Los empresarios del Pirineu, ante los juegos de invierno: “Nadie nos ha presentado ningún proyecto”

Los partidarios creen que el proyecto ayudará a frenar el despoblamiento, mientras que los contrarios consideran que esto es "humo"

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Àlex Font
4 min

Nadie sabe muy bien todavía en qué se concretarán los juegos de invierno que se quieren hacer en el Alt Pirineu, pero lo que es seguro es que el hecho de plantearlos ha tocado una cuestión que hace años que nadie afronta: ¿qué futuro queremos para las comarcas de montaña?

Los empresarios y representantes del mundo económico, tanto los que están a favor como en contra del proyecto, coinciden en señalar el abandono en el que se encuentran las seis comarcas más afectadas por los juegos (Alta Ribagorça, Alt Urgell, Cerdanya, Pallars Jussà, Pallars Sobirà y Aran), que son las que votarán en referéndum si quieren el proyecto.

Radiografía económica de las comarcas del Alt Pirineu, con el PIB por comarca, a la izquierda, y el PIB por sectores, a la derecha

Ahora bien, “ni como asociación de empresarios ni como ciudadanos nos han presentado ningún tipo de proyecto”, lamenta Laia Blasi, presidenta de la Asociación de Empresarios del Alt Urgell. “Ni los ayuntamientos ni los consejos comarcales saben mucho, tampoco. Lo poco que sabemos es lo que ha salido en la prensa”. Incluso entidades empresariales partidarias de este acontecimiento, como Turisme de La Seu, responden con un lacónico “no” cuando se les pregunta si han recibido información. Hay una excepción, que es la estación de esquí de Baqueira Beret. Su responsable de marketing, Pep Albós, explica que han mantenido “muchas reuniones” con el Comité Olímpico Español y que confían “de todas, todas”.

¿Unos juegos para conseguir qué?

Precisamente, Albós cree que tener unos juegos de invierno es una oportunidad para poner al día un territorio a menudo olvidado. “Hasta ahora debe de haber habido otras prioridades, pero los juegos serían una oportunidad para mejorar carreteras o tener tecnología como la fibra óptica. El teletrabajo ha venido para quedarse y esto sería una oportunidad”, dice.

Albós lo compara con Barcelona 92. “Es una frase muy trillada decir que tenemos una oportunidad para que nos pongan en el mapa, pero es que es así. Fue gracias a Barcelona 92 que tuvimos las rondas, que se abrió la ciudad al mar... tener unos juegos es una oportunidad para hacer una cosa”.

El negocio de la nieve no es sencillo y Baqueira es, de hecho, una de las pocas estaciones de esquí privadas que subsisten en Catalunya. De las diez estaciones de esquí alpino que hay, siete son públicas: seis de la Generalitat (La Molina, Vall de Núria, Vallter 2000, Port Ainé, Espot Esquí y Boí Taüll) y una del ayuntamiento de Lladorre (Tavascan). El motivo: muchas se fueron yendo a la quiebra y necesitaron un rescate. Solo siguen en manos privadas la Masella, Port del Compte y la mencionada Baqueira.

Carmen Cabezas, presidenta de Turismo de La Seu, opina que con los juegos se podría dar a conocer el Pirineo a escala internacional “y aumentar así el turismo”. En su opinión, se podría conseguir más internacionalización de los visitantes que vienen, más infraestructuras, un freno al despoblamiento o la creación de puestos de trabajo.

El turismo y el despoblamiento son, de hecho, dos de los temas clave. Y los dos están interrelacionados. Según Laia Blasi, en los Alpes hay una economía más diversificada –no tan dependiente del turismo– justamente porque está más habitado. Los datos lo demuestran. Los juegos de invierno de 2026 se harán entre Milán y Cortina d'Ampezzo, una estación situada en la provincia italiana de Belluno. En Belluno viven 55 personas por kilómetro cuadrado. En el Alt Pirineu y el Aran, en cambio, una cuarta parte: 13 personas por kilómetro cuadrado.

En Belluno, además, siguen teniendo industria. Allí nació Luxottica, hoy la principal fabricante de gafas de sol del mundo, con marcas como Ray Ban o Persol. En el pueblo de Agordo –a una altitud similar a la de La Seu d'Urgell, por debajo de los 700 metros– conserva una de sus principales fábricas. 

Como consecuencia, la población de esta provincia se ha mantenido estable durante el último siglo. A pesar de que ha habido una bajada en las últimas décadas, no ha sido muy pronunciada y hoy en día viven más de 200.000 personas, aproximadamente las mismas que en el 1900. 

En cambio, la población del Alt Pirineu y el Aran suma ahora 72.000 personas (menos del 1% de la población catalana y el 0,6% del PIB a pesar de ser una quinta parte del territorio), con un descenso demográfico del 31% respecto a 1857, cuando lograron su pico. La única empresa industrial importante que hay en estas comarcas es Taurus, con sede en Oliana (Alt Urgell), que exporta a varios continentes y que en 2020 facturó 219 millones.

Contra la despoblación

Laia Blasi sostiene que estas comarcas “no tendrían que ser un monocultivo del turismo, pero aquí hemos dejado perder tanta población que es difícil que las empresas se quieran instalar”. Para los partidarios de los juegos , sin embargo, la mejora de infraestructuras que se dice que habría contribuiría a atraer a más población.

El Pallars Sobirà es una de las comarcas que votará en referéndum si quiere alojar los Juegos  de Invierno.

“Si hay población hay diversidad”, explica Assumpta Codinachs, labradora que hace décadas que hace ternera ecológica con la marca Brunec. “Y cuando hay diversidad se crean necesidades: escuelas, oficios... una sociedad rica es una sociedad con población. Cuando hay población surgen necesidades de todo. Pero cuando en los 60 empezó a irse gente de aquí, todo esto se desequilibró”, lamenta.

Codinachs se opone firmemente a los juegos , que considera “pan para hoy y hambre para mañana”: cree que explicar que estos juegos se harán sin grandes instalaciones es “vender humo”. “¿Donde se alojará la gente? ¿Y los atletas? Una competición como esta trae a mucha gente y hacen falta buenas instalaciones”. Y añade: “¿Qué gano con los juegos, como persona que vive aquí, trabaja aquí cada semana y saca ternera ecológica al mercado? Nada”.

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