"No tengo las ganas ni la necesidad de estar sufriendo"
Jordi Masip, uno de los porteros de la última Champions League del Barça, conversa con el ARA después de retirarse


SabadellEntre Víctor Valdés e Iñaki Peña sólo ha habido un portero procedente de La Masia que se haya hecho un hueco en el primer equipo del Barça: Jordi Masip (Sabadell, 1989). El vallesano, que acaba de anunciar que se retira a los 36 años, es uno de los que ha llegado más lejos en el Juego del Calamar que debe superarse para llegar a ser un portero de élite. Sobre todo, si tu equipo es el Barça. "Jugué cuatro partidos en el primer equipo en tres temporadas y tengo nueve títulos. Más títulos que partidos jugados", dice Masip durante la conversación con el ARA en un banco de madera del Parc de Catalunya de Sabadell. Parece que va a llover y hace frío para ser marzo. Bromea que ha llevado hacia aquí el tiempo de Valladolid, donde jugó las últimas siete temporadas y se hizo un nombre.
¿Ha sentido el vacío que muchos futbolistas sufren cuando se retiran? "Es una sensación extraña. Me he retirado porque así lo he decidido: si hubiera querido, seguiría jugando. Lo que más se echa de menos es el día a día del vestuario, estar con los compañeros, viajar, compartir cosas, las risas y el buen ambiente que suele haber en los vestuarios. En cambio, competir no lo echo de menos", asegura mientras se escucha de fondo el canto de los patos del lago. ¿Por qué? "Al final, competir es tensión, nervios, cumplir una serie de parámetros que no echo de menos. En cierto modo es un alivio. Cuando compites siempre tienes una tensión encima", asegura. "No tengo las ganas ni la necesidad de estar sufriendo en estos momentos para conseguir un objetivo".
Además, el hecho de haberse retirado le permite tener una vida menos estricta. "Lo noto sobre todo en la dieta. Ahora puedo comer un poco más respecto a lo que comía antes. La nutrición es muy importante para los jugadores y ahora puedo comer lo que quiero y cuando quiero. Pero intento no pasarme porque no quiero inflarme como un globo, intento cuidarme. Además, sigo haciendo deporte. Salgo en bici, que me gusta mucho y antes no lo podía hacer". También se prepara para ser entrenador de porteros en un futuro y se apunta a los partidos de fútbol 7 con los amigos de toda la vida de Sabadell, su casa. De hecho, mientras jugó en el Barça vivía en la misma casa de la capital vallesana a la que ahora ha vuelto.
Porque, pese a que Masip ha anunciado hace unos días que se retira, no tiene equipo desde el pasado verano, cuando el Valladolid no lo renovó. "Estuve un mes esperando si renovaba o no. Tuve ofertas de otros equipos y las perdí porque esperaba la decisión del Valladolid. Entonces volví a Sabadell y mis dos hijos [de 8 y 3 años] empezaron a vivir cerca de la familia después de mucho tiempo fuera", comienza a explicar para evidenciar que la clave de la decisión ha sido familiar. Solo un posible regreso al Barça tras la lesión de Ter Stegen –hubo un tanteo entre los representantes de Masip y el club azulgrana– pudo cambiar el guion. "Mis hijos se han criado en Valladolid, sus amigos están allí. El trauma de irnos lo hemos compensado un poco estando aquí con la familia. A mí, cada vez que me llegaba una oferta, se me hacía más duro tener que marchar y trasladar a los niños durante el año o dos que me quedaban de carrera. Quería darles estabilidad. Han pasado siete años en Valladolid y la familia también se ha perdido muchas cosas de ellos".
Las dos vidas de Masip
La vida futbolística del catalán se ha dividido en dos partes: la de suplente en un Barça que lo ganó casi todo –incluido el último triplete, el de la Champions del 2015 en Berlín– y la de portero titular en un equipo que reparte sus aventuras entre la Primera y la Segunda División. "En el Barça no fue fácil. Todo el mundo quiere jugar, participar y sentirse importante y no era mi caso. Pero valoraba estar allí, ser uno más de ellos. Para mí lo más importante es que siempre me trataron como un compañero más en una plantilla de estrellas con jugadores que han ganado tantas cosas", recuerda.
Por delante de él tuvo a Marc-André ter Stegen y a Claudio Bravo primero y a Ter Stegen y a Jasper Cillessen después. "Hablábamos, reíamos, comentábamos otros partidos. Con Dela [José Ramón de la Fuente, el entrenador de porteros azulgrana] siempre estábamos bromeando durante los entrenamientos. No había ningún problema. Marc y Claudio tenían una competencia sana", responde cuando se le pregunta si era cierta la mala relación entre los dos porteros que entonces se tenían que repartir la titularidad en el Barça a causa del gran nivel que tenían en ese momento. "Aprendí muchísimo de ellos".
Hasta que en el verano del 2017 el Barça no renovó el contrato de Masip y quedó libre. "Había tenido alguna oferta de equipos de Primera, pero para ser suplente. Preferí irme a un equipo de Segunda donde pudiera hacerme un nombre, jugar y sentirme importante. En ese momento necesitaba jugar". Así fue. El primer curso en Valladolid, el 2017-18, el conjunto castellano subió a Primera con Masip como titular indiscutible. "Quería demostrarme a mí mismo que era capaz de jugar en esa categoría". El sabadellense se ha retirado con 124 partidos en Primera. Se lo ha demostrado sobradamente.