Decenas de miles de construcciones afectadas: así se ve el alcance de la inundación a vista de satélite

Los colegios de arquitectos comienzan a evaluar los daños sobre el terreno mientras salen las primeras estimaciones

BarcelonaEl 29 de octubre por la tarde, muchos valencianos recibieron un aviso de que les decía que se quedaran en casa. Pero la alerta llegaba tarde, cuando el agua ya cubría metro y medio de su garaje. En cuestión de minutos, los bajos de pueblos como Aldaia, Paiporta y Picanya quedaron anegados. La riada había cogido a todo el mundo por sorpresa, pero el recorrido del agua hambrienta estaba impreso en el urbanismo que a lo largo de las décadas ha dado forma a l'Horta Sud, la zona 0 de la DANA. Para muchos vecinos, su casa nunca había sido un lugar seguro.

Aún no hay ningún recuento definitivo de las construcciones afectadas por la riada, que se llevó casas enteras en los pueblos de más arriba, como es el caso de Chiva, situado a 270 metros de altitud, y destrozó muros y paredes más abajo, en la zona de la huerta, que da nombre a la comarca. Hablamos de municipios como Benetússer y Picanya, donde decenas de vehículos, arrastrados por la riada, lo arrasaron todo. "Los coches han hecho de proyectiles por dentro de las viviendas después de romper los muros. La fotografía de la riada es la de los coches", explica al ARA el doctor en geografía física y profesor de la Universidad de Valencia Iván Portugués. Por el momento, los colegios de arquitectos ya han empezado a desplegarse para cuantificar los daños estructurales en edificios, mientras los vecinos de la zona van comunicando los destrozos de sus hogares.

Cargando
No hay anuncios

Por ello, todos los datos de construcciones afectadas, desde viviendas, oficinas, negocios, instituciones o incluso escuelas, son aproximativos. El primer análisis del sistema de mapeo satelitario Copernicus de la Unión Europea –antes GMES– daba una cifra de 500 hectáreas de construcciones afectadas. En l'Horta Sud calcula una afectación de 3.906 edificaciones, de las que más de 2.500 son residenciales, 1.000 no clasificadas y los cientos restantes son negocios, fábricas, hoteles, edificios públicos y, también, alguna escuela. Paralelamente, el Colegio de Registradores cifraba esta semana las fincas afectadas en 134.418, sin especificar si hablaba de edificios enteros o viviendas, resultando dañadas un total de más de 54.000 hectáreas. Asimismo, los primeros cálculos del departamento de geografía de la Universidad de Valencia, a los que ha tenido acceso el ARA, sitúan en 278.617 las viviendas afectadas por las riadas, de las que 175.475 serían de primera residencia, repartidas entre unos 70 municipios, incluidos los que van más allá de la Huerta Sur, como Utiel, Requena y Chiva. Este análisis es una primera versión y se ha elaborado a partir del Sistema de Información sobre Empleo del Suelo de España (Siose) de 2017, el programa de usos del suelo que utiliza la administración española, que bebe de la base de datos del proyecto Corine Land Cover, de Copernicus.

Cargando
No hay anuncios
Construcciones afectadas por la DANA en l'Horta Sud, según Copernicus

Primero la riada, después la inundación

Toda el área de afectación puede dividirse en tres ámbitos: la zona de secano, la huerta y la albufera. En la primera es donde llovió intensamente; en la segunda, donde se produjeron las grandes inundaciones, y en la tercera, donde desembocan la mayoría de barrancadas. "El agua descargó en la parte más alta de la cuenca, y en un día cayó lo que cae en un año. Esto hizo que la riada que bajó por el barranco de Chiva bajara sin control hasta la llanura de la huerta", explica en el ARA el profesor de urbanismo en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Sergio Palencia. "En Chiva no fue la inundación, llena de barro, cañas y escombros, sino la violencia de la misma riada. Por el río pasó cuatro veces el caudal del Ebro", dice a este diario el profesor de geografía de la Universidad de Valencia Joan Membrado.

