"¿Y entonces no juega Messi, papá?"
Los socios azulgranas presentes en el Johan afrontan con enfado e incredulidad el adiós de Leo Messi
En el Johan Cruyff solo ha sonado un nombre: Leo Messi. En los pasillos (llenos de camisetas azulgranas con el 10 del astro argentino), en los baños, en las bocas de entrada y en los bares. "¿Y entonces no juega Messi, papá?", decía un niño pequeño a la entrada del estadio Johan Cruyff. Como él, muchos socios culés reunidos en el estadio de Sant Joan Despí para celebrar el trofeo Joan Gamper tenían una preocupación muy latente mientras encontraban sus asientos: "¿Y ahora qué hacemos?", se preguntaban.
La era post-Messi ha empezado con el Trofeo Joan Gamper el mismo día que el argentino ha ofrecido su versión de los acontecimientos y se ha despedido del club "de su vida". Los 2.924 aficionados presentes en el Johan no podían pensar en otra cosa. Preocupación, enfado y tristeza han rodeado el estreno del equipo de Ronald Koeman de la temporada de este año. Con la mente más pendiente de lo que ha pasado este domingo en el Auditori 1899 del Camp Nou que sobre el césped del Johan, el fútbol ha pasado a un segundo plano. "No entiendo cómo se ha acabado así", afirmaba un socio mientras intentaba descifrar dónde estaba su asiento dando vueltas a la entrada.
"No me gusta nada que una leyenda como Messi haya tenido que salir así del club de su vida. Sin homenaje, todo deprisa y corriendo. Me da mucha pena", se oía en la grada inferior del Johan. Las dudas son generalizadas y la incredulidad por haber llegado a este punto hace que la mayoría de los socios no sepan cómo aceptar la nueva realidad: Messi ya no es jugador del Barça y, probablemente, sí del PSG en las próximas horas, el verdugo particular del club catalán.
A diferencia de las gradas, sobre el césped no había ninguna camiseta con el nombre de Messi en la presentación oficial de los dos primeros equipos de la entidad azulgrana. Uno a uno, y de manera intercalada, la megafonía ha ido nombrando a los integrantes de los dos conjuntos, además del staff y el cuerpo técnico. Cuando todos los jugadores estaban sobre el césped y preparados para los discursos, la grada ha explotado al grito de "Messi, Messi". Los aficionados, con camisetas en el aire con el 10 del argentino, han querido rendir su particular homenaje al ya ex jugador del Barça.
El adiós del argentino ha tenido sus consecuencias en el acto oficial de presentación. No todos los futbolistas de Ronald Koeman han sido recibidos por igual por la afición y el peor parado ha sido Samuel Umtiti. El central azulgrana ha recibido una sonora reprimenda de los socios. Con gritos de "fuera, fuera", el Johan ha hecho saber al francés que no es aceptado, culpándolo en parte del adiós del argentino. Él, andando cabizbajo, ha cruzado hasta el medio del terreno de juego, donde se ha reunido con el resto de sus compañeros: ni saludos ni aplausos. Sergi Roberto, Clement Lenglet y Miralem Pjanic han sido los otros futbolistas azulgranas a los que más han abucheado los socios azulgranas presentes en el Trofeu Joan Gamper. Ellos, sin embargo, han salido saludando a la afición.
El minuto 10, un nuevo ritual azulgrana
Tanto Ronald Koeman como Sergio Busquets, nuevo primer capitán, han querido mencionar al argentino y dedicarle unas palabras de agradecimiento. "A pesar de la despedida de Leo Messi, estamos muy ilusionados con esta temporada nueva. Con la plantilla que tenemos, los fichajes que hemos hecho y, además, han subido jóvenes, que siempre es el futuro de este gran club", ha reflexionado Koeman antes de pasar el micrófono a Busquets. "Quiero hacer una mención especial para Leo. Gracias, Leo, por llevar al Barça al lugar más alto haciendo historia, siendo el mejor jugador del mundo y haciendo todos los récords individuales y colectivos. Siempre te estaremos muy agradecidos, te echaremos mucho de menos y te deseamos lo mejor. Gracias eternas, Leo", ha confesado el capitán culé, que también ha estado presente este domingo en el acto de despedida del argentino en el Camp Nou con el resto del equipo.
Una vez empezado el partido, se ha hecho el silencio, que solo se ha roto por un par de aplausos y la celebración del gol de Memphis Depay. Esto, sin embargo, hasta el minuto diez. Como si se tratara de un pacto, en el momento exacto en el que se comenzaba el décimo minuto de partido todo el mundo ha empezado a aplaudir. Los gritos han sonado por todo el estadio y, por un instante, nadie estaba pendiente de lo que pasaba sobre el césped. Messi ha estado presente en cada minuto del enfrentamiento. Entre los socios aquí reunidos, con gritos solitarios desde la grada, o en el pensamiento de aquellos niños (y no tan niños) que no podrán ver a Messi jugar sobre la alfombra verde del Camp Nou nunca más.