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No solo la herencia de Bartomeu dispara el coste salarial de la plantilla del Barça

La directiva de Laporta pide un sacrificio a los jugadores, que de momento no responden al llamamiento

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Los cuatro capitanes del Barça 21/22.

BarcelonaSergi Roberto firmará a finales de esta semana su nuevo contrato con el Barça. Después de dos citas aplazadas para estampar la firma en las oficinas azulgranas con el presidente ejecutivo Joan Laporta, el polivalente futbolista de Reus rubricará un trato de mínimos hasta el 30 de junio del 2023. Cobrará casi un 60% menos de lo que pactó con la junta de Josep Maria Bartomeu. Es decir, de ganar unos 10 millones brutos anuales pasará embolsarse poco más de 4.

Roberto, que meses atrás declinó una renovación a la baja que habría generado fair play para operar en el mercado de invierno, seguirá en el Camp Nou en virtud de la insistencia de Xavi Hernández, su principal avalador. En cambio, si hubiera sido por el director de fútbol azulgrana, Mateu Alemany, el esfuerzo por garantizar su continuidad no se habría hecho. Eso sí, a pesar de que no suponga ningún ahorro en el cálculo del famoso límite salarial —el nuevo contrato se tendrá que inscribir como si fuera el de un fichaje—, el suyo será el primer recorte 100% real que firmará un capitán del Barça en el último año. Porque el verano pasado ni Gerard Piqué, ni Sergio Busquets, ni Jordi Alba hicieron ningún gran sacrificio más allá de aceptar un diferimiento de pagos de entre el 60% y el 70%. La única renuncia fue con los variables fáciles. El 2020, en plena pandemia, ya habían participado en una rebaja y en otro diferimiento.

A partir del próximo 1 de julio, el club tendrá que empezar a abonar los aplazamientos pactados con tres de los capitanes, que el verano pasado, ya con Messi en el PSG, se usaron para inscribir fichajes como el de Eric Garcia. Con Piqué, por ejemplo, la mochila supera los 50 millones brutos solo durante la temporada 2022/23 (acaba el 2024). El Barça también tendrá que asumir el incremento del contrato de Aubameyang, que llegó libre el último día del mercado invernal y aceptó un sueldo simbólico para poder jugar en el Camp Nou. Ahora el gabonés verá disparados sus gajes en compensación por el esfuerzo inicial. El aumento de la partida salarial también afecta a contratos como el de Memphis, crecientes en relación con años precedentes. De hecho, el salario del curso que viene del neerlandés es uno de los impedimentos para que pueda ser traspasado este verano: no hay clubes dispuestos a igualarlo y que, aparte, quieran pagar un buen pellizco. En el paquete de subidas hay igualmente conceptos asociados a las últimas renovaciones que cerró Bartomeu antes de dimitir, como por ejemplo las de Ter Stegen o Lenglet.

Todo ello hace que, de origen, la masa salarial que calcula el Barça para el ejercicio 22/23 sea de unos 560 millones, según admitió el vicepresidente económico de la entidad, Eduard Romeu. Son 90 millones más de los que se incluyeron para este concepto en el presupuesto 21/22 y una cifra desorbitada en un contexto en que se impone el control del gasto. Por eso la junta directiva tiene el objetivo de conseguir gestos salariales por valor de unos 160 millones en paralelo a la negociación de las célebres "palancas", como por ejemplo la venta parcial de BLM o de los derechos de televisión. En la previsión de Romeu ya no está Dembélé, con un pie fuera del club, pero sí las nuevas condiciones de Araujo, el nuevo contrato que tiene que firmar el joven Gavi y las altas de Kessié y Christensen. Los descartados Braithwaite, Umtiti, Mingueza o Pjanic también están incluidos en los cálculos que hacen tanto en el área económica como en la deportiva.

Las intenciones del club se han encontrado, de momento, con la reticencia de la mayoría de los futbolistas. Los hay que no quieren salir a pesar de que ya sepan por boca de Xavi que no tendrán minutos. Los capitanes sí que cuentan para los técnicos, pero tampoco acaban de entender por qué se los insta a perder poder adquisitivo mientras el club trabaja para fichar estrellas como Robert Lewandowski, que no cobran precisamente poco. "Será muy complicado que nos pongamos de acuerdo", dice al ARA el agente de uno de los jugadores con el contrato afectado. “No nos han propuesto nada, solo sabemos lo que hemos leído en la prensa. No me molesta, pero creo que no es la mejor decisión hacerlo a través de la prensa, mejor directo y frente a frente. Siempre estoy dispuesto a ayudar, siempre he dado la cara", ha dicho Busquets desde la concentración de la selección española.

La Liga limita la generación de ahorro

Además, hay otro giro que juega en contra del Barça a la hora de generar fair play con gestos salariales, puesto que la Liga limita el impacto de los diferimientos y las rebajas en la inscripción de nuevos fichajes con jugadores que previamente ya han generado ahorro. Si un jugador ya ha espaciado o recortado cantidades ya pactadas, como es el caso de los capitanes, el organismo que preside Javier Tebas no acepta un segundo gesto para construir el mismo margen y solo reconoce, si la hay, la diferencia positiva. Lo mismo pasa con los cedidos. Si un futbolista ya ha ido de préstamo una vez para liberar salario, la medida se deja de aplicar si hay una segunda salida (venta o cesión) para construir el mismo margen: solo cuenta el diferencial.

En consecuencia, el Barça, que está excedido en materia de fair play, se tiene que centrar en jugadores que todavía no hayan pasado por el tubo para generar nuevos ahorros. Y si algunos de estos jugadores no colaboran, el club tiene 90 millones aprovisionados para responder en los tribunales en caso de rescisiones unilaterales. Por otro lado, los recortes que se persiguen con los capitanes son principalmente para secar el patrimonio limpio negativo.

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