"Los clubs de fútbol no ven a las mujeres con carácter ni capacidad de liderar un grupo"
La entrenadora del Espanyol, la única mujer al frente de un banquillo de la Liga F, pide más oportunidades para el talento femenino
BarcelonaSara Monforte (Castellón, 1980) es la excepción que confirma la regla. Tras el cese de Irene Ferreras, del Deportivo Abanca, en noviembre, la entrenadora del Espanyol es la única mujer al frente de un banquillo de los 16 equipos de la Liga F. fuerte en una conversación con el ARA antes de recibir este sábado al Madrid CFF (18 h, DAZN).
La situación que denuncia no es exclusiva del fútbol español, sino que todavía es la tónica dominante en las cinco grandes ligas europeas femeninas: sólo diez entrenadoras en 62 clubs. Como ocurre en España, en Alemania, Italia y Francia sólo hay una: Theresa Merk (Friburgo), Suzanne Bakker (Milan) y Sandrine Soubeyrand (Paris FC). "Seguramente hay menos mujeres con licencia de entrenadora que hombres, pero aún así cuesta mucho. A mí las dos personas que me han dado una oportunidad en el banquillo, en el Villarreal y en el Espanyol, han sido mujeres, y eso no es casualidad", afirma.
La de Inglaterra es la única gran liga en la que se está registrando un cambio real. En la Women's Super League hay tantas mujeres como hombres entrenando: empezando por Natalia Arroyo (Aston Villa) y siguiendo por Renée Slegers (Arsenal), Sonia Bompastor (Chelsea), Amandine Miquel (Leicester City), Rehanne Skinner (West Ham) y Amber Whiteley. "No deben regalarnos nada ni favorecer por el hecho de ser mujeres, pero sí dar oportunidades a las que sean buenas", reivindica. "En el extranjero se valora más a las mujeres entrenadoras. Milagros Martínez triunfa en México, pero se marchó de aquí porque no tenía opciones. Conozco bien a Natalia, conoce muy bien la esencia del juego, aún tengo que ver a un comentarista de fútbol mejor que ella", añade.
La falta de talento femenino en los banquillos de élite, advierte, es un problema crónico porque los clubs tienden a escoger "personas sin experiencia en el fútbol femenino, lo que devalúa aún más a las mujeres entrenadoras". A ella le llegó la oportunidad cuando había decidido colgar las botas en el Zaragoza. La llamada del Villarreal le permitió descubrir su vocación. "Disfrutaba jugando, pero me gusta más entrenar, es mi pasión. Primero, por la convivencia con las jugadoras, puesto que me siento más educadora, en el ámbito pedagógico. Segundo, por la adrenalina de los partidos", relata.
El proyecto con el Villarreal finalizó el pasado verano, después de seis años, un ascenso y un descenso. "Tenía mucha angustia de pasar un año en paro, porque nuestros salarios no nos dan para poder ahorrar y estar tres o cuatro años sin entrenar, pero tuve la suerte de que el Espanyol me llamó", retoma. A falta de diez jornadas, las blanquiazules son cinco puntos por encima del descenso en su temporada de regreso a la máxima categoría. "Estamos haciendo una buena temporada, luchando por la permanencia en una categoría exigente. En dos o tres años, además, se verán los frutos del buen trabajo que se está haciendo en la cantera", comenta.
Monforte, que jugó en el Espanyol entre el 2009 y el 2013, ha comprobado en primera persona cómo ha evolucionado el fútbol femenino en las últimas décadas. "Ahora tenemos muchos más recursos, empezando por los espacios. Podemos utilizar el gimnasio de alto rendimiento de la ciudad deportiva y las jugadoras pueden dedicarse exclusivamente a jugar. Además, antes en el cuerpo técnico había tres o cuatro personas, ahora tengo una docena de especialistas trabajando conmigo: preparadores físicos, entrenador de porteras, analista, psicólogo, a muchas más cosas", detalla. Gracias a estos recursos, indica, las futbolistas son hoy "mucho mejores física y condicionalmente".
El largo camino hacia la profesionalización del fútbol femenino
El camino hacia la profesionalización del fútbol femenino es lento, pero ya está empezando a hacerse tangible. "En mi generación sólo podíamos vivir exclusivamente del fútbol unas 30 o 50 jugadoras, como mucho. Antes podías ser buena, pero quizás no te llegaba económicamente para seguir jugando, mientras que ahora sí que es una profesión y te puedes dedicar", amplía. Y anima a las jóvenes a creer en su potencial: "Muchos padres, e incluso las propias niñas, no son conscientes, las que tienen talento, que si ponen el foco en lo que realmente importa podrían llegar a ser profesionales en el futuro".
Un trayecto nada fácil, que exige sacrificios, como los que ha hecho la propia Monforte. "No todo el mundo está dispuesto a sacrificar la vida social oa estar lejos de la familia a cambio de unos salarios que están muy lejos de los de los chicos, a los que quizás les compensa más". Consultada sobre dónde cree que debe ir la competición, lo tiene claro: "El reto más complicado es hacer sostenible el fútbol femenino. Me da miedo que nos lo carguemos en dos o tres años y los clubs dejen de apostar por él para que sólo vean pérdidas. Necesitamos visibilidad, para que cuando la gente le ve, le gusta."