El viaje "inolvidable" que cambió la vida de Balde, Casadó y Fermín
Tres de los actuales integrantes del primer equipo del Barça fueron a Senegal con La Masia hace ocho años

Torelló"En aquella época no sabía ubicar a la mayoría de países donde íbamos. Son experiencias que jamás viviré. Son irrepetibles. Con 15 años ya había viajado más que toda mi familia", admite Eric Vega (Masquefa, 2003). Con el Barça viajaron por todo el mundo –a Colombia, Estados Unidos, Japón y por toda Europa–, pero hay un viaje que ha quedado grabado en la memoria por encima del resto: en Senegal, el invierno del 2017 y junto a Alejandro Balde, Marc Casadó, Fermín López y Xavi Simons, otro de los talentos de La Mas. Eran el infantil A. "Es un viaje inolvidable", añade. Recuerda que buscó dónde estaba Senegal en un mapa de casa, con sus padres. "Sabía que era un país africano, pero no tenía ni idea de dónde estaba". Vega acaba de fichar por el Sabadell B, en Tercera Federación, después de meses sin poder disfrutar del fútbol por culpa de dos lesiones en la rodilla izquierda.
"Quizás sí que teníamos un poco de miedo, pero más que miedo era incertidumbre. No sabíamos qué nos encontraríamos", subraya David Navarro (Barcelona, 2003). Recuerdan las vacunas en Barcelona. La llegada a Senegal. El viaje en autobús desde el aeropuerto, con los ojos clavados en las ventanas. Y el hotel. Cómo olvidarlo. "Era una auténtica barbaridad. Era espectacular. De lujo, de cinco estrellas. Las habitaciones, las piscinas, la comida: todo. Era impresionante", dice Miki Juanola (Lloret de Mar, 2003).
Navarro afirma que salir del hotel, atravesar esa puerta, suponía "un choque de realidad brutal": "Era cómo cambiar de película. Era un contraste muy impactante. Era impresionante ver lo que podía cambiar un muro, de un lado a otro", dice. Bastaba andar unos metros para descubrir la realidad, tan cruda y tan ajena. La calle del hotel era la única que estaba asfaltada. El resto estaban de tierra y estaban llenos de casas a medias, construidas con cuatro ladrillos, plásticos y telas, de gente que venía o mendigaba, de perros callejeros e incluso de cabras devorando basura porque no había nada más. También recuerdan un mercado de pescado. "Tenían todo el pescado en el suelo. Había moscas por todas partes y olía muy fuerte. Era un mercado que no podrías ver en Catalunya o en España. En ningún lugar de Europa", asegura Arnau Ollé (Vilassar de Mar, 2003). Un día vio a un señor que bañaba un caballo dentro del mar: "Todo eran cosas muy nuevas para nosotros. Era un choque tras otro. Era como entrar en otro mundo".
"Teníamos quince años, pero las diferencias eran tan abismales y extremas que era imposible no darse cuenta de la situación que había allí y reflexionar sobre ella", destaca Juanola. Habla de una experiencia de vida muy enriquecedora y Vega hace que sí con la cabeza: "En estas edades no piensas y no eres consciente de todo lo que hay en el mundo. Y todavía hay gente de mi edad y mayor que no lo sabe. Un viaje de estos te hace abrir los ojos. La diferencia entre la vida que teníamos nosotros y la de vida". La lección que aprendieron es que todo el mundo se reía y sonreía y era feliz, sin embargo. Navarro explica que en Senegal comprendieron "que somos unos privilegiados, que hay que valorar lo que tenemos en casa y que hay gente que en realidad vive así".
También visitaron una escuela y un orfanato y un día se fueron a bañar en la playa y acabaron haciendo una pachanga descalzos sobre la arena con niños del pueblo. Juanola dice que seguramente fue el partido de fútbol más bonito de su vida: "Con toda la presión que teníamos y que tenemos nosotros siempre, eso fue muy puro. Muy realista. Allí sólo contaba jugar, divertirse y pasar el rato". "Era la vida. Niños jugando al fútbol, todos mezclados. Viviendo. Como ocurría muchos años atrás aquí", dice Carles Martínez (Barcelona, 1984), el entrenador. El viaje se realizó para disputar dos amistosos contra una selección africana de la academia Aspire, con una derrota (3-2) y un empate (1-1).
Talento, hambre de títulos y alma
Pero en Senegal el fútbol fue "del todo secundario. El fútbol sólo fueron dos ratos dentro de los días que estuvimos allí". Habla de un niño con una camiseta blanca que se había escrito Luis Suárez y un 9 con un rotulador. Tenía muy claro que el viaje a Senegal debía aprovecharse para vivir: "No podíamos malgastar el día en el hotel".
Martínez entrenó un año la generación de Gavi (2004) y dos la de Balde, Casadó y Fermín (2003), quizá menos talentosa que otros pero con más hambre y alma. La temporada del viaje a Senegal fue la primera de Casadó y Fermín en La Masia. "El Fermín sufrió mucho hasta que hizo el cambio, pero veías un talento enorme. El Balde siempre ha tenido una potencia increíble. Y el Casadó era un líder. Es uno de los jugadores más listos que he entrenado", dice Martínez. Hoy entrena el Toulouse, décimo en la Ligue 1.
Ollé juega y estudia en una universidad de Carolina del Norte. Navarro y Juanola, internacionales en categorías inferiores, están en el Alcorcón y en el segundo equipo del Basilea, en las terceras divisiones de España y Suiza. Los casos de Balde, Casadó y Fermín, y más aún los de Lamine Yamal y Pau Cubarsí, quizás pueden hacer pensar que ya van tarde. Pero sólo tienen 22 años. "El sueño no se ha perdido", afirma Navarro. Juanola habla con orgullo y con una felicidad "inmensa" de sus tres excompañeros, pero asegura que "hay tantos factores que nunca puedes decir si un jugador va a llegar o no va a llegar". "Yo no me habría jugado la mano ni porque alguien llegaría ni porque alguien no iba a llegar", reflexiona.
Biznet de carpintero, Juanola compró en Senegal una máscara de madera hecha a mano y se lo regaló a su abuela. Ocho años después, sigue colgada en una pared de su casa. Será un recuerdo para siempre. La máscara y el viaje.