ALIMENTACIÓN

En Corea del Sur, kimchi, kimbap y patatas Bonilla

La aparición de la empresa gallega en la película 'Parasite' destapa su éxito en el país asiático, primer mercado exterior para Bonilla a la Vista

Paula Clemente
3 min
En Corea del Sur, kimchi, kimbap y patatas Bonilla

Si le vieran temblar ante la puerta seguramente dudarían, pero el engaño funciona. Ki-woo Kim logra pasar por profesor de inglés en casa de los Park, y su familia, extremadamente pobre, respira aliviada con la ventana que se les abre delante. La oportunidad en cuestión es ir cubriendo trabajos dentro de una casa que es diez veces mayor que la suya. Eso sí, sin que los propietarios descubran que son parientes unos de otros (cosas de la ficción). En una cena en la que coinciden ambas familias, la rica despliega todos sus encantos de la forma en que parece que lo hacen los ricos en Corea del Sur: whisky del bueno y patatas Bonilla.

Es sólo un discreto fotogramade Parásito, el largometraje surcoreano que podría llevarse el Oscar a la mejor película esta noche, pero a la compañía gallega que hay detrás de estas patatas ya le ha supuesto incrementar casi un 100% las ventas a través del canal digital, y en España por lo general descubrir que este es un aperitivo predilecto en el país asiático. Hasta el punto de que es el primer mercado exterior de Bonilla a la Vista: envía 40 de las 60 toneladas que exporta al mundo.

La marca de patatas llegó a Corea en 2016 después de que el responsable de la empresa agrícola coreana Farmfactory fuera a España buscando “lo mejor snack ” y se enamorara de estas patatas. El primer pedido que llegó al país se agotó en dos horas después de que cientos de ciudadanos de Seúl hicieran cola durante horas. También alimentó las fotografías de influencers locales de todo tipo, e incluso BPS, una especie de Back Street Boys locales, se realizaron una sesión de fotos para una de las revistas de referencia jugando con sus latas de patatas. Porque éste es uno de los sellos de la compañía: las patatas vienen en una lata blanca de 500 gramos que incluye el característico dibujo de un barco (como lo dibujaría alguien que no quisiera complicarse demasiado la vida), la marca y la imagen de unas patatas fritas.

Bonilla a la Vista es una empresa casi nonagenaria con raíces militares y churreras. La familia del militar de la marina Salvador Bonilla tenía varias churrerías repartidas por Ferrol y él decidió seguir el legado montando una propia. La cosa le fue tan bien que a mediados del siglo pasado se trasladó a A Coruña, donde, gracias a no vender alcohol, podía tener la churrería abierta 24 horas. Un horario perfecto para servir el postre a los que salían de noche y el desayuno a los más madrugadores. Justo en ese momento entró a trabajar su hijo, César Bonilla, actual propietario de la compañía y que entonces se dedicó a repartir las latas de patatas fritas que hacían en la churrería por establecimientos dedicados a la hostelería. Y así, cada vez más éxitos hasta que en 1988 construyeron una fábrica en el polígono industrial de Arteixo, a cinco minutos andando de donde Inditex tiene la suya.

“En 2010 empiezan a ampliar mercado por Barcelona”, recuerda Diego Armando García, director de marketing. “El movimiento funciona tan bien que deciden ir a Inglaterra ya EE.UU.”, continúa. ¿Cómo lo hacen para hacerse un agujero en el país que ha creado las patatas Lay's? No existe una respuesta clara. "Siempre dicen que el ingrediente es la ilusión", dice el directivo. “En realidad es esto y que las patatas no llevan nada que no sea patata: son patatas fritas que saben a patatas fritas”, resuelve. Y en el 2016 logran seducir también a los coreanos.

De hecho, la aparición en la película no es una estrategia de marketing deliberada (“La empresa genera beneficios, pero no puede permitirse el product placement en un filme de esa talla”, explica Diego Armando García). De hecho, lo descubrieron gracias a un amigo que lo vio en el cine. Ahora recogen los frutos de haber lanzado una nota de prensa en el momento adecuado (pocos días después de la llamada que les avisaba del hito) y saber cómo nos gusta a los medios una buena historia de éxito fortuita.

stats