Un Girona fascinante pone pie y tres cuartos en la Champions

GIRONAAhora sí que no: al Girona no se le escapará la Champions. Es cierto que las matemáticas todavía no lo aseguran y que en Montilivi se ha visto de todo. Pero tampoco ningún equipo rojiblanco había llegado a hacer sentir lo que estos futbolistas han logrado. Será recordada esta plantilla, que hoy se ha llevado los tres puntos de Las Palmas (0-2). Una victoria más, y van veintidós y setenta y un puntos. Hay gente que se pasaría las horas muertas mirando la clasificación. Así de fascinante es todo.

En ningún momento de la temporada el Girona ha puesto de manifiesto su descontento con los arbitrajes. Y ha tenido motivos, claro. Porque han sido varios los momentos puntuales en los que el conjunto de Míchel ha oído que una acción concreta no es que no le haya beneficiado, sino que le ha perjudicado. De vez en cuando, y como excepción, el técnico madrileño alzó la voz. Porque una cosa es que los gerundenses vivan en una fiesta continuada luchando muy por encima de sus expectativas y posibilidades y la otra que les tomen por burros.

Da la sensación de que, desde que el Girona ha dejado de hacer gracia y los clubs grandes se han asustado de verdad, los futbolistas rojiblancos no solo deben competir contra sus rivales en el terreno de juego. También deben competir contra los arbitrajes. Y si está Del Cerro Grande de por medio, como en Las Palmas, aún más. El madrileño, encargado de anular un gol surrealista en Montilivi ante la Real Sociedad por un fuera de juego treinta y siete segundos antes en una jugada distinta, ocupó el VAR en el partido de este mediodía. Y en la primera acción polémica, en el minuto siete, una lipotimia de Moleiro ante David López ha sido castigada con penalti. Figueroa Vázquez se acercó al monitor para ver la repetición, pero ni así cambió de opinión. A la media hora, Moleiro ha repetido el engaño, pero esta vez nadie se ha caído de cuatro patas. Hace quince días, en el Cívitas Metropolitano, al Girona ya le birlaron un penalti clarísimo a Savinho con 1-1 en el marcador. Y podríamos continuar...

Sandro, por cierto, ha enviado el balón directamente a los morros de Gazzaniga, la figura a la que se han aferrado los catalanes para sobrevivir durante mucho rato. Enfrente, el Girona se ha encontrado un equipo que apuesta por una filosofía calcada en la suya. García Pimienta tiene rasgos que recuerdan a Míchel: quiere la pelota, la cuida, se preocupa por hacer un buen juego. En definitiva, ambos invierten tiempo en hacer un crecer un modelo bajo un estilo concreto en el que no hay espacio para la improvisación. Y, ciertamente, da gusto verlos jugar. A unos ya otros. No es extraño que el nombre del técnico catalán de Las Palmas ocupe un lugar pronunciado entre los rumores del universo gerundense para cuando Míchel decida que este cuento de hadas ha terminado.

Ha sido un mediodía de buen fútbol y también de penaltis fallados. Porque al de Sandro hay que añadir el de Artem Dovbyk, pichichi de la Liga. Antes de llegar a la media hora, Eric Garcia fue enganchado por detrás cuando se disponía a rematar un saque de esquina. Ha sido tan claro que estaban obligados a señalarle. Pero Dovbyk remató flojo y mal. También fue malo el rechace de Valles, que dejó el balón a David López, muy hábil y despierto para estar en su sitio cuando tocó y que no perdonó. Ha sido el único disparo destacable del Girona entre los tres palos en toda la primera parte, porque un segundo remate de Dovbyk ha ido a las nubes. Suficiente para adelantarse.

El arbitraje, cuestionable

Y si es justo decir que al Girona le han penalizado un montón de veces últimamente, también hay que decir que ha recibido una pequeña mano para sentenciar el partido al inicio de la segunda mitad. Un ligero pisotón de Mármol en Couto tras una jugada fantástica del brasileño –que ha jugado con un llamativo vendaje en la cabeza porque no hace ni cuarenta y ocho horas estaba en el Trueta en observación por un golpe con Juanpe en el entrenamiento– ha estado castigada con el tercer penalti de la jornada. Si han pitado el de Moleiro, éste también debía silbarse. Ahora bien, si el listón es éste, ya podemos plegar.

Dovbyk ha hecho las paces marcando su decimonoveno gol del curso y confirmando que el Girona, que ha roto la mala racha de cinco derrotas consecutivas en campo contrario, se acerca más que nunca a la Liga de Campeones, con el Europa League confirmada tras la derrota de la Real Sociedad frente al Madrid. La ventaja de los gerundenses, provisionalmente, es de trece puntos respecto al Athletic, que aún debe jugar su partido. Y tan sólo quedan cinco jornadas.

Y el próximo sábado, el Girona, que ocupa el segundo puesto a la espera del partido del Barça, recibirá al conjunto de Xavi en Montilivi con la presencia en la Supercopa de España en juego. Y el prestigio de ser el mejor club catalán de la temporada, claro. En Girona tienen claro cuál de ellos lo es.