La economía española, la menos afectada por la ruptura comercial con Rusia
Un veto a toda la energía rusa tendría un impacto de hasta el 4,2% sobre el PIB europeo, según el Banco de España
MADRIDEuropa hace semanas que se prepara para un mundo en que la dependencia comercial y en particular energética con Rusia sea casi inexistente. El último ejemplo, el acuerdo del lunes por la noche para vetar parcialmente las compras de petróleo ruso. A corto plazo, este escenario tendrá un impacto negativo sobre el crecimiento económico de la zona euro y también sobre la evolución de la inflación, según se recoge en el informe Consecuencias económicas de un hipotético cierre comercial entre Rusia y la UE, publicado este martes por el Banco de España. Una situación que, en todo caso, se normalizaría "a medio y largo plazo, cuando las economías tengan la capacidad de sustituir las importaciones procedentes de Rusia y adaptar sus procesos productivos". Como ejemplo, en el conjunto de la zona euro una hipotética interrupción de las importaciones energéticas procedentes de Rusia tendría un impacto de entre un 2,5% y un 4,2% sobre el PIB.
Ahora bien, por países la cosa cambia y los efectos no serían los mismos. En función del grado de dependencia energética con Rusia, el Banco de España apunta a una "heterogeneidad" de las consecuencias económicas. Aquí quien sale mejor parada es España, una de las economías que según el organismo supervisor sufriría de una manera más leve la ruptura comercial con Rusia. En concreto, una interrupción de las compras energéticas procedentes de Rusia tendría un impacto sobre el crecimiento económico de entre un 0,8% y un 1,4% a lo largo del primer año, en función de lo que se tardara en encontrar otros proveedores que sustituyeran a Rusia.
Además, si el veto fuera con todo el comercio, es decir, no solo sobre los productos energéticos, sino también alimentación y tecnología, el impacto sobre el PIB podría llegar a ser de un 2,4% si hay dificultades para sustituir este canal comercial. Hay que tener en cuenta que en el conjunto de la Unión Europea un 18% de los productos procedentes de la minería energética –como el gas y el carbón– son de origen ruso, mientras que en España el peso es de un tímido 3%. En cuanto a los productos derivados del petróleo, su peso en el conjunto de la UE es de un 9%, mientras que en España cae hasta el 2,5%.
De las otras economías europeas, la que sale peor parada es Alemania, donde la gran industria depende enormemente del mercado ruso. En el país germánico el impacto llegaría a ser de un 3,4% sobre el PIB en el peor de los casos; después vendría Italia, con un impacto de entre un 2,3% y un 2,9%, y a continuación Francia, donde el impacto sobre el crecimiento económico sería de entre un 1,2% y un 2%. A pesar de esta disparidad, el Banco de España dice que hace falta no perder de vista un posible "efecto dominó". Es decir, que el impacto sobre economías como la alemana tendría, a la vez, un impacto sobre España.
Aumento de los precios
Sin embargo, una interrupción comercial de productos energéticos como el petróleo, el gas y el carbón también tendría efectos sobre la inflación. En el caso español, podría incrementarse entre 0,8 y 1,2 puntos porcentuales durante el primer año de veto. Un escenario que en el caso español llevaría el índice de precios al consumo (IPC) hasta los dos dígitos, como ya pasó el mes de marzo. En cuanto al conjunto de la zona euro, que este martes ha registrado un incremento récord de la inflación (8,1%), el impacto sobre los precios después de un veto al comercio ruso sería de entre 1,6 y 2,7 puntos sobre la tasa de inflación.
Por sectores, los más afectados serían aquellos en que un uso elevado de energía es imprescindible para su funcionamiento, como la industria de metales básicos, el transporte y la industria química. En cambio, el sector servicios y las inmobiliarias apenas notarían el impacto, según recoge el informe del Banco de España.
Hace semanas que Europa trabaja para empezar a trazar un camino paralelo en el comercio con Rusia. El ejemplo es el plan de choque REPowerEU, que la Comisión Europea presentó el 18 de mayo y que además de plantear estrechar los vínculos comerciales con países como los Estados Unidos y Qatar –a través de la compra de gas natural licuado–, también abre la puerta a ampliar las conexiones entre países europeos a través de gasoductos e interconexiones eléctricas, así como a aumentar la inversión en renovables y aprobar planes de ahorro energético.