La media hora (casi) perfecta de Lamine Yamal
El astro azulgrana ofrece una nueva exhibición avalada por unas cifras sin precedentes en el continente


MadridEn los paneles publicitarios de la estación de trenes Madrid Puerta de Atocha - Almudena Grandes aparece recurrentemente un anuncio de la marca deportiva de ropa que calza Lamine Yamal y que también viste a la selección española de fútbol. Él es el protagonista del anuncio. La joven perla azulgrana provoca contradicciones a los firmes seguidores de la selección de fútbol estatal, que frisan con su fútbol y que a la vez mantienen una rivalidad con el Barça que, en Madrid, a menudo trasciende la cuestión meramente deportiva para supurar en cuestiones políticas, culturales e identitarias. Es el mejor futbolista de la roja, aparece en carteles publicitarios en la capital madrileña, pero para muchos no es uno de los suyos: es del Barça, es de La Masia, es catalán.
Bajo la dirección de Luis de la Fuente ningún futbolista del combinado estatal ha sido más decisivo. Lamine Yamal ha marcado cuatro goles y ha repartido ocho asistencias con sólo 17 años. Mientras compañeros suyos juegan en categorías inferiores, como la sub-19 (la que le tocaría por edad) o la sub-21, él se sienta en la mesa de los mejores. Se lo ha ganado a pulso. Este miércoles el gol que ha clasificado al Barça para una final de Copa cuatro años después le marcó Ferran Torres, pero el pase corrió a cargo del extremo de Rocafonda. Con su diana contra Francia en las semifinales de la pasada Eurocopa se dio a conocer definitivamente en el planeta fútbol.
En Barcelona y en la Liga, ya hacía tiempo que se hablaba de ese prodigio. Masía había vuelto a hacerlo. El Barça había vuelto a hacerlo. Un gol, por cierto, que hasta los cuartos de final de la Champions ante el Benfica era el favorito del propio jugador. Pero la parábola imposible que marcó contra los portugueses, le reemplazó como su gol de más bella factura. Son palabras mayores compararle con Leo Messi. El argentino convertía la excepcionalidad en rutina. Lamine Yamal, que ha estallado mucho antes que el astro de Rosario, también hace de las exhibiciones algo terrenal, al alcance sólo de los escogidos y no cuál sea el estadio o el rival que esté por delante.
Como si de un pintor se tratara, la joven perla convirtió el césped del Metropolitano en su lienzo. Sólo tardó un minuto y treinta segundos en dar la primera sotana a Giuliano Simeone, un guerrero que su padre y entrenador, Diego Pablo Simeone, cambió de banda para ayudar a Reinildo Mandava. Centrocampista y lateral fueron dos juguetes rotos ante el recital que ofreció la estrella del Barça durante los primeros treinta minutos de juego. Lamine Yamal participó activamente en todas las ocasiones de ataque del Barça generadas en el primer tiempo, cuando más brillaron los pupilos de Hansi Flick.
De la sotana a Simeone nada más empezar, que recordó una mítica que Riquelme le hizo a Mario Yepes durante un Boca Juniors - River Plate de hace 25 años, pasó a un control que fue a la vez un regate y un latigazo que por poco no fue gol. Lamine Yamal es, de lejos, el futbolista que más regates con acierto hace. En la Copa, en cuatro partidos lleva 16. Pero es que si se amplía el prisma, el extremo azulgrana, con 113 regates completados con éxito en la Liga, es el futbolista de las cinco grandes ligas del continente que más hace. Le sigue Jérémy Doku, del Manchester City, con 88. En la Champions, acumula hasta 33 en nueve partidos. El regate, como el gol, son las habilidades más preciadas y más difíciles de encontrar en el mundo del fútbol.
Durante su media hora casi perfecta –solo le faltó el gol– en un Metropolitano que enmudecía de pánico cuando el genio de 17 años tenía el balón, Lamine Yamal también asistió a Ferran con un impecable pase entre líneas para que el valenciano marcara el único y decisivo tanto del partido. Con 13 goles y 19 asistencias en 41 partidos, el de Rocafonda es también el futbolista más joven que ha participado en 10 o más goles de las cinco grandes ligas de Europa. Antes del descanso, aún tuvo tiempo de servir otra asistencia a Raphinha, que chutó fuerte pero escorado, y Juan Muso pudo desviar el remate.
Sus prestaciones, como las de todo el equipo, bajaron en la segunda mitad, pero su exhibición ya estaba servida. "Le digo que siga haciendo lo que hace, que siga divirtiéndose. Aunque a veces hay que estirarle un poco las orejas", decía bromeando Pedri, el mejor futbolista del Barça con permiso de Lamine Yamal. El canario se refería a las ayudas defensivas. También es un encargo que le ha hecho Hansi Flick. Esto y ser más cuidadoso en algunas celebraciones son los pocos toques de atención de un futbolista que todavía tiene pecados de juventud, pero que está llamado a marcar una época.