Laboral

Menos de dos meses, la duración media de los contratos firmados este año

Solo un 0,3% de los contratos registrados en julio tenían una duración de más de doce meses

Una camarera limpia la mesa de una terraza de un local a la calle Amigó
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Barcelona"Estamos alimentando una bomba de relojería". El alerta es del economista Ernest Poveda ante "el abuso" de los contratos temporales que monopolizan desde hace años el mercado laboral español y que se centran sobre todo en los puestos de trabajo menos calificados. Los datos le dan la razón. Según el Servicio Público de Ocupación Estatal (SEPE), durante los primeros siete meses de este 2021 la duración media de los contratos es de menos de dos meses, concretamente es de 54,1 días. La cifra es más alarmante –asegura el economista– si se tiene en cuenta que la crisis económica del covid no ha tenido ningún impacto, puesto que si se compara con las de los últimos años incluso es un poco superior. En 2007, cuando se venía de una época de bonanza económica, la duración media de un contrato era de 78,6 días; en 2013, en plena crisis financiera, bajó hasta 53,3 días, y en 2019, antes de que estallara la pandemia, llegó a mínimos históricos al bajar por primera vez del umbral de los 50: 49,1 días. "Se ha cronificado y abusado de la temporalidad y esto provoca una inestabilidad en muchos trabajadores, que encadenan un contrato tras otro, lo que afecta directamente a la economía y sobre todo al consumo, porque una persona que está en esta situación no se plantea comprar una vivienda o un vehículo", ejemplifica.

La situación todavía es más preocupante si se miran cuántos contratos de más de un año se firman en un mes. Según los últimos datos publicados por el SEPE solo un irrisorio 0,3% superaba esta duración en julio. En cambio, de los 1.838.250 contratos firmados el séptimo mes del año uno de cada cinco llegaba como máximo a una semana y uno de cada tres a un mes. En cuanto a los contratos indefinidos, se firmaron 165.500, cifra que equivale al 9% del total de los registrados en julio.

La duración media de los contratos inscritos en el SEPE solo en julio fue de 53,2 días, una cifra ligeramente inferior a los 53,3 del mismo mes del año pasado. Aún así está seis días por encima de la mínima de toda la serie, que se registró en julio de 2019, con 47 días.

La reforma laboral que está negociando el gobierno español con la patronal y los sindicatos mayoritarios quiere declarar la guerra a esta temporalidad. Hay que tener en cuenta que España (24,7%) es el segundo país de la Unión Europa con más temporalidad en 2020, solo superada por Montenegro, a pesar de que los datos de este país son de 2019 y que Bruselas ya lleva años pidiendo al gobierno español que cambie esta situación tanto en el sector público como en el privado. Para hacerlo la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, apuesta por simplificar el número de contratos y que las empresas solo recorran a los temporales por dos motivos: cubrir bajas de trabajadores o picos de trabajo. De este modo, pues, se eliminaría el actual contrato de obra y servicio, uno de los más recurrentes. La intención de la ministra es aprobar estos cambios antes de que acabe el año. Para conseguirlo, tendrá que afrontar un otoño con intensas negociaciones con los agentes sociales. "La simplificación de contratos ayudará a hacer frente a esta temporalidad. Ahora bien, no es la única solución", deja claro el economista.

Priorizar los contratos indefinidos

Según Poveda la clave pasa por priorizar los contratos indefinidos por encima de los temporales, justo lo contrario de la tónica actual del mercado laboral. Si se miran los datos del paro de julio, hasta un 91% de los contratos que se firmaron fueron temporales y solo un 9% (165.500) fueron indefinidos, de los cuales más de 64.000 estuvieron a tiempo parcial. "Se tiene que conseguir como mínimo llegar al 50% para dar estabilidad a la economía española. No se pueden cubrir lugares de trabajos estructurales con contratos temporales tal y como está pasando en los últimos años", insiste. En este sentido, el economista coincide con Díaz en que los contratos por un tiempo concreto solo se utilicen cuando hay picos de trabajo. "Este abuso de la temporalidad por parte de las empresas solo demuestra que no planifican ni a medio ni a largo plazo", sentencia.

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