Fútbol catalán

Jugarse la temporada de resaca y con quemaduras en el pecho

Un sábado de Patum, el Berga visitaba a Torelló en un partido decisivo para subir a Primera Catalana

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Los jugadores del Berga, en el hotel, antes de jugar contra el Torelló

TorellóCuando los jugadores del Club Esportiu Berga cogieron el rotulador para rodear en rojo el pasado fin de semana en el calendario para el partido contra el Torelló, una final en la lucha por el ascenso a Primera Catalana, encontraron que ya estaba marcado: coincidía con la Patum. Aunque el capitán, Marc Torres (Bagà, 1994), aseguraba que le era "indiferente", el suyo era un caso aislado. Oriol Ruiz (Berga, 2003), futbolista del club rojiblanco desde que tiene uso de razón, contaba con la voz rota: "No quiero ponerme demasiado sentimental, pero es nuestra mejor semana. Lo llevamos muy adentro y nos sentimos muy orgullosos de formar parte de ella”. "Lo mamamos desde pequeños", acentuaba Guillem Maza (1993). También es de Berga, como la mitad del equipo. Y los que no son hijos de la zona.

Es sábado por la mañana, unas horas antes del partido, y hablan en torno a una mesa de la terraza de un hotel de Ripoll. Una semana excepcional pedía rutinas excepcionales. El entrenador, Pau Morral (Navàs, 1993), los concentró la noche del viernes para alejarlos de la fiesta. "Las noches del miércoles y el jueves ya pasarán suficiente factura. Con una tercera, la del viernes, sólo faltará que el sábado aplaudimos al rival antes de empezar", bromeaba, la semana anterior al programa de Catalunya Ràdio Fútbol catalán.

"Es mejor que hayamos venido aquí porque más de la mitad del equipo habría salido", admite Oriol Ruiz. Patum tira demasiado. Tiene una quemadura en el pecho de estos días, en la que la fiesta acababa cuando ya estaba a punto de salir el sol. "Se nos hizo de día. Los dos días", confiesan riendo Maza y Ruiz. El equipo entrena los martes, jueves y viernes, pero el cuerpo técnico decidió suspender la sesión del jueves y sustituirla por trabajo específico individual el miércoles. La mayoría lo hicieron juntos en el gimnasio: ducha y hacia la Patum. El viernes, día de Patum infantil pero con conciertos programados por la noche, se entrenaron por la tarde, cenaron juntos un bocadillo en el chiringuito que el club tiene montado en el paseo durante la fiesta y condujeron hacia Ripoll. Cuatro cervezas en la terraza y dormir.

"Antes de Navidad vimos que podía caer así –comenta el entrenador–. Un día cenando lo planteamos medio en broma y la primera respuesta fue «Loco, por Patum?», pero se lo han tomado mucho bien y están supercontentos. No es sólo para la Patum: también porque es un rival directo y el último desplazamiento. equipo. Estas cosas se recuerdan". Los jugadores le dan la razón. Reconocen que la posibilidad de un ascenso vale más que una noche de Patum. ¿Y que dos? "Pasapalabra", responde Ruiz.

De vendedores a banqueros, los oficios de los jugadores del Berga

Ruiz entrena a un equipo del club y dos veces a la semana va a buscar fruta a Mercabarna con su tío. Maza trabaja en un banco. Torres es albañil. Y papá. "Es un jornal, también, eh", se ríe. Se entrenan a las ocho y media de la tarde y cuando llega a casa, sobre las 11, su hija ya duerme. Tiene cuatro años. "Entrenarme no me gusta mucho. Los partidos, sí. Pero ir a entrenarse cuesta. Hay días de todo, pero sobre todo en invierno se me hace un mundo", admite. El resto hacen que sí con la cabeza. "Pero una vez allí ya está", subrayan.

Una vez allí, dicen, encuentran alegría y desconexión. Y cierto regreso a la infancia. Cobran justo por pagar la gasolina y los gastos. "A alguno todavía le hace la maleta la madre", dice Torres riendo. Giran la cabeza donde está Ruiz: "No, no. A mí ya no, eh. A mí ya no, loco". Llevan muchos días centrados en el partido y en la Patum, a partes iguales.

Mientras responden, uno oscura un cigarrillo. "Fuman más de uno, de dos y de tres. Y ya que deben hacerlo prefiero que esté aquí, que estemos juntos. La idea es encontrar un equilibrio entre competir en el campo y disfrutar y desconectar fuera", dice Morral. El equipo, habituado a vivir a Segunda Catalana, quiere subir por primera vez a Primera. "¿Cuántas veces estaremos en una situación así?", dice Iván Gil (Gironella, 2000). Celebra que "se está recuperando el fútbol comarcal y el interés por el equipo del pueblo, con campos cada día más llenos". Y Ruiz, el más joven, concluye: "El plan es ganar y subir deprisa hacia Berga a quemarlo todo".

Pero no pudo ser. El partido acabó con empate (0-0) y la última jornada determinará qué equipo sube directo y qué dos disputan la promoción, entre el Natació Terrassa (68 puntos), el Torelló (68), el Berga (66) y el Ripollet (65). Pero, dejando a un lado el marcador, antes de cambiar los crocs de la mañana, en la terraza del hotel de Ripoll, por las botas de la tarde, en el campo de Torelló, el Berga ya había ganado. Pese a perderse una noche de Patum.

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