Este verano haz 'topless' y dispara el abanico contra quien se ría de ti
Actividad 1. La playa. Haz topless. Pruébalo si no lo has hecho nunca. En serio. Hazlo aunque consideres que tienes los pechos caídos, pequeños, planos, gordos, feos. El día que lo hagas verás que una vez te has quitado la parte de arriba del bikini, oh, casualidad, muchas mujeres te siguen. Te sentirás una líder sindical, pero de las buenas, no de los líderes sindicales que no ven bien hacer huelga en el 8M... Además, en muchas piscinas públicas estaba prohibido hacer topless hasta hace poco y es muy cómico ver la cara de susto de tantos usuarios cuando tú lo haces.
Actividad 2. Método Stanislavski. Coge afonías repentinas cada vez que toca organizar una cena, una comida, un picnic o la logística de un fin de semana con amigos o familia y detectes que, oh, casualidad, solo las mujeres asumen el reto. Haz que la afonía repentina derive en lumbalgia una vez estés en el sitio y, oh, casualidad, de nuevo sean solo las mujeres las que pronuncian las grandes palabras: "A ver, empecemos a poner mesa/limpiar mesa/cocinar/lavar platos/etc.".
Actividad 3. Vamos de fiesta. En las fiestas mayores vomita en medio de la pista cada vez que en la carpa o la disco móvil pongan un reggaeton de letra insufrible en el que mezclen los conceptos "culito", "te voy a dar", "bum, bum, bum" o vocablos similares. Haz lo mismo con los hits de todas las épocas a partir de los años cincuenta hasta la actualidad que intenten hacernos tragar el embudo a base de cantar conceptos como "no puedo vivir sin ti", "morir de amor", "te necesito" y, oh, casualidad, no sea ninguna canción dedicada al oxígeno.
Actividad 4. Recitación. Cuando no tengas más remedio que compartir mesa con el novio de tu hermana que es un Antonio vestido de hipster que todo el rato le dice "cariño, me puedes traer una birra, una IPA, no una de las otras" y no levanta el culo de la silla, programa el cerebro para pronunciar estas palabras cada dos minutos: patriarcado, vagina, clítoris, misoginia, escroto. Diviértete cada vez que el hombre ponga cara de asco e insiste. Cuando se levante para ir a buscar él solo la birra y no tener que escucharte, diviértete aún más.
Actividad 5. Manualidades. Lleva un hacha pequeña y un bote de pegamento de impacto en el bolso. Cada vez que vayas a tomar un vermut o una paella y veas que el rótulo del cambiador de bebés está situado solo en el lavabo de mujeres, no lo pienses: hachazo al cartel y cámbialo al baño de hombres. Y si en el cartel del baño de mujeres sale una mujer del siglo pasado con vestido hasta los pies, hachazo igualmente.
Actividad 6. Psicomotricidad. Si tienes sofocos por la menopausia y, encima, tienes que aguantar el calor, consigue un abanico con las varillas de plomo. Cada vez que alguien te haga un comentario graciosito sobre el asunto, haz que se te dispare el brazo con el que sostienes el abanico y que aterrice en la nariz del graciosillo. Explica que la menopausia te ha alterado el nervio de la muñeca y que lo sientes mucho. No lo sientas.
Pasa un buen verano. Las feministas, tanto si estamos de vacaciones como si no, nos lo merecemos.
