RCD Espanyol

El Andorra de Piqué desnuda el 'catenaccio' del Espanyol

Los blanquiazules agravan su crisis y sufren por salvar un empate contra un rival que merece más

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El Andorra ha llevado el dominio en un Estadio Nacional donde ha hecho correr duro al Espanyol
  • FICHA TÉCNICA DEL PARTIDO
  • Andorra: Dani Martín; Petxarroman, Vilanova, José Marsá, Martí Vilà (Diego Pampín, 43'); Iván Gil, Jandro Orellana (Bover, 79'), Molina; Lobete, Nieto y Benito (Calvo, 79'). Entrenador: Eder Sarabia.
  • Español: Pacheco; Óscar Gil (Omar, 77'), Sergi Gómez, Gragera, Brian Oliván (Ramon Ramos, 46'); Lozano, Bare, Expósito (Keita Balde, 65'), Puado (Jofre, 85'); Pere Milla (Salvi, 65') y Braithwaite. Entrenador: Luis Miguel Ramis.
  • Goles: 0-1 Diego Pampín, en propia portería (67'), 1-1 Iván Gil (83').
  • Árbitro: Sesma Espinosa (Comité de La Rioja).
  • Tarjetas amarillas: Keidi Bare (27'), Nieto (43'), Lozano (56'), Gragera (72'), Keita Balde (92').
  • Tarjetas rojas: ninguna.
  • Estadio: Nacional de Andorra, 3.002 espectadores.

El Espanyol se marcha de Andorra mostrando, de nuevo, síntomas de descomposición. Los blanquiazules, un juguete en manos del club de Gerard Piqué, arañaron un punto (1-1) en un partido en el que se adelantaron gracias a un afortunado accidente defensivo de los locales, que hicieron bastantes méritos por puntuar. El empate, de hecho, no hizo justicia a los méritos de ambos equipos. Dos puntos de los últimos nueve suman los espanyolistas, que han perdido el efecto Ramis y vuelven a mostrar síntomas más que preocupantes.

La puesta en escena del Espanyol en el Nacional de Andorra fue más propia de un equipo que no sabe qué hacer para escapar del descenso a Primera Federación que la de un club que se autoexige volver en Primera al primer intento. Bien ordenadillo detrás ya salir al contragolpe. Los blanquiazules parecen haber desaprendido qué hacer con el balón, porque en contadas ocasiones le duró más de cinco segundos. A la incapacidad de determinados jugadores para asociarse con sus compañeros se añade la propuesta, cada vez más rácana, de un Ramis que sigue demostrando que, a domicilio, prefiere equipos reactivos. La mejor muestra, el centro del campo que propuso, con Keidi Bare y Lozano formando un doble pivote mientras su mejor jugador, Aguado, lo miraba desde el banquillo.

El Espanyol se pasó la primera mitad persiguiendo sombras. Andorra, que no pareció un equipo que vive a sólo cuatro puntos para el descenso, fue fiel a la propuesta de su entrenador, Eder Sarabia, y llevó el dominio. Por momentos, de hecho, llegó a superar el 70 por ciento de la posesión. Circulaciones muy largas que nacían en su portero, que no necesitó los guantes y llegó a tocar más veces el balón que muchos españolistas. Los de Ramis caían una y otra vez en la trampa de Andorra e iban a presionar al portero, que encontraba una y otra vez al hombre libre con una facilidad inusual. A partir de ahí, los locales iban construyendo desde atrás, asociándose plácidamente e instalándose en terreno rival. Por cada pase del Espanyol, el Andorra hizo tres en un primer tiempo que se convirtió en un monólogo local que, seguro, disfrutaría el propietario del Andorra, Gerard Piqué, que siguió el duelo desde de la lonja. Que el partido llegara al descanso sin goles sólo se explica porqué el Andorra no tiene un gran goleador. Nieto dispuso de dos claras llegadas, pero la primera la despejó el palo, y la segunda, Pacheco.

El Andorra encuentra premio a sus méritos

Sin balón, el Espanyol fue un simple testigo en una primera mitad en la que sólo Expósito, con Braithwaite, en un peligroso contragolpe en el que se durmió, amenazó el área rival. Conscientes de que este plan de partido sólo tenía un desenlace posible, los blanquiazules intentaron dar un paso adelante en la segunda parte, amenazando con balones largos la espalda de un Andorra con la defensa bastante avanzada. Fue así, con un desplazamiento en largo, como el Espanyol conectó con Puado, que encontró el espacio necesario para servir un centro en el corazón del área que Diego Pampín, con muy mala fortuna, desvió a la su propia portería. Tras la alegría, media hora de sustos del Andorra, que apretó el acelerador, y de sufrimiento para el Espanyol, que retrocedió aún más. Ramon, que había sustituido al descanso a Brian Oliván por lesión, salvó el empate casi bajo palos. A ocho minutos para el final, Iván Gil premió los esfuerzos locales y estableció el 1-1, rematando solo un centro desde el corazón del área. Un punto y gracias para un Espanyol que, lejos de dar miedo, tiembla y sigue sin reaccionar.

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