Barça

La renovación 'win-win' que Laporta medita ofrecer a Koeman

Los resultados del inicio de la temporada marcarán el futuro del técnico neerlandés del Barça

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Rafael Yuste, Joan Laporta y Ronald Koeman

BarcelonaRonald Koeman se marchó de vacaciones después de que el presidente Joan Laporta ratificara, a última hora, su nombre como responsable del banquillo azulgrana. El entrenador neerlandés seguirá una temporada más después de un “proceso de reflexión” –así lo bautizó Laporta– que le ha salvado el cargo, pero que ha evidenciado las dudas que hay en buena parte de la directiva, y también en la cúpula deportiva, sobre quién se tiene que hacer cargo del vestuario. Koeman volvía de vacaciones con un ademán serio, consciente de que se jugará el cargo desde el primer momento, tanto de puertas adentro, con los jugadores, como de puertas afuera, en un Camp Nou que tendrá público en las gradas. Es por eso que Laporta, a pesar de no ser su favorito, medita ofrecerle la renovación dentro de unos meses, para echarle una mano en la gestión del día a día.

Pero la operación tiene un punto importante de riesgo, porque un técnico que no tiene la máxima confianza de la directiva es un entrenador debilitado al que difícilmente seguirán los jugadores. Koeman tiene que convivir con la mochila de haber sido cuestionado hasta el último minuto, tanto por su planteamiento como por la manera "incomprensible" –según Laporta– de cómo se le escapó el título de Liga la temporada pasada. Por eso, para asustar todos estos fantasmas, ya hace semanas que en los despachos nobles son muy conscientes de que habrá que tener un gesto público de cara a Koeman, y de que tendrá que ser en la parte inicial de la campaña. Fuentes del entorno del presidente reconocen que la propuesta de renovación para el técnico es “casi inevitable” y calculan que puede llegar hacia el mes de octubre, con Liga y Champions en marcha. “Lo más normal es que si las cosas funcionan le planteamos una renovación”, remachan.

Una cuestión de confianza

En junio, cuando Laporta ratificó a Koeman, ya dijo que no le habían pedido ningún sacrificio económico porque ya había hecho uno a la hora de fichar por el Barça. Pero una rebaja de su nómina echaría una mano a las ya famosas negociaciones para evitar el límite salarial –por ejemplo, rebajando el sueldo pero alargando el contrato–. El caso es que, para que la rebaja tenga efecto, se tendría que hacer antes de que se cerrara el mercado, pero en la directiva quieren ser prudentes y esperar un poco más. De este modo ya habrán pasado dos meses de competición y se sabrá cómo pinta el equipo. Además, también se habrán cerrado los presupuestos y la parcela deportiva sabrá hasta qué punto tiene capacidad de maniobra. No necesariamente tiene que ser en octubre. Puede ser a finales de septiembre o alargarlo hasta noviembre. La intención es no alargar mucho el caso, porque Koeman y los suyos acaban contrato en junio de 2022.

Lo que sí tienen clara es la propuesta que harán al entrenador, que será para un máximo de dos temporadas –hasta junio de 2023– e incluirá una cláusula para que las dos partes –sobre todo el Barça– puedan deshacer el acuerdo y rescindir el contrato con relativa facilidad. Una de las fórmulas que hay planteadas es la de renovar por objetivos según los títulos. En especial la Liga. Hoy por hoy, los detalles del contrato son simples hipótesis que negociarán cuando llegue el día. Las dos partes también saben que, ratificado el entrenador, ahora la prioridad pasa por confeccionar la mejor plantilla posible, tanto en cuanto a los fichajes como en cuanto a las salidas.

A nadie se le escapa que Koeman no es el entrenador ideal del presidente. A pesar de ser discípulo de Cruyff, el actual técnico azulgrana mira el fútbol con ojos conservadores, más prudentes defensivamente y menos radicales con la posesión o el juego ofensivo. Pero esto no quiere decir que sea incompatible con el cargo que ocupa. Por eso sigue un año más en el Camp Nou, mientras la nueva junta tiene tiempo para sondear nuevamente el mercado y encontrar un recambio que encaje más en la mirada de los actuales gestores del club. Este verano ya se hizo un pequeño casting, que no llegó a buen puerto porque ninguna de las opciones seducía lo suficiente al presidente, y también porque despedir Koeman suponía un agujero de 10 millones de euros, el equivalente al finiquito del entrenador y sus ayudantes Larsson y Schreuder.

El plano B

Ahora bien, un equipo como el Barça siempre necesita tener un plan B, sea a corto o a largo plazo. Uno de los nombres que siguen sonando es el de Xavi Hernández, el técnico del Al-Sadd, con el que, hasta ahora, tan solo ha habido contactos informales y no negociaciones con cara y ojos. Parte del entorno del presidente intentó convencer a Laporta para que hiciera el cambio este mismo verano, pero el máximo mandatario se opuso. De momento Laporta se mantiene firme en la decisión, pero no se descarta que cambie de parecer, especialmente si el segundo proyecto de Koeman va a la deriva cuando se inicie la temporada. Solo el tiempo lo dirá.

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