RCD Espanyol

Ahora sí que me atrevo a decirlo: subiremos

Manolo González, a la izquierda, durante uno de sus primeros entrenamientos como técnico del Espanyol.
28/03/2024
2 min

BarcelonaLa madre del gran Jorge Luis Borges murió a los 99 años. Dice la leyenda que, en respuesta a una vecina que lamentaba que no hubiera llegado a los 100, el escritor le dijo que exagerábamos con los encantos del sistema decimal. Quizás tenía razón, pero todos pasamos por las crisis de los 40 y de los 50, celebramos los centenarios (este año tres siglos del nacimiento de Kant, uno del de Estellés y uno de la muerte de Kafka y de Salvat-Papasseit) y los mismos siglos (y las décadas) son expresión de ese sistema decimal.

Desde el lejano mes de agosto que empezó nuestro viaje por un infierno que imaginábamos divertido, pero que está resultando muy duro, después de tres entrenadores y de una constante montaña rusa, ha llegado la hora de la verdad : diez partidos. Y, guarde el artículo (los entrañables y fieles rivales a los que nunca les gusta lo que escribo y los que comparten deseo) porque ahora sí me atrevo a decirlo: subiremos. Por los tangibles y por los intangibles. Por fútbol y por convicción. Y porque cada error nuestro va acompañado de múltiples errores de nuestros competidores directos. Porque el domingo todos ayudamos a que Dani Gómez nos diera una alegría que nunca nos dio trayendo nuestra camiseta. La tarde de Domingo de Ramos todos los pericos siguiendo y celebrando un Levante-Elche. Cómo debemos vernos.

Sergi Gómez, capitán del Espanyol, durante un partido de este curso.

El resultado del sábado fue decepcionante. Pero el juego y reacciones posteriores al partido son mis motivos para la esperanza. Volvemos a ser ambiciosos, todo vuelve a tener sentido, volvemos a sentir juntos. Hemos encontrado el equilibrio entre la conciencia de que no será fácil y la responsabilidad de que no se puede fallar.

Todo el mundo ha sacado la calculadora y parece que con veintiún puntos hacemos. Seis victorias, tres empates, una derrota. Con Manolo González lo veo posible. De hecho, estoy convencido e ilusionado (de ilusión y quizás, también, de iluso), que de puntos nos sobrarán.

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