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PRIMERA DIVISIÓN

La indiferencia del Girona le condena a una nueva derrota y le acerca al descenso

El Alavés gana un duelo directo en Montilivi, que expresa su malestar con un silbido

Miguel no puede detener a Carlos Vicente, el autor del gol
05/04/2025
3 min
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GIRONADefinitivamente, en Gerona ya se han encendido todas las alarmas. La derrota ante el Alavés, un rival directo en la lucha por evitar el descenso, añadido a la mala imagen, un rasgo distintivo ya recurrente, ha provocado la indignación de Montilivi (0-1). La afición, que no hace mucho idolatraba a su equipo, ahora le silba. De la pasión desatada que había en la ciudad se ha pasado al pánico de comprobar cómo el barco se hunde y nadie pone remedio. Los de Míchel tan sólo han sumado 6 de los 33 puntos en la segunda vuelta, ganando un partido de los últimos trece. Un desastre.

Porque el Girona tiene un problema más grave que los resultados: el equipo lo forman once hombres que visten la misma camiseta pero parece que no se conozcan de nada. El patrón se repite cada semana, con independencia de los escogidos, rival y jornada. Todos once comparten una historia común, sí, pero cada uno vive su propio camino. No hay complicidades tejidas, existen aventuras individuales que ni coinciden. Algunos dan la sensación de no entender ni las órdenes que deben seguir sobre el terreno de juego. Otros las ejecutan erróneamente. Apenas se apoyan cuando se equivocan. Ni un simple palmear. Parecen desconocidos. Es triste ver a los gerundenses así, con la alegría que desprendían y la indiferencia que transmiten.

Míchel, desde la banda, se enfada. Pero hoy Míchel es un entrenador superado por los eventos. Ya no sabe qué tecla tocar, ni en qué momento. Hace cosas raras, el madrileño, que seguramente necesita unas largas vacaciones. Señala jugadores, apartándoles del campo sin dar explicaciones cuando son fijos, o les vuelve a hacer participar como si nada hubiera pasado después de un largo periodo de ausencia. Contra el Alavés les tocó a varios.

A Arnau, que pagó los platos de la goleada en Montjuïc; en Tsygankov, con fiebre durante la semana; a Abel Ruiz, que no jugaba desde inicios de febrero y que se ha marchado silbado, como le ha pasado recientemente a Miovski; a Asprilla, que quería jugar y ha dejado escapar una oportunidad de oro para reivindicarse, ya Arthur. Mención especial para el brasileño, único fichaje del mercado de invierno. El refuerzo que debía aportar el fútbol que el equipo, desde hace unos meses, ha perdido. Pues bien, en uno de los días más importantes de la temporada y jugando en casa contra un rival directo al que tenía que ganar si pretendía tranquilidad, se quedó en el banquillo. Horas después, por cierto, de salir publicada una noticia que revelaba que le atracaron el jueves por la tarde en Barcelona, ​​y que le birlaron un reloj de alta gama que llevaba en la muñeca izquierda.

No ha sorprendido nada ver cómo el Girona ha continuado con su fútbol aburrido y previsible. Los rojiblancos no transmiten nada, tan sólo desazón y decadencia, en espera de que alguien les salve del pozo donde han caído, cada vez más cerca del descenso. Más allá de alguna acción de Danjuma, entre abucheo y abucheo de Míchel, el desierto. De hecho, fue el Alavés quien rozó el gol desde el principio, con una llegada de Kike en contragolpe a manos de Gazzaniga, que acabó subiendo a rematar saques de esquina, como un desesperado. Montilivi no las ha tenido todas en ningún momento.

La lógica que se intuía

El estadio se ha animado cuando ha visto a Portu y Stuani calentar, nada más empezar el segundo tiempo. Como son las cosas que, con un montón de fichajes y millones invertidos, los únicos capaces de contagiar la parroquia sean el murciano y el uruguayo, la pareja de siempre. Los ha tenido corriendo un buen rato por la banda, Míchel, inmóvil pese a las malas sensaciones. Los vitorianos, que se lo están jugando todo, dispusieron de un par de salidas con peligro. Antes del partido estaban a siete puntos y ahora a cuatro. Van de Beek respondió, obligando a una buena mano de Sivera, y una volea de Asprilla rozó el palo. El Girona lo intentaba, pero tampoco le sale nada.

La desolación ha llegado con el gol de Carlos Vicente, que se ha aprovechado de una falta de entendimiento rojiblanco. Es la consecuencia lógica a un mal Girona y un mal Míchel, que no ha movido el banquillo hasta el minuto 68, ya con 0-1. Sin embargo, el escenario no ha cambiado. Podían haber continuado jugando seis meses seguidos y la cosa no habría mejorado. La crisis es peor de lo esperado.

Girona 0-1 Alavés

  • Gerona: Gazzaniga, Francés, Blind, Krejci, Miguel (Portu, 80'), Romeo (Arthur, 68'), Yangel Herrera, Van de Beek (Tsygankov, 68'), Asprilla, Danjuma y Abel Ruiz (Stuani, 68'). Entrenador: Míchel Sánchez.
  • Alavés: Sivera, Mouriño, Abqar, Diarra, Manu Sánchez, Blanco, Jordán (Guevara, 73'), Guridi (Aleñá, 73'), Carlos Vicente, Carlos Martín (Conechny, 81') y Kike. Entrenador: Eduardo Coudet.
  • Goles: 0-1 Carlos Vicente (61').
  • Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité Gallego).
  • Tarjetas amarillas: Guridi (58'), Abqar (65'), Conechny (83'), Sivera (87'), Blanco (89') y Gazzaniga (95').
  • Tarjetas rojas: Ninguna.
  • Estadio: Montilivi, 11.504 espectadores.
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