Cargando
No hay anuncios

De allí arriba hasta Torrent, capital de la comarca y pueblo de entrada a la huerta, el agua recorrió unos 35 kilómetros. "Si tienes una precipitación allá arriba, puedes amar lo que está viniendo. Con una media de once horas como mucho para poder reaccionar ante lo que cae en Chiva, es el tiempo que tarda en llegar a la desembocadura. Había la necesidad de trasladar la alerta lo antes posible", añade Palencia. El agua también descendió por un segundo barranco, el de la Saleta, y tenía un tiempo de reacción menor, de entre cuatro y seis horas. "Los más afectados por esta otra riada son los municipios de Aldaia y Alaquàs, además del polígono de Ribarroja de Turia", dice Palencia.

Y después de llover intensamente en la zona montañosa, fue por la tarde del 29 de octubre cuando las riadas llegaron a la huerta, la parte más afectada por la DANA. Y llegaron de forma muy rápida porque hay una sucesión de ramblas que descienden de las montañas prelitorales, donde llovió intensamente. "Estas barrancadas tienen una respuesta muy rápida. Las precipitaciones en estas montañas se convierten en caudales que desembocan en la albufera y, al tener cuencas pequeñas, bajan muy rápidamente. Esta es una de las claves", añade Portugués. Las cuencas de la zona tienen una litología arcillosa, que es bastante impermeable, y hace que el agua no filtre tanto. El resultado fue la llegada de una riada llena de barro y sedimentos.

Cargando
No hay anuncios

Un crecimiento desordenado

Esta zona de huerta, hasta los años 50, estaba formada por núcleos urbanos aislados, entre ellos el agua discurría, pero también inundaba, aunque lo hacía en zonas eminentemente de huerta, es decir, no urbanas. "Siempre ha habido riadas, pero la huerta había tragado el agua. El terreno agrario hace que el agua no corra, se estanque y haga capas acuíferas que entonces alimentan la albufera. Toda esa zona ha sido profundamente urbanizada" , detalla este profesor de geología en el ARA. "Las inundaciones históricas se han agravado por el factor humano", añade Palencia.

Cargando
No hay anuncios

En las décadas de los años 60 y 70 llegó el desarrollo de la zona, siguiendo la tendencia de las grandes ciudades españolas, y la gente de los entornos rurales se instaló las áreas metropolitanas. Pero la urbanización del territorio se llevó a cabo de forma desordenada, ya que hace 60 años no existía ninguna normativa urbanística relativa a las inundaciones, ni tampoco una planificación integral. "Antes no tenían suficiente información para tomar decisiones y hubo dos elementos que lo agravaron: por un lado, cada ayuntamiento hizo la guerra por su cuenta; y, por otro, no se tomó ninguna decisión a escala metropolitana para ordenar la construcción del territorio", añade Membrado. Hablamos de Torrent y Aldaia, y más abajo, ya bajo la ciudad de Valencia, de Picanya y Paiporta, y todos los que están siguiendo por el oeste la autovía V-31 —llamada Pista de Silla—, como Benetússer, Sedaví, Alfafar, Massanassa, Catarroja y Albal. "En esa zona hay un 90% de suelo urbanizado", dice Membrado.

Las imágenes satelitales, aun siendo aproximativas, permiten ver cómo los núcleos más antiguos de los municipios son los que se han salvado. "Estos núcleos históricos tendieron a ponerse en relativa altura, y en un territorio limitado de topografía plana y las partes históricas ocupadas, la expansión ha ido hacia dónde ha ido, como zonas inundables o cerca de los barrancos. En otras zonas del País Valenciano esto es evidente", explica al ARA Daniel Monfort, ingeniero geólogo valenciano afincado en Francia.

Cargando
No hay anuncios

La combinación de la orografía geológica, que ya imprime velocidad al curso del agua, con la posterior impermeabilización de la zona debido a la urbanización, que ha ido borrando los espacios de desbordamiento y laminación —liberación gradual de la zona agua-, es lo que según los expertos explica la gran afectación de lo que ya es la inundación más mortífera del siglo XXI en España.