El trampolín de Alexia Putellas y Mapi León quiere volver a honrar su historia
El primer equipo femenino del Espanyol, una referencia a principios del siglo XXI, busca volver a la máxima categoría después de tres cursos en Segunda


Barcelona¿Qué tienen en común Alexia Putellas, Mapi León, Marta Torrejón y Claudia Pina, aparte de ser cuatro de las artífices de los recientes éxitos del Barça y de la selección española? Las cuatro se formaron en uno de los nueve clubs fundadores de la Primera División femenina: el Espanyol. Tres de ellas, de hecho, ya habían debutado con el primer equipo blanquiazul en la máxima categoría cuando el Barça levantó su primera Liga, en el 2012. Torrejón lo hizo con 14 años; Putellas, con 16; León, con 18. Son algunas de las numerosas futbolistas que encontraron en el Espanyol el trampolín ideal para impulsar sus carreras hacia la selección española y de otros clubs destacados.
“El Espanyol era uno de los tres mejores equipos en España a nivel femenino. Era respetado y admirado porque se sabía que era un equipo fuerte, competitivo y ganador cuyo objetivo era intentar ganar la Liga y la Copa. Siempre estábamos ahí, ganando o jugando finales”, recuerda para el ARA Vero Boquete, que antes de recorrer medio mundo jugó en el Espanyol en dos etapas entre 2008 y 2011. Pero qué ha pasado porque uno de los pioneros del fútbol femenino estatal haya caído al olvido y acumule tres temporadas consecutivas en Segunda?
Fundada en 1971 por la Gran Peña Espanyolista Manigua, la sección femenina del Espanyol se consolidó como uno de los equipos punteros desde la creación de las principales competiciones nacionales en los ochenta. Las Copas de la Reina de 1996 y 1997 precedieron a una primera década del siglo XXI repleta de éxitos: cuatro Copas más, entre 2006 y 2012 —aparte de tres finales perdidas—, y la única Liga que luce en su palmarés (2005-06). El Espanyol se convirtió en el primer club catalán que celebraba dos títulos femeninos y masculinos en un desfile en autocar por las calles de Barcelona, así como la primera entidad catalana en participar en la Women's Champions League.
El trato de la entidad perica hacia las futbolistas destacaba en una época en la que el fútbol femenino todavía era bastante precario. “El Espanyol era el club que ofrecía las mejores condiciones posibles a las jugadoras. Teníamos contrato, de los mejores de España, junto al Rayo Vallecano y al Levante, nos pagaban el piso a las que veníamos de fuera, además de viajes a casa y alguna prima para ganar títulos. Éramos de los pocos clubs que viajábamos en tren o avión y hacíamos pretemporadas fuera de Barcelona. El presupuesto del equipo y los fichajes que se hacían ayudaban a luchar por los títulos”, rememora Boquete. Aquellas futbolistas entrenaban en la Ciudad Deportiva Dani Jarque por las noches, y no por las mañanas como ahora. "No éramos profesionales, muchas estudiábamos o trabajábamos", puntualiza la jugadora gallega.
El equipo perico, que también logró tres subcampeonatos, no bajó de la cuarta posición de la Superliga entre 2005 y 2012. Hasta 2020, además, era el equipo con más Copas de la Reina, seis. La bonanza deportiva empezó a tambalear a partir de 2012, cuando las dificultades económicas que arrastraba la entidad propiciaron un severo recorte del presupuesto de la sección femenina. El inicio de la decadencia deportiva y económica del Espanyol femenino coincidió con la primera de las ocho Ligas del Barça, que inició el actual ciclo ganador captando a algunas ex jugadoras del Espanyol.
Una ex jugadora en el rescate de una sección en reconstrucción
Una de las futbolistas del último gran Espanyol, Dolors Ribalta, fue elegida en el 2022 como coordinadora del fútbol femenino blanquiazul. “Estábamos en la pole position y perdimos oportunidades. Teníamos las mejores condiciones y las mejores jugadoras de España. Debemos recuperar posiciones después de bajar a Segunda, pero subir de nuevo cuesta, porque el fútbol femenino ha cogido visibilidad. Se ha igualado bastante y hay muchos equipos potentes que trabajan para ascender”, comenta Ribalta al ARA.
La ex jugadora quiere reconstruir la sección a partir de cuatro ejes: “Identidad, para que las niñas tengan ADN perico; plantel, impartiendo formación integral y minimizando las fugas de talento, de forma que la mayoría de futbolistas se hayan formado en casa; historia, dando visibilidad al medio siglo de vida de una de las secciones más longevas; y rendimiento, dando herramientas para que las jugadoras crezcan tanto individual como colectivamente con datos e innovación”.
Ribalta, que ha rediseñado el organigrama de la sección, lidera una estructura que mantiene un presupuesto similar al del curso pasado pese al descenso del equipo masculino en Segunda. "Entre otros refuerzos, ahora tenemos un captador de talento, un nuevo departamento de rendimiento, preparadores físicos con GPS, nutricionistas y un protocolo aseado", dice. Ribalta tiene claro el camino a seguir: "En el fútbol base no nos interesa ganar ligas, sino construir jugadoras válidas para un primer equipo que debe aprovechar su historia como impulso para ver hasta dónde puede llegar". El objetivo del club es claro: terminar el curso con un doble ascenso a Primera.