El VAR es el mejor médico del Espanyol

BarcelonaLa visita del Espanyol a Oviedo arrancó con una histórico paro de un puñado de segundos como respuesta al Villarreal - Barça de Liga que se disputará en Miami. Una "protesta simbólica" iniciada por parte de los capitanes de Primera División y secundada por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) que no pudo verse por televisión. La patronal la censuró: durante casi medio minuto la señal de partido mostró imágenes aéreas de Carlos Tartiere y no de juego.

Inicio accidentado de la era Alan Pace, que ayer logró la primera victoria como propietario de un Espanyol que vuelve a zona europea. Y eso que la cosa empezó con mal pie porque en el minuto 10, Dmitrovic tuvo que evitar el gol de Ilic con una gran intervención. El peligro llegó por el perfil derecho de la defensa blanquiazul, donde Rubén Sánchez ocupó el puesto de Omar. Sin Puado, con una lesión de ocho semanas, Manolo optó por una doble punta con Roberto y Kike García, la otra gran novedad. El estreno en el banquillo de Carlos Tartiere del barcelonés Luis Carrión, exentrenador del femenino del Espanyol –entre 2011 y 2013–, le dio un nuevo aire a los asturianos, mucho más protagonistas que de costumbre.

Un problema de gol

Lo sufrieron los pericos, que de inicio no pudieron correr en el espacio como les gusta, pero que poco a poco fueron arrinconando a los locales y con centros laterales encontraron la fórmula para acercarse al gol. Por alguna razón el técnico gallego había escogido a dos rematadores como Roberto y Kike, a los que el portero Escandell les negó el primero. También a Pere Milla tras un certero lanzamiento de falta directa. Hace días que el Espanyol tiene un grave problema con el gol y que es incapaz de aprovechar su prominente caudal ofensivo.

Un auténtico dolor de muelas para el conjunto perico, que en Oviedo, pese a sufrir algunos sustos, fue merecedor de una victoria que se le resistía desde hace más de un mes. Y la acabó encontrando con una jugada de lo más enrevesada que finalizó con un remate de Kike, en posible fuera de juego, que sacó a Escandell de dentro de la portería y que el VAR revisó para acabar validando el gol. Anoche, el videoarbitraje fue el mejor médico para los males de un gran Espanyol, que lo liquidó poco después con el 2-0 del icónico Pere Milla, que hizo bueno su dicho: "Los goles son como el ketchup".