Farmacia

Un año de turbulencias en Grifols

La empresa ha reducido plantilla, recortó los beneficios y tiene la acción lejos de los niveles de 2020

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Sede de la Fundación  Víctor Grífols  y Lucas, en Barcelona.

BarcelonaLa exitosa trayectoria de Grifols ha acostumbrado a sus trabajadores y accionistas a una rutina de buenas nuevas que salía de la normalidad. En los últimos meses esta dinámica se ha torcido. Por primera vez en mucho tiempo, la empresa catalana vivió en 2021 un ejercicio complicado. El cierre de los centros de recolección de plasma debido a la pandemia afectó la capacidad de Grifols de acceder a la materia prima con la que elabora sus medicamentos. Esto comportó unos resultados muy inferiores a los que la compañía catalana suele tener, con unas ganancias de 182 millones que fueron un 70% inferiores a los del año anterior. De hecho, en los últimos cinco años nunca había ganado tan poco (el segundo registro más bajo son los 597 millones de 2018).

Durante la última década de imparable crecimiento, a menudo mediante la compra de otras empresas, el principal problema que había tenido Grifols era su nivel de endeudamiento, pero durante el último año también su cuenta de resultados ha sufrido y esto se reflejó en el precio de la acción, que cayó un 30%.

A pesar de esta dinámica, en 2021 Grifols anunció la compra de la compañía alemana Biotest para reforzar su cartera de medicamentos. La operación, de 1.100 millones, es una de las más ambiciosas de Grifols en los últimos tiempos, si bien queda lejos de las compras que dieron verdaderos saltos en su volumen como fueron Talecris, en 2011, o la entrada en la china Shanghai RAAS, en 2018. La compra de Biotest situó la deuda de la compañía catalana en 5,4 veces su ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos y depreciaciones), cuando antes estaba en 4,9 veces. La deuda en el cierre del año era de 5.828 millones de euros en una empresa que tuvo una facturación de 4.933 millones de euros en todo el año.

Si los resultados vivieron un mal año y la deuda aumentó, la empresa tampoco tuvo buenas noticias en el plan de la ocupación. En 2020 la compañía cerró con 23.655 empleados. Pero a finales de 2021 la empresa de hemoderivados tenía un 3% menos. Esta pequeña reducción de plantilla es la segunda en los últimos años en la empresa, que en 2019 había llegado a superar los 24.000 empleados.

Las acciones, lejos de los niveles de 2020

Es en este contexto que en el sector ha sonado el tantan de una posible opa sobre Grifols. Lo publicó por primera vez el blog de información financiera Betaville a finales del mes pasado. La publicación apuntaba que dos fondos, uno norteamericano y uno británico, estarían estudiando presentar la oferta de compra de manera conjunta. El pasado día 31, el banco de inversión Lava 4 se hacía eco y en cinco jornadas las acciones subieron un 9,5%. Fuentes oficiales de la empresa no han querido hablar de la cuestión aduciendo que no comentan "rumores o especulaciones". Y lo cierto es que en los últimos días la acción de la multinacional catalana ha perdido el impulso de los primeros días de abril y que ahora los títulos valen un 6% menos que hace un mes, lo que podría demostrar que el mercado no se cree esta supuesta opa.

Se da la circunstancia de que Grifols no pasa por su mejor momento de cotización. Justo antes de la pandemia, Grifols había cotizado por encima de los 34 euros, en el que era su récord histórico. Pero después de un mal año 2021, ahora mismo las acciones rondan los 15 euros, razón que haría posible este intento de adquisición. El valor en bolsa de la compañía supera ahora los 9.000 millones de euros, que parecen asumibles cuando ahora hace dos años había superado los 20.000 millones.

No obstante, otras voces descartan que una opa se llevara a cabo porque la familia Grífols mantendrá el control de la compañía en cualquier caso. Esto responde al hecho de que la empresa catalana tiene dos tipos de acciones: las de clase A y las de clase B. Las primeras dan derecho a voto y están básicamente en manos del núcleo duro accionarial de la compañía, que conforman Scranton, Rodellar, Ponder Trade y Deria, entre otros, y que agrupa a parte de los más destacados miembros de la familia fundadora. Una voz conocedora de la situación es clara. "No hay nada, no hay ninguna opa y sin el apoyo o consentimiento del grupo central no se puede hacer porque el núcleo duro controla más del 40% del capital", explica.

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