Milagro en el límite del Girona en Mendizorrotza

GIRONADe la lista de propósitos del Girona 2025 es necesario borrar cualquier expectativa que haya podido generar el Girona 2024. Es un mantra que se repite, éste. El de evitar las comparativas. Si idealiza qué quiere ser, el conjunto gerundense no debe pedir realidades imposibles. Pero tampoco debe decepcionarle todo lo que vive actualmente. Ni era verdad que estar dentro del top 4 era creíble, ni es poco moverse por la zona media-alta de la clasificación.

Hay dos formas de repasar los números. Podría coger el látigo y castigarse lamentando que esté infinitamente lejos de los 48 puntos con los que cerró los diecinueve primeros partidos del curso pasado, o podría frotarse las manos sabiendo que tras la increíble victoria contra el Alavés los 28 puntos actuales son la segunda mejor primera vuelta de toda su historia. Es decir: este Gerona es el mejor de los Gerona mortales. Si no vive contento con esto, pasará más años de bruces que satisfecho.

En Vitoria no han cambiado demasiadas cosas respecto al juego que muestra esta temporada. Una buena presión sin balón, contemplativo, es el rasgo identitario de un equipo que ya no se divierte como antes, aunque no ha perdido fiabilidad en cuanto a resultados. Cuando tiene la posesión, no muerde, pero tiene la virtud de controlar a los contrarios gracias a una buena concentración defensiva. Sí es cierto que de vez en cuando pierde los papeles y los puntos, en acciones evitables, a menudo absurdas. Pero lo compensa con una propuesta futbolística que también le garantiza estar siempre más cerca de ganar que caer derrotado. El Girona intenta realizar un buen fútbol. Y esto no puede decirlo cualquiera.

Otro tema es que las buenas intenciones sean suficientes para conseguirlo. Hoy sí, porque a Jhon Solís se le ha aparecido la virgen en el tiempo de descuento. Pero después de 22 días sin competir, el equipo de Míchel, que se quejaba por no tener tiempo de practicar la idea entre semana, no ha dado ningún paso adelante sobre el terreno de juego. Continuó llano, esperando una genialidad y aferrándose a acciones esporádicas, como un disparo de Krejci desde larga distancia que salió rozando el larguero. También ha renegado con la lesión de Miguel Gutiérrez en la primera parte. El golpe de suerte ha llegado sin apenas saber cómo.

Gracias a Conechny

Partidos como el de Mendizorrotza son ásperos y suelen decidirse por minúsculos detalles, como ha sido. Se pudo adelantar al Alavés con una alucinación del árbitro Busquets Ferrer, que pitó penalti en el tramo final de la primera parte por un ligero toque de Arnau a Conechny cuando éste se disponía a rematar. Afortunadamente, ha revisado la acción desde el monitor y la ha anulado, porque no ha habido ningún tipo de infracción. De menos a más, y espoleado por la inacción del Girona, el conjunto local se ha alentado y ha generado peligro con la insistencia de hombres como Guridi y Kike, a los que la defensa rojiblanca siempre ha tenido controlados.

A quien ha perdido de vista momentáneamente está en Conechny, que ha fallado un gol cantado cuando tan sólo tenía que empujarlo, con Gazzaniga vendido. Se han salvado fuerte, los gerundenses, que no han protagonizado acciones de desequilibrio que les acercaran a la victoria hasta la acción de Solís, con colaboración incluida de un despiste defensivo local, en la única oportunidad sincera de los gerundenses en todo el partido. El fútbol ha sido aburrido, pero sigue dando puntos que permiten que se instale en la lucha por Europa. ¿Es necesario que esté contento o no?