Comercio

De Álvarez de Toledo al 17-A: un repaso de la historia del pequeño de los Corte Inglés

El histórico almacén del Portal de l'Àngel cierra sus puertas este sábado después de 26 años

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Edificio del Corte Inglés de Portal del Angel, este viernes

Barcelona"Cuando los clientes entran a comprar, lo hacen escuchando nuestra música. Sobre todo, responden a canciones de Serrat y Sabina", dice Luis Carlos, mientras hace una pequeña pausa después de cantar el enésimo bolero. Lleva 20 años a tocar en el Portal del Àngel, casi tantos como tiene El Corte Inglés que le hace sombra. Pero su relación termina: este histórico centro comercial cerrará mañana sus puertas, después de 26 años ocupando la emblemática Casa Jorba. "Ha sido un verano difícil, todo lo comercial hace bien a los músicos", lamenta.

Mientras este músico callejero dominicano vuelve a hacer vibrar las cuerdas de la guitarra, turistas y clientes habituales circulan por los arcos de seguridad de la entrada del edificio, que a un día de cerrar las puertas, no descansan: persona que ocurre, alarma que se dispara. La mayoría de los que entran no saben que estos grandes almacenes tienen los días contados, pero otros sí, y vienen a darle el último vistazo. También hay tiempo aún para quienes, como en todo centro comercial, entran sólo para ir al baño. "Preguntan por la joyería, la perfumería y la parafarmacia. Antes en la planta de abajo también había bolsos y maletas", explica un trabajador en el ARA.

Hace unos años que el 90% de la oferta de este centro comercial es sólo deportiva, con la excepción de la planta baja, donde hay una tienda Samsung, y la sexta, con la cafetería y el restaurante. Todo ello irá a parar 150 metros más arriba, en la octava planta del también emblemático Corte Inglés de plaza Catalunya. La compañía se vendió el edificio del Portal del Ángel hace dos años en la joint venture Redevco Iberian Ventures, por unos 200 millones de euros, para concentrar toda la oferta en otro centro, tal y como hizo años atrás con su local de Francesc Macià. La compañía deja los 18.000 metros cuadrados que tiene en la tercera calle comercial más cara de España en un momento dulce: acaba de registrar el mejor resultado económico desde el 2009.

"Siempre vengo a buscar ropa deportiva para mis hijas", dice Montse, que tiene en cariño especial este centro comercial porque su padre trabajaba en una carpintería que construyó Jorba Preciados, las galerías que había antes de El Corte Inglés y que abrieron desde los años 60 hasta mediados de los 90. Elena, vecina de Horta, recuerda que venía con su abuela a los almacenes Can Jorba, antes de que la firma madrileña Galerías Preciados entrara en la empresa catalana. "Siempre decíamos «Vamos a Barcelona» cuando veníamos. Como cierran, he venido a buscar unas zapatillas de montaña; el año que viene quiero hacer el Camino de Santiago», añade. Manel, vecino de la zona y cliente habitual, también sabía que cerraban este fin de semana: "He venido por si había ofertas".

En las tres primeras plantas, no hay signos de cierre inminente, pero en la cuarta, cinco maniquíes estirados en el suelo entre papeles de burbujas y un portapalets huelen a mudanza. También hay muchos escaparates y mostradores vacíos. "Cuando los ves, da un poco de pena", explica Paloma (nombre ficticio), trabajadora desde hace más de una década que, con el cierre, se queda sin trabajo. Los trabajadores de El Corte Inglés acabarán todos recolocados en plaza Catalunya, según la compañía, pero ella trabaja para una marca. Dice que aprovechará el cambio para ponerse a estudiar: "Entras aquí de forma temporal, cobras bien y después te acomodas", dice al ARA. Entre los elementos que más la marcaron se encuentra el 17-A, cuando los almacenes, como otros muchos locales comerciales, se fortificaron con la gente dentro: "Subimos todos los trabajadores a la terraza hasta las 20.30 horas y hubo clientes que se quedaron encerrados; algunos siguieron comprando", recuerda.

Si bien hace unos años se vio a Arnold Schwarzenegger probándose zapatos en El Corte Inglés de plaza Catalunya, entre los pasillos de ropa técnica y complementos deportivos de los almacenes de este hermano pequeño de la cadena se ha llegado a ver, en momentos distintos, a Joel Joan oa Cayetana Álvarez de Toledo. Esta última, según esta trabajadora, se compró una mochila hace unos años.

Ya es la hora de comer y en la planta baja un grupo de turistas hace tiempo en uno de los sofás, mientras miran reeles de Instagram. Fuera el sol todavía pica y de fondo se oye cantar en catalán: es la voz de Luis Carlos, que ha decidido regalar Palabras de amor, de Joan Manuel Serrat, a los últimos clientes.

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