Barça

En manos de los jóvenes, el Barça reencuentra la esperanza (3-0)

Ansu vuelve con gol a un Barça liderado por jóvenes de La Masia que permiten a Koeman ganar tiempo con el triunfo contra el Levante

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Gavi y Nico, celebrando el primer gol del Barça, obra de Depay

BarcelonaNo desconfiéis de los jóvenes, que todos lo hemos sido. No desconfiéis de quien tiene ganas de comerse el mundo. En un Barça con los bolsillos vacíos, con un técnico que hace días que espera la carta donde le comuniquen la despedida y jugadores experimentados escondiéndose, son los jóvenes quienes marcan el camino. Quienes le han salvado la cabeza a Koeman, de momento, convirtiendo un partido que tenía que ser un juicio en una bocanada de aire fresco donde Ansu Fati, 10 meses después de romperse, ha vuelto al césped demostrando que llevar el 10 de Messi, en lugar de darle miedo, le empodera. Apenas cinco minutos ha necesitado Ansu para cambiar el estado de ánimo de un Barça que reencuentra la esperanza gracias a los jóvenes. Bien, los jóvenes y los neerlandeses, puesto que Koeman tiene unos buenos aliados en Memphis y Luuk De Jong, los dos delanteros que tanto pidió este pasado verano. Los dos primeros goles contra el Levante han sido suyos, pero el juego lo han puesto Gavi y Nico. Y cuando el medio del campo lo forman tres futbolistas formados en La Masía, como estos dos chiquillos y Busquets, el Barça escribe el futuro sin olvidar su identidad.

Ser joven no es fácil. Normalmente te encuentras la puerta cerrada y cuando finalmente queda abierta, no te perdonan un error. Así es la vida. Te toca ganarte el respeto de los más mayores aguantando toda la presión del mundo. Decenas de jóvenes lo han vivido en el Barça, en el proceso de hacer este camino que parecía tan corto cuando lo hacías a pie entre el Miniestadi y el Camp Nou, pero que costaba tanto. Ahora que el filial juega en el Johan Cruyff, el camino parece todavía más complicado. Y de hecho, el único joven de La Masia que realmente ha conseguido abrirse en el primer equipo últimamente es Ansu Fati. Precisamente un Ansu que ha tenido sus 15 minutos de gloria, después de 10 meses de frustración, de rabia y llantos, pasando cuatro veces por el quirófano. Su regreso a los terrenos de juego ha cerrado un domingo festivo. Por un día, los cuchillos se han quedado en el cajón. Y 35.000 personas podrán decir que estuvieron en el Camp Nou el día que Ansu se estrenó con el 10 en la espalda con un gol marca de la casa, desde fuera del área, donde ha gritado con rabia la frustración acumulada después de tanto tiempo encerrado en el gimnasio.

Cuando Ansu se rompió hace 10 meses, jugaba junto a Messi y Griezmann. Ahora vuelve a un Barça donde una nueva generación quiere ser escuchada. Aquella de Nico y Gavi, titulares por primera vez juntos contra un Levante que tendría que reaccionar rápido, si no quiere pasarse la temporada en la parte baja de la clasificación. Sí, Gavi y Nico han sido titulares por las bajas de Pedri, un Sergi Roberto con gastroenteritis y un Frenkie De Jong sancionado. Pero cuando la vida te da una oportunidad, la tienes que recibir con los brazos abiertos. Almas sedientas de gloria, de vivir experiencias, de pensar que el futuro no será siempre una puerta cerrada. Instalados muy juntos uno del otro, bajo la mirada casi paternal de Sergio Busquets protegiendo sus espaldas, los dos han hecho funcionar el motor de un Barça alegre que por fin se lo ha encontrado todo de cara. Un oasis en medio de tanta tormenta, un partido extraño, como el horario. Como si el sol, el buen juego y las caras picadas por el acné sobre el césped vinieran a anunciar un mañana que no termina de llegar.

Los goles llegan de los Países Bajos

Koeman, escondido en un palco después de la roja que vio el otro día, ha visto cómo sus compatriotas le sacaban las castañas del fuego. A pesar de que su relevo todavía no está decidido, un tropiezo habría sido la clave que servía para cerrar el ataúd de su proyecto. Pero Koeman parece tener mil vidas y podrá sentarse miércoles en el banquillo del campo del Benfica gracias al carácter desenfadado de Memphis, quien ha revolucionado el partido ya de salida con un baile de caderas y una carrera traviesa para forzar un penalti que él mismo ha transformado. Poco después, era Luuk De Jong quien se estrenaba como goleador gracias a una acción donde la defensa del Levante ha parecido ponerle la alfombra roja, dejándole a solas para recibir la asistencia de un Dest que, a diferencia de en Cádiz, ha ofrecido su cara acertada. No siempre. 

Nico, en acción contra el Levante en el Camp Nou

Koeman gana tiempo, pero también perderá horas de sueño a la hora de decidir cuáles son los hombres que tienen que defender su gestión durante las próximas semanas, cuando vuelvan futbolistas más consagrados. Gavi, como siempre un chico revolucionado, alterna las acciones defensivas brillantes con asistencias mirando hacia adelante, marca de la casa. Y Nico pone la pausa, esconde la pelota, evita que el ritmo baje. Acompañados por un Eric Garcia firme en defensa y las internadas por la izquierda de Mingueza, el triunfo contra el Levante ha servido para recordar a Koeman, no fuera que lo olvide más adelante, que La Masia siempre ofrece soluciones. En cambio, Coutinho sigue prisionero de sus miedos, sin recuperar un nivel de juego óptimo. 

El partido, sin mucha historia en la segunda parte, ha servido para ver más de 30 minutos a un Riqui Puig que ha intentado aprovechar una de las pocas ocasiones de las que dispone cuando Koeman le perdona para hacer disfrutar a los aficionados, abusando un poco demasiado de individualista. Pecados de juventud, como no. De hecho, la segunda parte servía solo para esperar el regreso de Ansu Fati. El Levante, obediente, ni se sublevaba, mientras el Baby Barça de Nico, Gavi y Riqui conseguía no tender tanto a las centradas laterales, para controlar el partido con la pelota en los pies. Como si la quisieran guardar esperando a Ansu. Un regreso simbólico. Por primera vez en 15 años, el dorsal 10 jugaba en el Camp Nou con un nombre diferente al de Messi. Como si fuera un aviso para navegantes, el 10 lo vuelve a llevar un chico que ha crecido en La Masia. Y en lugar de pesar, el 10 da alas a un Ansu que ha tenido suficiente tiempo para hacer de las suyas marcando un gol convertido en una declaración de intenciones. Un Ansu que antes jugaba rodeado de gigantes y ahora lo hace rodeado de esta nueva generación que quiere ser mucho más que un recambio. Quieren ser una solución. Quieren ser el futuro. Quieren ser el Barça.

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