Es el peor momento de nuestra historia

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Chen Yansheng, presidente del Espanyol.

El tema perico de la semana es el cambio de entrenador. No creo que haya ningún seguidor del Espanyol que no deseara que Luis García triunfara como entrenador del club de sus amores. A todos nos hubiera gustado celebrar con él el ascenso y oírle decir de nuevo lo que tantas veces ha repetido y tan felices nos hace: "Lo mejor de Barcelona es ser del Espanyol". Además, su propuesta futbolística era atractiva. Tenía una idea y le era fiel. Incluso demasiado. Los resultados no le han acompañado y el equipo estaba en plena involución.

La destitución era, creo, inevitable. Y discutible, obviamente. Una discusión que algunos han llevado a lo personal. Para cierto entorno mediático perico –necesario, pero demasiado cercano, demasiado apasionado y demasiado endogámico– la destitución ha sido el triunfo del mal (Garagarza, a quien le tienen jurada desde el primer día) contra el bien (Luis, amigo personal de algunos y mito perico para todos). Yo estoy fuera de esos círculos. Mi trabajo con relación al Espanyol es esta columna semanal. No conozco a Luis, no conozco a Garagarza. Pienso que todavía es temprano para juzgar el trabajo del director deportivo y que el ya ex entrenador estaba agotando su crédito.

Fran Garagarza fue el director deportivo que condujo al Eibar de Segunda División B a Primera.

La imperiosa necesidad de subir el primer año es una de las pocas cosas que compartimos todos los pericos. Esto, el minuto 21 y, creo que ya podemos afirmarlo, la nefasta valoración de la era Chen Yansheng. Es el peor momento de nuestra historia. Me niego a valorar cada hecho de forma aislada. De ahí que no entre en el detalle de entender y juzgar cada caso. A veces, aunque parezca una paradoja, la mirada global es más acertada que la detallada. La lista de fracasos es tan larga que no quiero entrar: dos descensos en tres años, jugadores de la cantera que nos engañan y marchan libres, mitos de la cantera que se marchan, CEOs poco preparados para su función (el único que lo estaba quiso vender el club), cinco directores deportivos en ocho años (¿proyecto?, ¿qué proyecto?), trituradora de entrenadores (y quien nos clasifica para Europa se marcha), ninguna idea estratégica y clara para hacer crecer socialmente al club, menospreciado por los órganos futbolísticos.

Dirigir y gestionar un club de fútbol es muy difícil. Porque los intangibles son complejos y los tangibles muy técnicos y un punto azarosos. Es necesario liderazgo y capacidad de seducción. Y tener las ideas claras, entendiendo que estas ideas no pueden reducirse a cuadrar las cuentas. Porque si únicamente piensas en esto, te olvidas del resto y, encima, pierdes dinero.

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