Un año de agravios arbitrales que ponen en peligro el futuro del Espanyol
El club blanquiazul se resigna tras sufrir una decena de decisiones que le pueden mantener en Segunda
BarcelonaLa deriva del Espanyol se explica por un cúmulo de errores deportivos, pero también por una concatenación de agravios arbitrales. Los blanquiazules, que no han sido acertados ni en los despachos ni en el césped, han sufrido en el último año más de una decena de injusticias arbitrales que han sufrido una incidencia directa en ocho partidos. Son polémicas que amenazan el futuro de una entidad que vive este curso una importante caída de ingresos, y que tendrá que aplicar un recorte aún más severo la próxima temporada si no consigue volver a Primera. "No quiero tocar el tema arbitraje porque ya sabemos lo que pasa después", ha lamentado en alguna ocasión Manolo González. "Hemos hecho consultas discretas sobre el VAR, hemos ido a Madrid, pero no podemos hacer más, no sirve de nada", añaden fuentes del Espanyol.
Algunos arbitrajes polémicos acabaron de empujar a la entidad a Segunda el curso pasado. En mayo del 2023 hubo dos consecutivos. Primero, Melero López dio validez a un gol fantasma de Griezmann (era el 0-2, justo antes del descanso, en un partido que acabó 3-3) aunque no había imagen alguna que confirmara que el balón había entrado por completo. El club emprendió acciones legales contra aquel arbitraje tras conocer la sentencia de un juzgado de Madrid que aseguraba que la sala VOR había omitido unas imágenes "que hacían dudar si el balón había entrado o no en la portería".
Todo lo contrario de lo que ocurrió en el último clásico en el Santiago Bernabéu, donde según los audios publicados por la Federación Española los mismos árbitros admitían que "no hay ninguna evidencia de que el balón haya entrado". En este último caso se optó por no validar un gol fantasma de Lamine Yamal que pudo cambiar la suerte del Barça en esta Liga. Cuatro días después de recibir al Atlético, el Espanyol confirmó el descenso a Mestalla, donde Gil Manzano anuló un gol de César Montes por una falta inexistente –hubiera sido el 1-3, en el minuto 77–, y en el tiempo añadido, con 2-2, no vio oportuno señalar un claro penalti sobre Braithwaite. Una victoria en Valencia habría permitido a los blanquiazules depender de sí mismos para salvarse en la última jornada, en casa, frente al Almería.
Ahora, en Segunda, los blanquiazules tampoco están teniendo suerte con algunos arbitrajes, lo que les está dificultando el regreso a la élite. En Tenerife ni Dámaso Arcediano ni el árbitro del VAR vieron una patada sobre Omar dentro del área que habría significado un penalti con el que los blanquiazules pudieron empatar el partido. En la visita del Eibar al Stage Front Stadium se dio por bueno el empate visitante en el minuto 98 pese a la más que evidente empuje de Arbilla a Roger Martínez dentro del área. En la jornada posterior se validó un gol en fuera de juego de Ignasi Vilarrasa en el minuto 78.
La mala suerte con los arbitrajes para el Espanyol se ha intensificado en el último mes. En Butarque, tanto Trujillo Suárez como el VAR omitieron un penalti de Diego Conde sobre Melamed cuando el mediapunta blanquiazul ya había superado al guardameta local y se disponía a marcar el 0-1. En la jornada siguiente, contra el Andorra, González Díaz se tragó otro penalti por un empujón sobre Gragera en el minuto 97 con el que el Espanyol pudo deshacer el empate.
El último castigo arbitral lo vivió en Valladolid: en el minuto 10, Masip bloqueó el balón con las manos fuera del área, evitando que Braithwaite pudiera recogerlo. De nuevo, silencio en el VAR. Esa jugada habría tenido que acabar con la expulsión con roja directa del portero local, tal y como han confirmado dos árbitros de Primera División en el ARA. "Si la mitad de la mano está dentro del área y la otra mitad fuera, es punible", aseguran. Tres minutos después también se obvió un penalti de Anuar, que provocó un esguince en el tobillo de Jofre, que no podrá jugar el lunes (20.30 h, #Vamos) ante el Oviedo.