Palestina, la selección que juega pese a las bombas, los checkpoints y el exilio
Oficial desde el año 1998, la selección palestina ha superado muchos obstáculos a lo largo de su historia
Barcelona"Jugar con la selección de Palestina era una aventura" dice Roberto Tito Bishara (Santiago de Chile, 1981), jugador que defendió esa camiseta. Hace 15 años, Palestina empezó a reclutar a futbolistas profesionales hijos o nietos de palestinos para mejorar su nivel y Bishara se apuntó. Sus antepasados eran palestinos cristianos de Cisjordania que habían emigrado a Chile, país en el que hay una importante comunidad palestina con un club de fútbol potente, el Deportivo Palestino. "Me advirtieron que sería difícil. Cuando aterrizabas en Tel-Aviv y los soldados israelíes veían que venías para jugar con Palestina te hacían la vida imposible. Te lo controlaban todo, te hacían desnudar en una salita, te hacían perder tiempo... Una vez, cuando vuelta, me llevaban una foto con el presidente de Pales ningún otro motivo que perjudicarme", recuerda.
La selección de Palestina llega a Barcelona para enfrentarse a Catalunya en una gira que le ha llevado al País Vasco, donde perdió 3-0 el sábado ante más de 50.000 personas en una jornada reivindicativa. Palestina nunca había jugado contra rivales europeos. Estos son partidos con un alto componente propagandístico –nada nuevo– tal y como había hecho la selección vasca durante la Guerra Civil o el equipo del Frente Nacional de Liberación de Argelia a finales de los 50. Los palestinos también han utilizado el fútbol para defender su causa, jugando amistosos durante décadas cuando carecían de un equipo oficial. Sin embargo, en 1998, Palestina fue admitida como federación oficial y debutó oficialmente con un amistoso perdido contra el Líbano que celebraron como un triunfo. La creación de la Autoridad Nacional Palestina en 1994, gracias al Tratado de Oslo, abrió la puerta al reconocimiento oficial del deporte palestino, tanto a nivel olímpico como en el caso del fútbol. Y Palestina se ha clasificado ya para las fases finales de la Copa de Asia. Este año ha llegado más lejos que nunca en las eliminatorias para intentar estar en el Mundial, aunque ha quedado eliminada después de un polémico penalti contra Omán en el último minuto del partido que les dejó sin el billete para el último turno. Un buen rendimiento, dado que siempre juegan en el extranjero, ya que por motivos de seguridad no podían jugar en Palestina.
Dos ligas
Antes de ser oficial, la selección palestina jugó partidos amistosos. Pero en los años 70 buena parte de los esfuerzos de los palestinos en el fútbol se centraron en hacer la coz en Israel y la presión internacional hizo que la Federación israelí fuera expulsada de la Confederación Asiática de Fútbol, tras una votación propuesta por Kuwait. De ahí que Israel acabaría jugando afiliado en Europa. Esta confederación sí aceptó Palestina en 1998, en años esos 90 en los que parecía que la paz sería posible. Fue entonces cuando se organizó la selección y los torneos locales. El sueño era una Liga unificada, pero se optó por dos separadas. Una en Cisjordania y una en Gaza, puesto que las comunicaciones entre ambos territorios era muy complicada, ya que había que pasar por Israel. Problemas que también afectaban a los jugadores como Mohammed Saleh, de Gaza. "Más de una vez la selección te convocaba y no podías ir porque Israel no te dejaba llegar a Cisjordania; te detenía en los controles y no te dejaba pasar...", explicaba. En las eliminatorias para acudir al Mundial del 2010, por ejemplo, las autoridades de Israel no permitieron salir del territorio a los jugadores de la selección de Gaza –entonces casi el 50% de la convocatoria–, lo que provocó que Palestina perdiera un partido oficial en Singapur por incomparecencia. "Los primeros años siempre teníamos que jugar en el extranjero por motivos de seguridad y porque no teníamos un estadio en condiciones. Pudimos inaugurar uno en el 2011, gracias al dinero de la FIFA. Ese día fue una gran fiesta" recuerda Bishara, que recuerda aquel 1-1 del Palestina-Afganistán ante más de 1.
De la convocatoria que se jugará en Barcelona, sólo dos jugadores militan en la liga de Cisjordania. La liga de Gaza hace años que no existe por culpa de la guerra. Según la Federación Palestina de Fútbol, casi todas las instalaciones deportivas de Gaza han sido destruidas por Israel. La mayoría han fichado por clubs extranjeros o son hijos de la diáspora, como Yaser Hamed, de padre palestino y madre vasca, nacido cerca de Bilbao. Hamed también ha explicado sus problemas cuando quiere ir a Palestina y debe aterrizar en Tel Aviv, porque Palestina no tiene aeropuerto. Últimamente, la Federación se ha ahorrado estos problemas enviando a los jugadores directamente a Jordania, ya que tampoco los dejan jugar como locales en su casa.
Cada jugador tiene su historia. Algunos, como Mohammed Saleh, han perdido a familiares en Gaza. Otros realizan equilibrios en una zona muy complicada, como Ataa Jaber, ciudadano israelí que llegó a jugar con la selección juvenil israelí. Jaber es parte de la comunidad árabe-israelí y prefirió jugar con Palestina, lo que le ha llevado a recibir insultos y peticiones para que le retiren el pasaporte; un caso similar al de Ahmed Taha, internacional con Palestina pero que juega en la liga israelí, en el FC Kafr Qasim, en una ciudad de mayoría árabe dentro de Israel. Nunca un jugador profesional de Israel había defendido a la selección de Palestina, ni había provocado los ataques del ministro israelí de Deportes y Cultura, Miki Zohar: "Un futbolista que juega en una liga del Estado de Israel puede representar a una entidad que no reconozca su derecho a existir", se quejaba. Como siempre, el fútbol sigue siendo política.
Nada nuevo, de hecho. El fútbol llegó a Oriente Próximo poco antes de la Primera Guerra Mundial cuando el Imperio Otomano controlaba el territorio, pero no se organizó en serio hasta que los británicos pasaron a controlar Palestina al final del conflicto. El Imperio Británico permitía a los territorios que controlaba tener una selección de fútbol oficial, por lo que en 1928 nació la primera selección de Palestina que debía reunir a toda la población bajo la bandera británica. Aquella primera selección jugó las eliminatorias para estar en el Mundial de 1934 y 1938, sumando siempre derrotas, jugando sólo con futbolistas judíos. Y es que, en los años 20 y 30, el fútbol local ya evidenciaba la tensión entre las distintas comunidades. A la reunión fundacional de la federación sólo asistió un árabe. El resto eran judíos, mejor organizados, ya que solían ser personas del este de Europa que habían emigrado y que ya habían jugado a fútbol en su país natal. Los directivos de la Federación palestina serían siempre judíos que impondrían el hebreo como lengua oficial, lo que se traducía en una marginación de los palestinos, que acabarían creando una federación propia sin reconocimiento oficial en los años 30. El fútbol, que muchas veces sirve para unir, aquí sólo sirvió para seguir dividiendo.