcionar.

El conflicto entre Barça y BSM por el riego del césped en Lluís Companys

El principal conflicto se originó bien entrada el otoño, cuando aparecieron unas manchas en el terreno de juego y el equipo, aún con Xavi en el banquillo, insinuó que el césped no estaba en buenas condiciones. En el Camp Nou el Barça podía arreglar estos problemas a su manera, pero como Montjuïc es de titularidad municipal, está sujeto a una serie de normativas sobre el mantenimiento del césped que incluye, entre otros, utilizar cloro para desinfectarlo. "Estuvimos un mes de toma y daca hasta que acabamos poniéndonos de acuerdo", apunta un empleado cualificado de BSM, que lamenta también la dificultad para tratar estos temas con el Barça. "Al final nos hemos entendido, pero ha costado mucho".

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El verano del 2024 Montjuïc cambiaba el fútbol por los conciertos. Inicialmente, pusieron sobre la mesa la posibilidad de cubrir el césped para preservarlo, aunque lo descartaron porque "se habría estropeado de todos modos". Así que tocaba cambiarla. La estropearon la multitud de personas que vieron en directo las actuaciones, aunque el cambio lo pagó el Barça, tal y como estaba recogido en el contrato entre el club, BSM y el Ayuntamiento. Todo sea dicho, el terreno de juego de la temporada 24-25, la del primer año de Flick, funcionó en grande. Solucionados los conflictos por el mantenimiento del césped, acabó el curso en tan buen estado que incluso el Barça decidió recuperarlo, enviarla a la guardería de Garden Tona y darle un segundo uso más adelante.

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El nuevo césped del Camp Nou, una seña de identidad del Barça

En paralelo, las obras del Camp Nou avanzaban a ritmo frenético. Ante la imposibilidad de reabrir sus puertas en noviembre del 2024, el Barça se había marcado el reto de jugar de nuevo en mayo del 2025 coincidiendo con el clásico ante el Real Madrid. Con los meses comprobaron que no se llegaba a tiempo. Aun así, se instaló un césped provisional en abril, alrededor de Sant Jordi. La versión oficial que dio el club era que la instalación serviría para estabilizar el terreno de juego y que, llegado el momento, se pondría el césped definitivo. Pero según ha podido saber el ARA, lo que no se explicó es que en realidad se trataba de una iniciativa de Limak para evitar una eventual penalización debido al retraso en la ejecución de las obras.

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Los días posteriores los aspersores se encargaron de regar incansablemente el terreno de juego. Se hacía porque se había instalado un sistema de drenaje revolucionario. Históricamente, el agua de la lluvia se recoge en varios tubos que se han colocado en capas inferiores. Ahora bien, cuando llueve demasiado el sistema no da abasto, aparte de que con el tiempo estas tuberías se obstruyen y deben cambiarse. El nuevo césped del Camp Nou va un paso más allá y añade unas máquinas que se encargan de aspirar el agua y conducirlo hacia unos grandes depósitos. Según apuntan los técnicos consultados, tiene tres ventajas. Que el drenaje es instantáneo y el campo no se llena de charcos aunque llueva mucho, que el agua se puede reutilizar, y que se garantiza poder tener unos niveles de humedad ideales durante todo el año. "Es el precio de preservar uno de nuestros sellos de identidad", apuntan fuentes cercanas al Espai Barça, que hacen valer esa mítica frase: "En el Camp Nou, con este césped, quien no juega bien es porque no sabe". Ahora sólo falta poder estrenarla.