Banca

¿Puede ser Credit Suisse un nuevo Lehman Brothers?

La entidad encadena números rojos y escándalos, pero los expertos creen que Suiza la rescataría

El ÚLTIMO CASO 
 Credit Suisse ha admitido que ayudó a evadir impuestos a sus clientes.
14/10/2022
3 min

BruselasCredit Suisse, uno de los bancos más importantes y barco insignia del sistema bancario suizo, hace aguas. Hace tiempo que registra números rojos, encadena diferentes escándalos, pasos en falso e intentos fallidos de enderezar una tendencia desastrosa. Su caída podría arrastrar a la quiebra a otras grandes empresas y particulares, y provocar grandes estragos en el mercado financiero. Por eso, en los medios de comunicación y en las redes sociales ya lo comparan con el caso de Lehman Brothers de 2008, que fue uno de los causantes de la gran crisis financiera.

Ahora bien, ¿realmente hay peligro de que Credit Suisse caiga en desgracia y acabe siendo el nuevo Lehman Brothers? Expertos y analistas económicos subrayan que el contexto no es el mismo y solo consideran su quiebra como el peor de los escenarios. Aunque Estados Unidos dejó caer a Lehman Brothers con la intención de dar ejemplo en el pasado, se cree que el Banco Suizo no actuaría del mismo modo con la segunda entidad financiera más importante del país y la ayudaría o la rescataría, como ha hecho durante los últimos años, por ejemplo, el gobierno alemán con el Deutsche Bank o hizo el gobierno español con diferentes cajas.

Las dudas sobre la solvencia del banco suizo, sin embargo, crecieron más que nunca la semana pasada después de que los seguros de impago (coberturas de los inversos ante posibles incumplimientos de pago del banco que se conocen como CDS) lograran sus máximos históricos, incluso superiores a los niveles que registró en 2008 Lehman Brothers. A partir de aquí, las comparaciones, los rumores y las especulaciones se dispararon, justamente al revés, claro, que la cotización de las acciones de Credit Suisse.

Las cifras son muy negativas. Solo en el primer trimestre de este año el banco suizo ha perdido un 54,9% de su valor en la bolsa y ha pasado de una capitalización de 24.000 millones de euros a valer 10.700. Más allá de 2022, durante la pandemia del covid, sufrió como todo el sistema bancario, pero a diferencia de sus competidores no se recuperó y no volvió a los números verdes. Además, en 2021 ya registró unas pérdidas de 5.500 millones de euros solo por la caída del fondo de gestión de capital Archegos.

Para tratar de ponerle remedio, los expertos y analistas económicos creen que el banco tendría que vender activos o hacer una ampliación de capital. De hecho, trascendió en diferentes medios de comunicación que la dirección de la entidad ha estado sondeando a los inversores en la búsqueda de nuevos fondos, pero de momento no han hecho ningún tipo de movimiento. Aún así, también con el objetivo de calmar el estado de nerviosismo del mercado, Credit Suisse anunció que el próximo 27 de octubre presentaría su plan de reestructuración. Además de medidas para aumentar el capital, la entidad estudia transformar su banca y separar la parte comercial, que es una de las más rentables de Europa, con la de inversión y del llamado banco malo, que mantendría los activos de alto riesgo a un lado y sin peligro de que contamine al resto.

Sucesión de escándalos

Más allá de las malas inversiones, Credit Suisse hace tiempo que también está en el foco de atención mediática por protagonizar varios escándalos. Este año una filtración masiva de datos secretos de la entidad bancaria, en la que el rey emérito de España, Juan Carlos I, tiene una cuenta, sacó a la luz que tiene clientes de dudosa honorabilidad, como personas implicadas en casos de tortura, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, corrupción o toda clase de delitos graves. Además, el año pasado recibió varias sanciones por casos de espionaje a funcionarios y a industrias y por casos de soborno, así como por facilitar la evasión fiscal.

Los escándalos y los números rojos también han hecho que Credit Suisse haya cambiado unas cuantas veces la dirección durante los últimos años y hayan ido pasando por el frente de la entidad (sin mucha suerte) diferentes dirigentes reputados del sector, un elemento más que juega en contra de la sensación de fiabilidad del banco. El actual máximo ejecutivo, Ulrich Körner, asumió el cargo este agosto y ya ha anunciado, a la espera del plan de reestructuración que presentará el 27 de octubre, que una de sus prioridades es rebajar los gastos de la compañía de los 16.200 millones anuales y ya se está estudiando la posibilidad de despedir a miles de trabajadores.

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