La normativa antiindependista que ha servido para amenazar a las futbolistas
La nueva Ley del Deporte aprobada en 2022 amplía las sanciones de la de 1990
BarcelonaLa convocatoria de Montse Tomé dejó entre la espada y la pared a las 20 futbolistas que previamente habían pedido no ser convocadas hasta que se efectuaran los cambios estructurales pedidos a la RFEF. Con la decisión de la nueva seleccionadora española femenina, la voluntad de las jugadoras se vio coartada por la amenaza de duras sanciones que podían afectar gravemente a su carrera profesional, también en el ámbito de clubs. Así, no tuvieron más remedio que presentarse a la cita todas las convocadas hasta que el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la RFEF acordaron no sancionar a aquellas que quisieran marcharse de la concentración. Entonces, Mapi León y Patri Guijarro regresaron a casa.
Pero el origen de esta normativa que sanciona a los deportistas convocados por una selección española que se niegan a ir ni mucho menos está relacionado con casos como el esperpento vivido esta semana. "La Ley del Deporte de 1990 es la primera que contempla este tipo de sanciones y es evidente que, pese a que la normativa no lo mencione, se trata de una medida que tiene que ver con la situación de España en relación con los nacionalismos que hay en el Estado", explica al ARA Xavier-Albert Canal, abogado especializado en derecho deportivo que formó parte de la comisión de disciplina del Barça. De hecho, hasta el caso de las jugadoras de la selección española femenina, las demás ocasiones que la normativa había estado cerca de aplicarse siempre habían tenido que ver con el sentimiento nacionalista que había provocado el rechazo del deportista a defender a España deportivamente.
Todavía se aplica la Ley del Deporte de 1990
El Congreso de los Diputados aprobó el pasado año una nueva Ley del Deporte que entró en vigor el 1 de enero de 2023. Desde entonces, el artículo 104 tipifica como infracción muy grave "la falta de asistencia no justificada a las convocatorias de las selecciones deportivas nacionales, así como la no puesta a disposición de las selecciones nacionales de las personas deportistas que hayan sido designadas para formar parte de las mismas". Y el artículo 108 especifica cuáles son las sanciones: una multa de entre 3.001 y 30.000 euros y la suspensión de la licencia federativa durante un período de entre dos y 15 años. De todas formas, estas sanciones todavía no se aplican debido a que no se ha aprobado el nuevo reglamento de solución de conflictos.
Por tanto, en caso de que hubiera habido sanción para las jugadoras de la selección española femenina de fútbol, la misma se hubiera tenido que ir a buscar a la Ley del Deporte de 1990. La principal diferencia entre la vieja y la nueva es que el período de suspensión de la licencia federativa disminuye en la primera, la cual es de entre dos y cinco años. "En el ámbito europeo, únicamente Italia y Chipre tienen una legislación similar a la española para los deportistas que se niegan a ir con la selección estatal", informa Canal. Pero el reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de jugadores de la FIFA dice que, "por regla general, todo jugador inscrito en un club se obliga a responder afirmativamente a la convocatoria para formar parte de unos de los equipos representativos de la asociación del país del que tiene la nacionalidad".
Los precedentes de Oleguer Presas, Miquel Masoliver y Nacho
El caso más mediático de un jugador que no fue convocado por la selección española de fútbol a causa de sus sentimientos independentistas es el de Oleguer Presas, exfutbolista del Barça y del Ajax. El sabadellense llegó a acudir en el 2005 a una jornada de convivencia con la selección española, pero allí mantuvo una conversación con el entonces seleccionador Luis Aragonés que provocó que no le volviera a citar. "Le conté mi forma de ver el mundo y de ver que si no existe la suficiente implicación o sentimiento, creo que era mejor que fueran otras personas", explicó Oleguer en una entrevista en Rac1 unos años más tarde.
Pero Oleguer no es el único catalán que se ha negado a ser convocado por una selección española por este motivo. Más o menos en las mismas fechas, en el 2006, Miquel Masoliver, jugador de hockey patines del Barça, renunció a disputar el europeo que se celebró en Italia tras aparecer en la lista de convocados. Pese a que se le amenazó con aplicarle la sanción estipulada por la Ley del Deporte, finalmente alcanzó un acuerdo con la Real Federación Española de Patinaje (RFEP) para ser desconvocado.
Otro caso es el del futbolista gallego Jose Ignacio Fernández Nacho, que jugó en las filas del Compostela durante los años 90. El lateral también hizo pública su negativa a ir convocado con la selección española de fútbol. El entonces seleccionador Javier Clemente le incluyó en 1995 en una lista de futuribles jugadores para disputar la Eurocopa de 1996 en Inglaterra, pero Nacho explicó que consideraba que había "gente en España que lo puede hacer muy bien y que se identifica bien con la selección española, lo que me parece fenomenal, pero no es mi ambición". Clemente finalmente no le convocó para la cita europea.