Una imagen aérea reciente de las obras del Camp Nou.
19/07/2025
2 min

El nuevo director de comunicación del FC Barcelona, Gabriel Martínez, tiene trabajo por delante. Él no ejercía aún hace 24 días, cuando el club emitió un spot en el que Joan Laporta rodeado de altavoces gigantes anunciaba solemnemente la vuelta al Spotify Camp Nou para el Gamper el 10 de agosto. Este viernes, la vicepresidenta del área institucional, Elena Fort, era quien daba la cara para confirmar lo que ya se sospechaba: que no. “Es una obra viva”, llegó a soltar. La pregunta menos importante en este asunto es qué caray quiere decir eso -perdón, tengo otra: ¿Hay obras muertas?- porque la relevante es cómo es posible que no haya pasado ni un mes desde el anuncio a bombo y platillo y ya se estén planteando incluso comenzar la temporada en Montjuïc con todo lo que eso comporta.

La estrategia de deslizar que el Ayuntamiento ha sido demasiado estricto “con la aplicación literal de las ordenanzas y normativas municipales a la hora de obtener las licencias de primera ocupación” no cuela por mucho que se esfuercen y la imagen y credibilidad de Joan Laporta ha quedado seriamente dañada. Sospecho que muy pocos culés estaban preocupados por si se volvía o no al Camp Nou en el Gamper: ha sido el club el que se ha pegado un tiro en el pie por motivos literalmente inexplicables, porque ni el comunicado oficial ni las declaraciones de Elena Fort sobre obras vivas y aplicaciones literales de ordenanzas ayudan a entender qué leches ha pasado. Utilizando la lógica elemental, o bien han intentado engañar a los socios o son unos ineptos. No hay tercera vía.

Ahora queda el lío de cómo resolverán en septiembre comenzar en el Estadio Olímpic -si el Spotify Camp Nou, como parece, no estará listo- dos días después del concierto programado de Post Malone porque el césped no se pone solo, decidir si continuar hasta febrero en la montaña porque la UEFA no permite cambios de estadio en la fase previa de la Champions y, sobre todo, si el revés tendrá alguna incidencia en la auditoría que Crowe debe presentar ya mismo y que contempla la explotación de los asientos VIP en el Camp Nou por un valor de cien millones de euros que son cruciales para conseguir la regla 1:1. Lo del Gamper, en fin, es lo de menos y aunque el anuncio de Laporta y los altavoces gigantes quedó chulísimo, el ridículo es igual de enorme.

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