El equipo de fútbol sala nacido para luchar contra la exclusión social
El Fútbol Sala Garbí de Vilanova y la Geltrú es un equipo formado por jóvenes provenientes de centros abiertos y se trata de un proyecto pionero en la ciudad
Vilanova y la GeltrúCae el sol en Vilanova y la Geltrú. Las puertas de la escuela Sant Jordi se abren para recibir a jóvenes de entre 16 y 23 años. La pista de cemento al aire libre brilla con los focos que hay en cada esquina y que se encienden para iluminar el entrenamiento de cada miércoles y viernes. Se prepara el Fútbol Sala Garbí Vida Festival, un equipo formado por quince chicos de distinta procedencia. Algunos han venido en camión. Otros, en avión. Con ilusiones y sueños varios pero una afición compartida: el fútbol.
"Desembarqué en Almería en un camión que venía en ferry desde Marruecos", relata Mohammed, portero y capitán del equipo, que nunca pierde la sonrisa que le caracteriza. Su llegada a Catalunya no fue fácil. Es el hermano mayor de una familia que está en el continente africano. Él sabía que su futuro estaba en Europa. Después de ir en autobús de Andalucía a Barcelona, le llevaron a vivir durante dos años a un centro de menores de Vilanova. Más tarde, se instaló en una familia de acogida durante cuatro años y hoy en día, con 22 años y trabajando en una empresa de cuadros eléctricos, vive ya solo.
David, en cambio, vino en avión para ampliar unos estudios de diseño que no podía costear en su Venezuela natal: "Cuando atravesé el océano tenía emociones diversas. Era la primera vez que me separaba de mi familia. La situación en mi país es difícil", explica un joven que, sin embargo, todavía no puede hacer realidad su sueño. "Ahora estoy trabajando de mozo de almacén y todo lo que gano lo destino para estudiar en un futuro". Quiere que sus padres vengan a Europa, pero lo ve difícil.
Cada persona es un mundo, pero todos quieren ayudar a los suyos, como Rachid. Mecánico en el Ayuntamiento y orgulloso de ser de la región de Barbaria, el pívot del equipo de momento sólo quiere trabajar para apoyar a la familia, que está en Marruecos. "Llegué solo a Catalunya con dieciséis años y me instalé en el centro de menores de la ciudad. Quiero pagarme el piso e ir pasando dinero a mis padres, mis dos hermanos y las tres hermanas. La intención es que se queden a vivir allí", explica con timidez.
Precios abusivos para jugar al fútbol
Entrenados por Joel Arenas, educador social e ideólogo de este proyecto, Garbí fue creado para luchar contra la exclusión social y los precios abusivos que no permiten que los jóvenes puedan inscribirse para hacer deporte. "La idea nace a partir de una necesidad que observo y que todavía no había estudiado. Hay muchos jóvenes en la ciudad que no tienen acceso al fútbol una vez terminada la secundaria, ya que los clubs privados tienen unas cuotas muy abusivas para ellos", comenta Joel.
Todo se gestó en abril del año pasado, seis meses antes de empezar a jugar en la liga no federada de fútbol sala de los Cuarteles: "Hablé con la cooperativa de iniciativa social Actua, en la que trabajo, para poder llevar a cabo la idea. Busqué patrocinadores para poder pagar las fichas, los árbitros, las equipaciones y el material". Sin embargo, la búsqueda de los sponsors fue uno de los aspectos que más costó. Algunos no contestaban, puesto que se trataba de un proyecto nuevo, pero los negocios de la zona acabaron ayudando: "El Vida Festival es el patrocinador principal, que nos da gran parte del presupuesto, pero también hay otros que nos dan un soporte distinto".
La mayoría de chicos llegaron al Garbí a través del boca-oreja, pero algunos fueron derivados de pisos tutelados mediante la Oficina Jove y otros, por la Red de Centros Abiertos de la ciudad. El 21 de octubre llegó el primer partido. ¡Y la primera victoria! Y eso que pensaban que no podrían competir al nivel del rival. La motivación grupal hizo que ganaran por 6 a 1. "Vi la importancia y la relevancia del proyecto en ellos. Cuando vi todo esto, pensé: «Ha merecido la pena. Todo lo que venga de aquí hacia adelante también lo valdrá»", recuerda, con orgullo, el entrenador.
Más que un equipo de fútbol
Pero no es sólo un equipo de fútbol sala. Sus valores van más allá de la pelota. Son un ejemplo de inclusión social, de adaptarse a la ciudad y sus actividades culturales. "Quiero que los chicos creen un sentimiento de pertenencia, que puedan hacer red y participar en actividades comunitarias de la ciudad", apunta Joel. Y así está siendo desde la creación del equipo. Han realizado varios talleres, como el que hicieron con los Bordegassos, la colla castellera de Vilanova, o el que organizaron para introducir en el fútbol sala a un grupo de jóvenes de la Red de Centros Abiertos.
Mohammed es uno de estos ejemplos de adaptación al lugar al que llegan. Lleva integrándome en Vilanova y la Geltrú desde el primer día que pisó la ciudad: "Estoy inscrito en Bordegassos, soy árbitro de fútbol en el Consell Esportiu del Garraf, me he sacado el curso de monitor de ocio y acabé siendo monitor en el esparcimiento del Dragón Mágico". "El primer año me costó adaptarme. Era un país diferente y no sabía catalán ni castellano. Quise buscar cosas interesantes para poder integrarme en Vilanova. Ahora me siento un vilanovín más", añade el guardameta, con alegría.
El sol ya ha desaparecido por el macizo del Garraf y sólo se respira fútbol en la escuela Sant Jordi. Entre sonrisas, los chicos están haciendo un rey de la pista –hay tres equipos, dos juegan y el que gana tiene derecho a seguir jugando. Se trata de hacer deporte durante la hora y media que dura el entrenamiento de preparación para una liga en la que van quintos. Están a dos puntos del play-off de ascenso y les quedan cuatro jornadas para terminar su primera temporada.
Aunque los resultados pasan a un segundo plano. Lo importante es que los jóvenes tengan un sentimiento de pertenencia. El Fútbol Sala Garbí es un ejemplo de inclusión social, un modelo a seguir con origen en Vilanova y la Geltrú, pero formado por muchas raíces culturales.