Barça

La oportunidad perdida de Ilaix Moriba

El Barça no quiere malvender al hispano-guineano, por el que ningún equipo quiere pagar más de cinco millones

Joan Laporta mimando Ilaix Moriba justo después de tomar posesión como presidente del Barça.
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Barcelona"Apostaremos por La Masía, que nos permitirá ejecutar el modelo que queremos". Hacia el final de la maratoniana rueda de prensa que ofreció el lunes en el Camp Nou, Joan Laporta dejó claro hacia dónde quiere dirigir la planificación deportiva en tiempo de crisis. El fútbol formativo del Barça, mundialmente reconocido gracias al talento de figuras de la talla de Leo Messi, Carles Puyol o Andrés Iniesta, tendrá, según el mandatario culé, un papel clave en la reconstrucción del club. Más allá del argumento de la identidad, la solución de la casa se impone por un tema económico y se postula para reparar la deriva de unos años marcados por la dejadez y los fichajes dudosos.

El discurso amable de Laporta con La Masía es música celestial para Nico González, Pablo Gavi o Alejandro Balde, perlas de la cantera que han convencido a Ronald Koeman en la pretemporada. También para Yusuf Demir, otro joven adquirido por scouting, o incluso para Riqui Puig, que a pesar del poco caso que le hace el entrenador insiste en quedarse en el Barça. En cambio, el contexto de oportunidad no sonríe a Álex Collado, ex capitán del filial que acepta que tendrá que buscar minutos lejos del Camp Nou, ni tampoco a Ilaix Moriba, que ha pasado de ser una pieza estratégica en el futuro deportivo de la entidad a verse a un paso de vivir una campaña entera en el más puro ostracismo.

Messi ya está fuera del Barça; Ilaix continúa apartado del primer equipo.

Porque, a diferencia de Puig y Collado, el hispano-guineano ya ha superado la pantalla del criterio del entrenador. En virtud de la irrupción que protagonizó en el segundo tramo del curso pasado, ya se había ganado un lugar en los planes de Koeman, que lo convirtió en el primer refresco del centrocampo. Ilaix se encuentra, por lo tanto, en la contradicción de ver que para jugar en el Barça tiene que hacer más esfuerzos para convencer su padre y sus agentes que a los técnicos del primer equipo. Con 18 años y toda la carrera delante, el centrocampista está a las puertas de desaprovechar un momento ideal para exhibir su potencial debido a la ambición de los que lo asesoran, que han puesto condiciones astronómicas (casi tres millones anuales) para renovarlo más allá del 2022, que es cuando acaba contrato.

El Barça no esquiva el pulso, mantiene el jugador en el filial y amenaza con aguantar la medida todo el año si, como sospecha, su intención es marchar libre el próximo verano para percibir una jugosa prima de fichaje. Hoy por hoy, más que la ampliación contractual, la alternativa a esta solución poco constructiva es que llegue una oferta para desencallarlo todo antes del cierre del mercado. El problema, según ha podido saber el ARA, es que ninguna de las propuestas que han llegado a la dirección deportiva superan los cinco millones de euros, cuando la voluntad, puestos a perder un valor de futuro, es ingresar tres veces más. No hay cielo claro en el horizonte de Ilaix, una perla en barbecho por motivos empresariales, apartada de un presente que le correspondía.

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