Deoleo, el fabricante de aceite que dispara los beneficios por la guerra en Ucrania
Las acciones de la empresa española han subido gracias al aumento de demanda del producto
MADRIDLa guerra de Ucrania ha puesto en el punto de mira a productos como el trigo, el maíz y las semillas para elaborar aceite de girasol. Una parte importante del origen de estos tres alimentos en España, pero también en el conjunto de Europa, es ucraniano, hasta el punto que en el país se lo denomina el granero de Europa. Es por este motivo que en plena invasión rusa muchos supermercados han limitado la venta de aceite de girasol y algunas cadenas han visto como las existencias se agotaban ante la posibilidad de que haya desabastecimiento. Ucrania es uno de los principales proveedores en España de semillas de girasol y entre la población creció el temor de que la producción se parara por la falta de primera materia.
Ahora bien, no todo el mundo ha vivido esta situación con los sentidos en alerta. La guerra se ha traducido en una oportunidad para algunas empresas, que han exprimido en la bolsa el boom de estos productos. Es el caso del fabricante español de aceite de oliva Deoleo —el más importante del mundo—, el valor bursátil del cual esta semana se ha inflado un 42%. La compañía, productora de marcas como Carbonell o Koipe, ha visto como los inversores se han animado ante las expectativas de que crezca la demanda de aceite de oliva debido a la escasez de aceite de girasol por el veto que el gobierno ucraniano de Volodímir Zelenski ha puesto hasta finales de año a la exportación de varios cereales, azúcar, carne y sal ucranianos.
Así, este viernes los títulos de Deoleo aumentaban hasta 0,37 €, un 10,8% más que el jueves. Esta empresa dio un salto en la bolsa el día siguiente del estallido de la guerra. El 25 de febrero, el valor de sus acciones en la bolsa creció un 18%, una cifra que contrarrestaba la caída del día anterior. El salto importante, sin embargo, llegó el 4 de marzo. Aquel día el precio del título cerró en 0,27 € (hasta entonces, a pesar de haber empezado la guerra en Ucrania, se mantuvo estable), pero al día siguiente ya superaba los 0,34 €.
La pandemia, un revulsivo
Pero este no es el único momento complicado del que la empresa ha sabido sacar provecho. La pandemia también fue un revulsivo para el fabricante de aceite, que cerró en 2021 con un beneficio neto de 61 millones de euros y redujo la deuda hasta los 120 millones a pesar de que el volumen de ventas cayó. El primer año de pandemia, marcado por el confinamiento más estricto, la empresa consiguió dejar atrás las pérdidas (11 millones de euros en 2019) y obtuvo un beneficio neto de 57 millones. Ahora bien, con la reanudación de la actividad económica, la demanda de aceite de oliva en los hogares se normalizó.
Pero no todo ha sido sencillo: el año pasado Deoleo sufrió un encarecimiento de la materia prima, el precio de la cual se duplicó respecto al año anterior, lo que lo obligó a asumir unos 90 millones de euros adicionales para cubrir estos costes que no tenía presupuestados, según explicó la misma compañía.
Contra las cuerdas
La empresa también ha estado bajo el foco mediático. En el año 2014, la marca España estuvo a punto de perder a este líder mundial de aceite de oliva y uno de los principales grupos exportadores del sector de la alimentación en el Estado —de los dos millones de toneladas de aceite que producía, solo medio millón se quedaba en España. ¿El motivo? Un conjunto de accionistas, entre los cuales estaban Bankia y La Caixa, pusieron a la venta el 31% del capital que tenían, mientras que otros inversores internacionales se interesaban por la empresa. La preocupación del entonces Gobierno español, bajo la batuta del popular Mariano Rajoy, era que se perdiera "la españolidad" del grupo, en palabras del ministro de Agricultura de aquel momento, Miguel Arias Cañete. Por eso el Gobierno español puso en marcha toda la maquinaria para que los accionistas minoritarios tuvieran el control de la compañía y se pudiera sumar, incluso, la SEPI, la sociedad que agrupa las participaciones industriales del Estado. Finalmente, Bankia se quedó sola, el fondo británico CVC adquirió el 20% de las acciones, pero Cañete consiguió convencer al presidente de La Caixa, Isidre Fainé, para que la entidad bancaria garantizara que el control de Deoleo quedaba en manos españolas.