Barça

La tecla mágica de Flick para desactivar (y terminar goleando) al Bayern

Los bávaros tuvieron tramos cercanos al 80% de la posesión en la primera parte

Hansi Flick dando instrucciones en el partido ante el Bayern del miércoles.
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BarcelonaEl Barça protagonizó el miércoles una goleada de inflexión en la Liga de Campeones contra el Bayern de Múnich. Bajo la batuta de Hansi Flick, el jovencísimo conjunto azulgrana pasó por encima de su bestia negra en la máxima competición europea. Hacía nueve años que el gigante bávaro no perdía un partido contra los catalanes. La última vez fue el 3-0 en el Camp Nou con Messi rompiendo la cintura de Boateng en una jugada planetaria que sentó las bases de la quinta Copa de Europa, levantada en Berlín frente a la Juventus. Y la penúltima fue en el 2009, también en el estadio culé, en la ida de una eliminatoria previa a sumar la tercera Champions ante el Manchester United en Roma (4-0). Ambos precedentes son señalados, sin duda.

La tercera victoria en 16 duelos ha sido apenas esta semana. El tiempo dirá si, como marca la tradición, termina con la gloria continental. De momento, lo que sí se puede explicar es algún detalle sobre cómo se gestó la goleada que llena de confianza al Barça de cara a este sábado en el Bernabéu. Porque aunque el resultado fuera contundente (4-1), hubo fases del partido ante el Bayern en las que los culés fueron a remolque del oponente. En este sentido, el gol de Raphinha en el primer minuto sirvió de almohada, ya que los alemanes salieron al césped mejor colocados y supieron desactivar a los principales creadores de peligro de los catalanes: Lamine Yamal y Pedri. Fruto de ese dominio territorial, en la primera media hora de juego, los de Vincent Kompany tuvieron picos superiores al 70% de la posesión de la bola, mientras que los de Flick sólo podían proponer pelotazos para Lewandowski. En ese tramo, Kane marcó dos goles. Sólo uno subió al marcador. El otro fue anulado por un fuera de juego apretado.

Preocupado por la desorganización de su equipo, Flick tuvo que dar retoques sobre la marcha. Se le vio muy insistente con el posicionamiento de Balde, que sufría bastante por su zona con las incursiones de Olise y Guerreiro. Sin embargo, según ha podido confirmar el ARA, la medida más efectiva fue colectiva y, en cierto modo, contracultural teniendo en cuenta la receta que el propio entrenador alemán ha instaurado este inicio de curso.

La solución encargada por Flick fue retrasar unos metros la línea defensiva para minimizar el peligro de desmarcada oponente en el espacio. Con este movimiento, el Barça aparcó un poco el riesgo y logró liberar a Pedri y Casadó de correr tanto hacia su portería para vigilar las entradas de segunda línea. Más oxigenados, tanto el canario como el vallesano entraron más en juego, lo que el equipo tradujo en mayor posesión de balón y en dos goles, uno de Lewandowski y otro de Raphinha, antes del descanso.

Liberar a Pedri y Casadó también permitió a los dos centrocampistas encargados de la construcción del juego poder conectar con Lamine Yamal y Fermín en la mediapunta. En este sentido, fue clave la participación del canario y del joven extremo de Rocafonda pidiendo (y reteniendo) el balón en los peores momentos del Barça. También dio un paso adelante, en este sentido, Pau Cubarsí. El rostro de la moneda cambió, precisamente, con el 2-1, en una jugada en la que conectaron Cubarsí, Lamine Yamal, Fermín y Lewandowski. Casadó y Pedri, por su parte, fueron decisivos en el tercer gol: el catalán recupera, hace un tuyo-mia con el canario y dota de continuidad la jugada con un desplazamiento para Raphinha previo al tercer gol barcelonista.

El Real Madrid, menos atrevido que el Bayern

El 3-1 fue imposible de levantar para un Bayern que en la segunda mitad encajó el cuarto. Los bávaros sufrieron los efectos de jugar con la defensa adelantada en los cuatro tantos que recibió Neuer. Un factor que en el Barça, en cambio, Flick corrigió sensiblemente. Ante la disposición en la retaguardia del Bayern, Raphinha fue un peligro con las desmarcadas en el espacio.

De cara al clásico del sábado, sin embargo, la película será bastante diferente. El Real Madrid no toma tantos riesgos con la posición de su línea defensiva y, de hecho, no tiene ningún problema en entregar la posesión al oponente y en encerrarse en su campo para hacer daño a la contra. Flick lo sabe y ya trabaja soluciones para atacar a un bloque bajo como el de Carlo Ancelotti y defender dos balas como Vinícius y Mbappé. Con este plan, los blancos ganaron a los tres clásicos de la pasada temporada, dos en la Liga y la final de la Supercopa.

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