La Unión Europea se prepara para un mundo sin gas ruso

La Comisión presenta un plan de choque y propone reducciones en el precio del gas si Putin corta el suministro

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La presidenta de la Comisión  Europea, Ursula Von der Leyen.

BruselasPlan de choque para proteger a Europa de las consecuencias de depender excesivamente de los combustibles fósiles rusos. La Comisión Europea ha puesto este miércoles sobre la mesa un anchísimo paquete de medidas a corto, medio y largo plazo para conseguir que la Unión Europea se pueda deshacer definitivamente de esta losa que está provocando un alza de precios a niveles históricos en todo el continente. En el caso más inmediato y ante la eventual emergencia que podría suponer que el Kremlin decida cortar del todo el suministro de gas en Europa, Bruselas prevé la posibilidad de fijar un límite común en el precio de este combustible, coordinar racionamientos de suministro y también mecanismos de solidaridad para aquellos países que se verían más afectados.

Se trata de un "último recurso", según explican fuentes europeas, que se tiene especialmente presente después de que Rusia cerrara el grifo en Polonia y Bulgaria. "Si se diera este escenario, especialmente antes del invierno que viene, usaríamos todas las herramientas existentes para asegurar el suministro", apunta la misma fuente. Para llevar a cabo estas medidas de emergencia, sin embargo, haría falta un cambio legislativo y, por lo tanto, hace falta que los veintisiete gobiernos de la UE discutan y aprueben la medida para que se puedan preparar los textos legales. De hecho, el ejecutivo comunitario admite que sería técnicamente complicado ponerlo en práctica, sobre todo a la hora de decidir cuál sería el precio y quién lo fijaría. Lo que queda claro es que se prevé como una medida de emergencia y temporal.

No a la reforma del mercado eléctrico

Fijar un tope común del precio del gas era de hecho una propuesta que planteó el Gobierno español al inicio de la crisis energética que se arrastra desde antes de que empezara la invasión rusa en Ucrania. Bruselas considera que aplicarlo de manera general provocaría que el mercado eléctrico europeo dejara de funcionar correctamente, pero sí que lo considera como botón de emergencia. Lo que también pide el Gobierno de Pedro Sánchez y otros como el de Portugal o Italia es que se revise de manera profunda el diseño del mercado energético europeo que fija el precio, lo que por ahora el ejecutivo comunitario descarta.

Como ya se anunció, también está previsto que los gobiernos puedan redirigir los beneficios caídos del cielo de las eléctricas para compensar el aumento de la factura de los más vulnerables. Bruselas también aceptaría que se limiten los precios de la luz para pequeñas y medianas empresas, como ya es posible hacer justamente para familias vulnerables, por ejemplo. La comunicación de la Comisión también prevé las medidas que tienen previsto aplicar España y Portugal de acuerdo con lo que se ha denominado "la excepción ibérica" y que les permite topar el precio del gas para limitar así el precio final de la factura. Fuentes europeas dicen que, si otros países argumentan correctamente una situación excepcional y, siempre de acuerdo con los tratados de la UE, podría estudiarse esta opción más allá de la península Ibérica.

Más inversión en renovables y ahorro

A largo plazo, lo que hace la Comisión Europea es acelerar los planes hacia la transición verde, además de buscar alternativas para sustituir el suministro de gas ruso a corto y medio plazo. Dejar de utilizar gas ruso costará unos 210.000 millones de euros, según los cálculos de la Comisión. Se trata de un plan con clara intencionalidad "política" porque busca desatarse de Rusia, pero también apostar todavía más por las renovables dentro del objetivo de convertir el continente europeo en libre de emisiones de aquí a 2050. Ahora bien, a medio camino, la UE admite que hay que buscar otros suministradores de gas, porque "no podemos sustituir el gas ruso y bajar los precios de manera milagrosa", en palabras de otra fuente comunitaria. Para tapar estos agujeros, se propone compras conjuntas voluntarias de gas, gas natural licuado (GNL) e hidrógeno a través de una plataforma a la que se pueden adherir los gobiernos que quieran, también el de Ucrania, Moldavia, Georgia y los Balcanes Occidentales. Pero, además, también ofrece hasta 2.000 millones en aquellos países como Hungría o la República Checa que necesitan invertir en sus refinerías de petróleo para poder utilizar un crudo que no sea el ruso.

Además, la Comisión acelera todos los objetivos relacionados con el aumento de consumo de renovables y eficiencia energética. En palabras de la misma presidenta, Ursula von der Leyen, "el ahorro de energía es la manera más rápida y más barata de gestionar la actual crisis energética". Por eso, se incrementa el objetivo de eficiencia energética para 2030 del 9% al 13% y piden que se tomen medidas individuales para consumir hasta un 5% menos este año con iniciativas como por ejemplo consumir menos gas o aire acondicionado. También se fija que de aquí a aquel año, el 45% de la energía consumida en la UE tenga que ser renovable, principalmente solar y eólica. Antes el objetivo era del 40%.

Para conseguirlo, Bruselas prevé acelerar las autorizaciones y procesos para aprobar proyectos relacionados con infraestructuras renovables, como por ejemplo un parque eólico, pero también otros nuevas obligaciones, como por ejemplo que todos los nuevos edificios tengan que tener placas solares de aquí a 2029, ya sean públicos, comerciales o residenciales. Evidentemente, todo esto costará mucho dinero. Bruselas prevé reconducir parte de los fondos antipandemia que todavía no se han gastado, ya sea en forma de créditos o de ayudas directas por valor de 300.000 millones de euros.

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