¿Por qué Cruanyes ya no lleva corbata?
Uno de los numerosos y controvertidos cambios que han sufrido los telediarios de TV3 tiene que ver con la indumentaria: los presentadores han abandonado una pieza que, durante décadas, parecía irrenunciable para proyectar seriedad: la corbata. Hoy en día, esta pieza ya está normalizada y apenas nos sorprende, aunque en algún momento podemos preguntarnos qué sentido tiene llevar una lengua de tela colgada del cuello. En cualquier caso, detrás de este elemento hay bastante historia y significados, que han ido evolucionando tanto en forma como en función.
El origen de la corbata es militar. Los legionarios de la columna Trajana de Roma (siglo II) llevaban una especie de bufanda llamada focale. Pero la pieza que reconocemos hoy como corbata cogió impulso durante la Guerra de los Treinta Años, cuando mercenarios croatas que luchaban con el ejército francés llevaban pañuelos en el cuello como parte del uniforme. De ahí el nombre cravate, derivado de croate. Aquellos pañuelos tenían funciones prácticas: aportar una capa extra de abrigo, proteger la piel del cuello de la fricción de la garganta (una pieza metálica semicircular de la armadura), limpiar la espada o incluso servir como venda improvisada en combate.
Más adelante, Luis XIV convirtió la corbata en una pieza de distinción cortesana. Asimismo, adquiría un papel práctico: proteger los cuellos de camisa y casaca de la suciedad del sudor, que se acumulaba especialmente en esa zona. Los amplios lazos de mussolina y puntas del siglo XVIII evolucionaron hacia piezas rectangulares y anudadas, que acompañaban la transformación hacia la camisa moderna. A principios del siglo XIX, el dandy británico Beau Brummell popularizó la camisa blanca impecable con corbata perfectamente anudada, lo que estandarizó la elegancia masculina y convirtió a la corbata en un símbolo de refinamiento extremo.
El nacimiento definitivo de la corbata moderna se produce en 1924, cuando el sastre estadounidense Jesse Langsdorf desarrolla una técnica para evitar que se deforme con los nudos y conseguir el perfecto cayente. Ésta consistía en confeccionar la corbata con tres piezas de tejido cortado al sesgo (a 45° respecto al hilo), aportándole elasticidad y flexibilidad para que se adapte al nudo sin deformarse. Hasta los años 40 del siglo XX, las corbatas eran más cortas y anchas, pensadas sobre todo como elemento ornamental para el cuello. A mediados de siglo, sin embargo, las camisas alargarán los cuellos y la corbata también se estilizará, y figuras como James Bond, los Beatles y los mods británicos convertirán la corbata larga y delgada en símbolo de modernidad y estilo juvenil.
Más allá de los usos militares e higiénicos iniciales, las corbatas transmiten poder, autoridad y seriedad de forma inmediata. Refuerzan la percepción de confianza y control y, por eso, muchos presentadores, especialmente aquellos vinculados a los telediarios, las han mantenido como herramienta visual de formalidad y credibilidad frente a la audiencia. Aún hoy, muchas cadenas de televisión disponen de manuales internos estrictos sobre cómo llevar la corbata, lo que demuestra que esta pieza sigue codificando a quien ocupa posiciones de responsabilidad.
Ahora, TV3 ha decidido prescindir de la corbata en los telediarios y hemos pasado del "siempre" al "nunca" convirtiendo lo que debía ser una relajación de la formalidad en una nueva rigidez de distensión impuesta. En cualquier caso, no es sólo un cambio estético: es una reflexión sobre cómo percibimos la autoridad y la formalidad y, en el caso de TV3, sobre la credibilidad y la confianza, que en última instancia nunca se pueden ganar ni fidelizar con (o sin) una "simple" corbata.