PRIMERA DIVISIÓN

"Debemos dejar de pensar como catalanitos y hacerlo a lo grande"

Joan Sagué, el tercer futbolista con más partidos de la historia del Girona, repasa el pasado, el presente y el futuro de la entidad

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Joan Sagué

GIRONAEl 1 de septiembre de 1985, Joan Sagué (Girona, 1967) debutó con la camiseta rojiblanca en un partido de Tercera División, en Lloret. "Ganamos 2-3", recuerda. La entidad gerundense no vivía unos años fáciles. Llevaba tres cursos enfangada en Regional Preferente y enlazaría unas temporadas en las que el techo sería, como mucho, la Segunda División B. Y de problemas, todos los que queráis: de lo que menos se hablaba en la ciudad era de fútbol. El caos para conseguir cuatro duros y solucionar las deudas eran el pan de todos los días. Pero volvamos a Lloret y al estreno de un futbolista que no sería uno cualquiera. "Cómo son las cosas, que ese día no tenía que jugar. Lo hice por la desgracia de un compañero, Francesc Valero. Era él quien debía ser titular, pero se rompió quince días antes. Y me hicieron salir a mí". La semana siguiente se vistió de corto por primera vez en Montilivi, en la derrota ante el Mollerussa (0-1). En el estadio había una entrada discreta, con tan sólo unos cientos de espectadores. "Nada que ver con ahora, ni de cachondeo", argumenta lo que ha acabado siendo el tercer futbolista con más partidos de la historia del Girona, con 306, repartidos entre 1985 y 1993. "Algo debió de hacer bien, ¿no? ", se pregunta. Los dos primeros, Isidre Sala y Fèlix Farró, murieron hace un tiempo, lo que sitúa a Sagué como el futbolista vive con más partidos. Es historia de un club que este sábado visita Las Palmas (14 horas, Movistar LaLiga).

"Había campos que eran jodidos y desagradables. Tengo muy presente una temporada que tuvimos una rivalidad durísima con el Manlleu, donde tuvimos que ir entre semana porque el partido original se había suspendido. El ambiente era muy hostil.O todos los campos de tierra de Barcelona que nos esperaban los domingos por la mañana. Salíamos de Girona a las ocho, y hacia el Júpiter o l'Horta, con las pelotas Mikasa. Pilar de Horadada, Tomelloso... Buf, este de Tomelloso nos tocó un 30 de diciembre. Autobús, carretera y manta. Volver a las cuatro de la madrugada y hacer filigranas para estudiar al día siguiente", reflexiona el gerundense. llegó a dedicarse plenamente al fútbol. Después del Girona ficharía por el Figueres, que había estado a punto de subir a Primera pero que había bajado a Segunda B. "En los desplazamientos viajaban el entrenador, el delegado y Ricardo Soley, que hacía de encargado de material, de masajista y de todo. Si no contamos a los jugadores, eran tres".

"En Montilivi nos hacían entrenar a las 19 horas y tres veces por semana. De hecho, como profesional nunca he tenido sesiones por la mañana. Era como cualquier chaval, que sale de la escuela y va con el suyo equipo", especifica Sagué, uno de los últimos libres, como se conocían antes algunos centrales de la época, según el sistema táctico que se utilizaba. "Primero era más marcador, pero como era rápido y me posicionaba bien en el campo cambié las funciones. Jugábamos con defensa de tres (dos marcadores y el libre) y dos carrileros". "Antes los defensas no eran los protagonistas –matiza–. Y nos criábamos en la calle. Soy del barrio de Sant Narcís, allí me formé".

El debut de Sagué (el primer de pie empezando por la derecha) en Montilivi, en 1985.

Reuniones en el despacho del alcalde

Sagué es director de la delegación de Figueres de la asesoría de empresas Grup Gestió Girona, donde lleva veinte años trabajando. "Hice la carrera de económicas y soy asesor fiscal. Si hubiera jugado más en serio a fútbol quizás no debería levantarme, pero el despertador suena cada día a las 6.45 horas [ríe]. Las jornadas son largas, sí" , expone. En el despacho no hay nada que indique su trayectoria futbolística. "Solo tengo el llavero del Girona para las llaves de casa". "El carácter que tengo como persona lo reflejo tanto en el campo como en el despacho. Me caracterizo no por la virtuosidad, sino por el trabajo, la regularidad y por ser un jugador de equipo".

Su liderazgo en Montilivi hizo que tuviera que intervenir, a lo largo de los años, en los numerosos conflictos económicos entre club y plantilla. "Hubo muchas crisis. La de Salamanca, por ejemplo, que nos plantamos allí dependiendo de nosotros para subir a Segunda, pero con una junta gestora gobernante, y salimos desencantados del Girona. Piensa en la presión que tenía. Con 24 años, siendo desde hacía unos cuatro años capitán o unos de los capitanes, y yendo al despacho del alcalde Joaquim Nadal para ver qué hacíamos o qué no hacíamos". Si los adios nunca son fáciles, el de Sagué no fue una excepción. "Quiero al Girona, pero me fui quemado. Y eso que sabía que traicionaba a mucha gente, porque me tenían muy bien considerado. Pero tenía que mirar por mí".

La exdefensa rojiblanco no se pierde ningún partido del Girona en el estadio desde su localidad a preferente. "Cuando iba con mi padre jugábamos ante equipos que no sabía ni situarlos en el mapa. Veíamos el Torneo Costa Brava, con el rótulo de Empuriabrava allí detrás. Las almohadas rojas, lo que vendía caramelos a la grada ... Yo he visto todo esto, y en Montilivi se ha hecho una comunidad muy bonita. pasará algo, y afrontamos los partidos sufriendo. la Champions haciendo el mejor fútbol de la Liga, pero de largo", finaliza.

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