La tibieza de Xavi con Ansu Fati

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Ansu Fati durante el partido

BarcelonaXavi Hernández no quiere a Neymar. Su prioridad es Cancelo para el lateral derecho, suspira por Bernardo Silva y después de compartir vestuario con el brasileño en su etapa como jugador durante dos años no es partidario de su vuelta ni de la de su entorno justo ahora que comienza una etapa con futbolistas jóvenes que precisan de un ambiente saludable para crecer. Joan Laporta, en cambio, no sólo no descarta su fichaje sino que tontea con el intermediario y amigote Pini Zahavi que lleva los asuntos de Neymar. Para que la operación sea posible Ansu Fati está en el disparadero y Xavi no le está protegiendo. “No puedo confirmar que Ansu se quedará”, dijo este sábado a la vez que refunfuñaba porque el periodista le comentó que no estaba siendo contundente en sus respuestas sobre el futuro del delantero. Y aunque le moleste, la realidad es la que es, igual que su tibieza.

Que sepamos, Ansu Fati ha dejado claro que él quiere seguir, así que las dudas -cuando no las ganas- del club de hacer caja son las que podrían hacerle cambiar de opinión. Al fin y al cabo, si te abren la puerta, si no paras de escuchar y leer comentarios y nadie de la entidad, ni siquiera el entrenador, se planta y afirma sin peros que no escucharán ofertas porque con 20 años eres una apuesta firme de presente y futuro, un jugador de la casa en el que se confía plenamente, si hasta el día antes de que comience la temporada hasta el capitán Sergi Roberto aparece en las portadas con un mensaje de bienvenida a Neymar y el técnico es incapaz de asegurar tu continuidad delante de los periodistas… pues igual es para pensárselo sí, claro.

Que Ansu Fati ha perdido estrella, brillo, que no es el mismo futbolista deslumbrante de su debut es una evidencia. Igual que lo es su infortunio con las lesiones. A Dembélé también le pasó - tuvo la desgracia de encadenar lesiones importantes- y Xavi se empeñó en decir que podía ser el mejor del mundo en su puesto, dio la cara por él cuando el club le apartó por no querer renovar y marearles y lo transformó en una apuesta personal. Ahora afirma estar muy decepcionado y tuerce el gesto si le señalan su falta de contundencia con Ansu cuando sería tan fácil como decir: “Si por mí fuera, seguiría”. Igual que lo hizo con Dembélé, vaya.

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