Barça

El regreso soñado de Dani Olmo hace volar al Barça de Flick (1-2)

Un gol del vallesano permite completar la remontada en Vallecas de un equipo que suma ya 9 puntos en tres jornadas

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Dani Olmo, en el campo del Rayo

BarcelonaQué guión, el del regreso de Dani Olmo a casa. Una década después de hacer las maletas para irse de La Masia, ayer el vallesano se vistió de azulgrana y dio los tres puntos a un equipo de Flick que vive su particular sueño de una noche de verano. Un gol que da la razón a la dirección deportiva por quererle fichar. Y que justifica los sufrimientos finales para poder debutarlo. Con él en el césped el Barça pudo cambiar el guión del partido de Vallecas, escenario que siempre le resulta incómodo (1-2). El optimismo se ha instalado en el vestuario azulgrana y Flick, tranquilo, rompió la maldición del campo del Rayo, donde Xavi y Koeman se habían picado los dedos.

Nunca es fácil jugar en Vallecas. En un fútbol moderno en el que todos los estadios se parecen demasiado, este campo es como un viaje al pasado. A Flick ya le habían dicho que el Barça llevaba tres partidos de Liga consecutivos pinchando en Vallecas. Y pese a este aviso, en los primeros 10 minutos el Rayo ya había chutado tres veces en la portería de Ter Stegen. Como hace unos años con Iraola, el equipo de Iñigo Pérez es agresivo y valiente. Y de salida ganó todos los duelos directos. El tercero de los disparos acabó dentro de la portería gracias a Jorge De Frutos, que le ganó la partida al lateral Gerard Martín, que se estrenaba como titular y permitía dar descanso a Balde. El centro de De Frutos lo remató Unai López, demasiado solo. Flick había sorprendido precisamente por variar poco la alineación, con ese único cambio respecto al equipo que había ganado los primeros partidos. Dani Olmo, pues, debía esperar en el banquillo para debutar cuando al fin ya tenía la ficha tramitada después de un serial medio trágico medio cómico.

El vallesano se mordía las uñas en el banquillo al ver a sus compañeros incómodos, poco solidarios en ayudas defensivas. Pero golpeó el gol, pero el Rayo se dejó someter. Retrasó la defensa y esperó, intentando recuperar el balón para dañar la contra, ya que el Barça arriesgaba mucho, con todos los jugadores de campo muy avanzados. Lamine siempre era defendido por dos jugadores, uno de ellos el agresivo Pacha Espino, un jugador que como le ocurre al campo de Vallecas parece salido de la década de los años 70.

Pedri, celebrando el gol en el campo del Rayo

Con Lamine bien defendido, quien encendía la luz era Raphinha con sus carreras interiores, que creaban complicidades con Pedri. El brasileño ha empezado la temporada acertado y Flick confía en él, pero no era suficiente. Sus carreras eléctricas y sus pases al primer toque permitían al Barça ir avanzando, cada vez más arriba, cada vez más cerca del área rival, pero Rayo no sufría mucho. Ferran no hacía nada y Lewandowski, frustrado al no tocar el balón, salía del área en ocasiones visiblemente nervioso. El Barça no estaba fino. Como casi ocurre cada año, volvía a caer en la trampa del Rayo.

Flick era lo primero que lo sabía, todo. Así que en el descanso ya hizo entrar a Dani Olmo, que 10 años después de dejar La Masia para marcharse a Zagreb en el 2014 debutaba vestido de azulgrana. El sacrificado fue Ferran, que había hecho poco. El terrassense tomó el mando del equipo, jugando de por medio, cerca de Pedri. Y el equipo mejoró rápidamente, ganando equilibrio y animando a Gerard Martín a ser más ofensivo por su parte. Lewandowski por fin pudo ser protagonista dentro del área, pero no llegó por centímetros a un centro de un Raphinha omnipresente. Poco después, Dani Olmo dejaba temblando el larguero con un disparo que parecía destinado a la gloria de ser un gol pero que acabó fuera. El empate parecía estar cocinando, y llegaría a los 60 minutos gracias a la complicidad entre Raphinha y Pedri. Es una fórmula matemática que no suele fallar: si unes dos jugadores con talento en una misma jugada ocurren cosas.

El Barça elevó su juego con Olmo en vez de Ferran. El jugador de Terrassa parecía querer justificar el dinero gastado y los mil trucos para conseguir inscribirlo en la Liga. Flick sabía que era el momento de castigar a un Rayo fundido e hizo entrar a Balde. Y el segundo gol catalán no tardó en llegar gracias al olfato goleador de Lewandowski, que pasó de la euforia al palmo de nariz cuando el VAR detectó una pisada leve de Koundé a un rival justo al inicio del acción. Era falta, pero en posibles penaltis a Olmo y Koundé, el VAR estaba apagado. Asustado, el Rayo fue deteniendo el ritmo como podía, con alguna falta, como la que recibiría Pedri al final del encuentro. También acabó lesionado Marc Bernal, lesión grave, en ese caso. La parte negativa de un buen partido.

Un buen partido con final dulce y gol del triunfo en los últimos minutos. Y el gol tenía que hacerlo Dani Olmo, tras una gran jugada de Lamine. Si estos dos chicos se entienden, el Barça quién sabe dónde puede llegar. Ya lo tiene el fútbol, ​​eso. Nos regala historias que parecen ideadas por un guionista, cuando en realidad es todo mérito de los futbolistas que han trabajado mucho por vivir momentos así. Dani Olmo ha llegado al primer equipo del Barça haciendo un viaje muy largo por Croacia y Alemania. Pero ha merecido la pena, al parecer.

  • Rayo Vallecano: Cárdenas, Espino, Adbul Mumin, Lejeune, Balliu, Unai López (Ciss, 55'), Valentin (Chavarria, 67'), De Frutos (Gumbau, 63'), Isi, Álvaro García (Embarba, 55') y Camello (Nteka, 63').
  • FC Barcelona: Ter Stegen, Koundé, Iñigo Martínez, Pau Cubarsí, Gerard Martin (Balde, 63'), Marc Bernal, Pedri (Fermin, 90'), Lamine Yamal (Pau Víctor, 93'), Raphinha, Ferran Torres (Dani Olmo, 46') y Lewandowski.
  • Goles: 1-0 Unai López (9'), 1-1 Pedri (60') 1-2 Dani Olmo (82')
  • Arbitro: César Soto Grau (Castilla y León)
  • Tarjetas amarillas: Isi Palazón (47'), Mumin (72') y Ciss (89').
  • Tarjetas rojas: ninguna
  • Estadio: Vallecas.
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