Al socio no se le puede engañar

La mediocridad en el Barça

Jugadores del Barça celebrando la victoria del equipo ante el Valladolid.
09/09/2024
2 min

Este fin de semana se hizo oficial la retirada del brasileño Paulinho Bezerra a sus 36 años. Un buen futbolista que estuvo en el Barça una única temporada, la 2017-2018, con Ernesto Valverde en el banquillo. En 49 partidos aportó 9 goles, llegada desde la segunda línea y mucho músculo en la medular. El Barça de Bartomeu pagó 40 millones al Guangzhou chino y un año después, por sorpresa, devolvió al club asiático por 50 millones. Operación redonda desde el punto de vista contable y, probablemente, para todos aquellos que mojaron pan.

El de Paulinho es uno de esos fichajes que el Barça no debería hacer. Y quien dice Paulinho dice Malcom o tantos otros futbolistas que no marcan diferencias y acaban ocupando un puesto de un canterano. Muchos de ellos, aterrizados en Barcelona por cuestiones no deportivas. Mover tantos millones es muy goloso. Todo el mundo tiene un muerto en el armario.

Está claro que la Masía no es inagotable. Y que hay años con mejores y peores hornadas. Pero debe apostarse siempre. Durante muchas temporadas, después del fructífero ciclo de Pep Guardiola y Tito Vilanova, la cantera se hizo fundida. El único jugador que se consolidó en el once titular durante aquellos años fue Sergi Roberto. Los jóvenes acababan jugando partidos residuales, alguno de ellos tuvo cierta continuidad, como Rafinha Alcántara, pero fue un largo lustro de travesía por el desierto. Afortunadamente, ahora la situación es toda la contraria. La mitad de la plantilla ha pasado por el fútbol base. Jugadores que sienten los colores, saben a qué se juega y tienen un compromiso extra porque conocen la idiosincrasia azulgrana.

Si el Barça no tira por este camino, no podrá competir con los grandes clubs-Estado europeos. La crisis económica que sufre la entidad ha acentuado, por imperiosa necesidad, la apuesta por los futbolistas canteranos. Sin quitar mérito a la valentía de Xavi y Flick por ponerlos. El momento es dulce. Los jóvenes del filial responden y el aficionado mira al Barça Atlètic deseando que Toni y Guille Fernández o Pau Prim se asomen ya al primer equipo.

Si en un futuro el club logra reflotar su situación financiera y vuelve a tener capacidad de inversión, esperamos que el recuerdo del pasado se mantenga vivo: que la crisis haya servido, al menos, para que los directivos nunca lleven mediocridad. El Barça debe acudir al mercado para importar talento diferencial. Jugadores titulares. Para el resto, Masia, Masia y Masia.

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