Barcelona mantiene un gasto más alto mientras Madrid se desendeuda
El Estado compensa el efecto capitalidad de Madrid con más transferencias al consistorio barcelonés
BarcelonaEl Ayuntamiento de Barcelona mantuvo elevados los niveles de gasto público en 2020, mientras que el de Madrid continuó el proceso de desendeudamiento iniciado hace una década, según datos oficiales publicados recientemente por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef).
Las dos ciudades tienen “un trato especial que las hace diferentes”, explica Albert Carreras, catedrático de economía de la UPF y secretario general de Economía de la Generalitat entre 2013 y 2016. Los dos municipios son los únicos del Estado que superan el millón de habitantes, a pesar de que Barcelona hace años que se mueve alrededor de los 1,5 millones, mientras que la capital española también mantiene estable la población en los 3,2 millones, el doble que la de Barcelona. Es por eso que también son los dos únicos ayuntamientos de España con una carta municipal, por lo cual el trato de Barcelona, desde el punto de vista fiscal, es de casi de “cocapitalidad”, según Carreras.
Así mismo, en comparación con el resto de municipios catalanes, Barcelona opera “en otra liga” –dice Carreras–, con ingresos por habitante muy superiores y la capacidad de hacer políticas que en el resto de municipios hacen otras administraciones, como consejos comarcales, diputaciones o la misma Generalitat.
El gasto del Ayuntamiento de Barcelona es más elevado que el de Madrid desde hace años, una tendencia que se mantuvo en 2020, cuando, de según la ejecución de los presupuestos de las dos ciudades, el consistorio de Ada Colau gastó 1.636 euros por habitante, superior a los 1.375 del consistorio de José Luis Martínez-Almeida.
Las diferencias tienen varias razones. Por un lado, hay una cuestión de prioridades políticas de cara al gobierno municipal. Por ejemplo, el gasto social y en ámbitos como la sanidad o la educación son más elevados que en Madrid.
Por otro lado, están las competencias que tenga cada ayuntamiento. Por ejemplo, la empresa de transportes de Barcelona, TMB, está gestionada por la Autoridad Metropolitana de Barcelona, un ente supramunicipal que se financia con aportaciones de los ayuntamientos que forman parte de él, entre los cuales está el barcelonés. En cambio, el consistorio madrileño no tiene que gastar en el metro, puesto que la compañía que lo gestiona es de propiedad autonómica. Para acabar, hay que tener en cuenta el efecto capitalidad, que favorece que en Madrid una parte de las instalaciones –especialmente infraestructuras culturales, como por ejemplo museos o teatros– son gestionados por el Estado, mientras que en Barcelona la participación municipal es más elevada.
Todo esto explicaría, en parte, que Barcelona reciba más transferencias del Estado. El gobierno español da “subvenciones cuantiosísimas” para cubrir los costes del transporte público, explica Carreras, de forma que Barcelona las recibe directamente y en el caso de Madrid irían al gobierno autonómico. Además, en 2020, Madrid recibió 525 euros por habitante de transferencias estatales, muy por debajo de los 723 euros de Barcelona. Este hecho permite, además, mantener menos presión fiscal al Ayuntamiento de Barcelona que al de Madrid.
Madrid se desendeuda
Lo que más diferencia los dos ayuntamientos es la deuda. El consistorio madrileño hace años que reduce a un ritmo destacable su nivel de endeudamiento, un esfuerzo que no tiene que hacer Barcelona. El 2010 la capital catalana debía de más de 700 euros por habitante y lo ha ido rebajando hasta los 485 euros actuales. Madrid, en cambio, cerró el 2020 en 585 euros, pero venía de los 2.298 euros por habitante de deuda del 2012.