Laporta, indignado y dolido, da una nueva oportunidad a Koeman
El presidente no acabó satisfecho con la imagen ofrecida por el equipo pero esperará a los próximos partidos antes de tomar decisiones
BarcelonaLas noches se alargan en el Camp Nou. Suele pasar. Mateu Alemany salía de las oficinas a las 4 de la madrugada el día del cierre de fichajes, satisfecho por haber cerrado a tiempo una operación muy importante para cuadrar los sueldos: enviar a Griezmann a Madrid. La madrugada del martes al miércoles, en cambio, tocaron caras largas. Después del desastre contra el Bayern, una buena parte de la directiva se quedó en el palco. Joan Laporta, el vicepresidente Rafael Yuste y el director de fútbol, Mateu Alemany, salieron del Camp Nou tres horas después del final del partido, pasadas las dos de la noche. También Gerard Piqué se quedó mucho rato en el estadio, hasta la 1, a pesar de que no habría estado presente en la reunión que improvisó un Laporta siempre expresivo. Tanto, que no escondió la disconformidad por la actuación del equipo. Había acabado de presenciar cómo por primera vez desde que se registran estadísticas en la Champions el equipo no chutó ni una sola vez entre los tres palos del rival.
El entorno del presidente Laporta admite que salió muy disgustado del Camp Nou. El retorno de muchos aficionados a un partido de Champions también sirvió de termómetro. Koeman fue silbado y se llegó a ver una pancarta que pedía su destitución. El abucheo a Sergi Roberto fue de los fuertes y cuando el Bayern ya hacía lo que quería en el campo, el socio se acordó de Josep Maria Bartomeu. Laporta, que vio cómo algún directivo suyo se encaraba con unos aficionados debatiendo sobre qué habría que hacer ahora, sabe que los socios tienen claro que el gran culpable de todo es el anterior mandatario. Pero también sabe que él es el encargado de encontrar las soluciones para animar a unos culés que salieron cabizbajos del Camp Nou. Y si antes del partido ya hizo un vídeo en las redes sociales pidiendo paciencia y apoyo, tuvo que hacer otro después del naufragio. Forma parte de la nueva estrategia de comunicación del club, encabezada por Paloma Mikadze, que quiere acercar a los seguidores el mensaje de un presidente que, a diferencia de otros del pasado, no tiene miedo de las cámaras. Laporta no esconde sentirse “tan dolido e indignado como todos vosotros”, pero admite que una derrota contra el Bayern era “uno de los escenarios previstos": "Pedimos confianza en los que dirigimos el club. Necesitamos este margen de confianza. Y no tengáis ninguna duda: lo arreglaremos”, sentenciaba.
El nombre encima de la mesa, claro, es Ronald Koeman. A la espera de poder reforzar al equipo en el mercado de invierno, cuando por fin se podrá invertir dinero para fichar a jugadores como Dani Olmo, el vallesano del RB Leipzig, el nombre del técnico neerlandés no genera consenso justo cuando toca la renovación. En el encuentro de esta madrugada en el estadio, de quien se habló más fue de Koeman. A pesar de que tanto el presidente como el técnico se pasaron las horas previas del partido afirmando que su relación era muy buena, en el Barça cuesta mucho esconder que el técnico nunca ha sido la primera opción de un Laporta que prefería a alguien más ofensivo. El día después del cierre del mercado de fichajes, Laporta hizo un almuerzo con algunos periodistas e insinuó que la renovación de Koeman estaría vinculada a apostar por un estilo más ofensivo. Y a recuperar a jugadores como Umtiti y Riqui Puig. El técnico neerlandés respondió a través de medios de su país diciendo que Laporta quizás “hablaba demasiado”, pero después los dos consiguieron calmar las aguas. “Somos una piña. Koeman está muy bien y muy motivado porque sabe que desde el club le damos todo el apoyo y tiene todo nuestro respeto. Tenemos que mirar hacia adelante porque vienen partidos muy complicados. Estoy seguro de que todo saldrá bien, porque somos una piña, tanto en el vestuario como en las relaciones de los entrenadores con la junta directiva, vamos todos en la misma dirección y estamos muy motivados”, dijo Laporta. Pero la mala imagen ofrecida contra el Bayern vuelve a dejar cuestionada la figura de Koeman.
Así, los tres partidos de Liga de los siete días próximos contra rivales teóricamente inferiores –Granada, Cádiz y Levante– pueden ser claves. Antes de tomar ninguna decisión sobre renovarlo o apostar por otro técnico, en la zona noble del Camp Nou quieren ver cómo salen unos partidos en los que esperan ganar. Y esperan ver un juego más atractivo. Llegan días cruciales para Koeman.