Wimbledon

Alcaraz se zampa Djokovic y revalida corona en Wimbledon

El tenista murciano suma su cuarto Grand Slam con tan sólo 21 años

Guillem Delso
3 min
Carlos Alcaraz celebrando un punto en la final contra Djokovic.

BarcelonaCarlos Alcaraz marcará una época en el tenis mundial. Es un mantra que ya puede decirse y repetirse sin riesgo de equivocación. En la final de Wimbledon ha superado a Novak Djokovic (6-2, 6-2 y 7-6) y se ha alzado con el título británico por segundo año consecutivo. 21 años y cuatro Grand Slams. Es la cara joven del circuito y no encuentra rival. Se come a quienes llevan años ganando con la superioridad de quien no tiene miedo a nada. Con la calma y tranquilidad de quien juega un partido del domingo con unos amigos y la excelencia de los mejores tenistas de la historia.

En la pista central de Londres, frente a la atenta mirada de leyendas como Andre Agassi, Alcaraz ha dejado claro que tiene la ambición y el nivel para superarlas todas. Se ha deshecho de Djokovic, el tenista con más Grand Slams de la historia, por la vía rápida, con una facilidad insultante. El veterano jugador serbio no ha tenido otra opción que quedarse boquiabierto ante la exhibición. El murciano ha levantado a Roland Garros y también a Wimbledon en un mes, y lo mejor de todo es que su historia sólo tiene escritos los primeros capítulos. Kate Middleton, que reaparecía públicamente, fue testigo de una tarde memorable.

Kate Middelton ha hecho su segunda aparición pública después de anunciar que sufre cáncer.

Sin dejar ninguna opción

El primer juego amenazaba con ser un preludio del partido. Máxima igualdad y máximo nivel. La determinación de Djokovic y la desvergüenza de Alcaraz cara a cara. Quince minutos y cinco balones de break. La final apenas empezaba. Pero ha sido un espejismo. El murciano tomó la iniciativa y no la soltó hasta el final. Dieciséis años hay entre uno y otro tenista, pero en la pista la diferencia se desvanece. La confianza y el talento de Alcaraz son impropios de un joven que sólo empieza a competir. Servicios a 200 km/h, restos efectivos y, cuando Djokovic subía a la red, Alcaraz siempre encontraba la brecha donde manejar la pelota. 6-2, toda una declaración de intenciones y cara de impotencia del balcánico. No encontraba la forma de frenar a su rival y no parecía tener la esperanza de poder hacerlo.

Alcaraz celebra la consecución del primer set

Alcaraz no quería ceder la mínima opción. Consciente de que Djokovic es gato viejo y tiene experiencia para dar y vender. Las ha visto de todos los colores y podía recuperar terreno en cualquier momento. Pero el serbio no levantaba cabeza. Como resignado a aceptar que el rival era un escalón por encima de ellos. Alcaraz marcaba el ritmo del partido y Djokovic era incapaz de seguirle. Fallaba en el saque, cometía errores indignos de su nivel y, cuando conseguía firmar un buen punto, aparecía la magia descarada de su barbamec rival.

La confianza y el nivel de Alcaraz estaban por las nubes, combinaba sus ya clásicas dejadas con un servicio imparable. Tenía un tenista de la entidad de Djokovic totalmente empequeñecido. Si algún despistado conectaba la televisión podía pensarse que era un partido de primera ronda. Pero todo lo contrario: era una gran final y estaba siendo un paseo por Alcaraz. Otro 6-2. En una hora y cuarto y con el camino muy llano hacia el título.

El colofón final

A Djokovic sólo le quedaba una bala. La remontada tenía forma de milagro, pero el serbio quería intentarlo. Ha subido el nivel y ha hecho dudar a Alcaraz. El partido ha llegado al tie break. Y hasta ahí. No era el día del campeón serbio, sino de Carlos Alcaraz. Implacable, con golpes de absoluto genio y provocando gritos de admiración en la grada. Se permitía pasarse la raqueta por la espalda bajo la sonrisa de sus padres. Estaba siendo capaz de gozar de una final de Wimbledon. El público asistía perplejo a una exhibición. Quién sabe si al cambio de guardia del tenis mundial. Con el histórico veterano echándose atrás para dejar paso al joven crecido que quiere comerse el mundo.

Tres años compitiendo al máximo nivel y Alcaraz ya ha ganado Grand Slams en pista rápida, en tierra batida y en césped. Domina el servicio, el resto y la dejada. Es rápido y tiene fortaleza mental. El tenista del futuro llevado en 2024. Cuesta encontrarle puntos débiles y tiene todo el margen de mejora del mundo. Con el punto final, Djokovic ha terminado rendido a Alcaraz, la promesa convertida en estrella que se zampa leyendas.

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