Los creadores catalanes del interruptor universal

La crisis financiera impactó fuerte en el sector inmobiliario pero también en todos aquellos que se dedicaban a llenar y decorar los interiores de las viviendas. Los padres de Ramon Comelles tenían una empresa de distribución de productos de baño y cerámicas en Cardedeu que no resistió los estragos del 2008. Sin embargo, el negocio conservaba un activo muy jugoso: la distribución en España de los famosos grifos de diseño daneses Vola. Éste fue el detonante para que el hijo retomara la compañía familiar hasta crear Icónico, la marca que ahora ha desarrollado una gama de interruptores universales. "Son compatibles con todas las partes internas que hay en el mercado", asegura Comelles.

Esto implica que los arquitectos ya no deben hacer obra para sustituir un aplique si quieren cambiar la parte exterior de un viejo interruptor de plástico por una de diseño de acero inoxidable. "Era un problema que nos contaban siempre", explica. De hecho, su manera de poner en marcha el negocio fue levantando teléfonos para realizar una base de datos de interioristas y arquitectos de todo el Estado durante tres años para contactar con ellos a la hora de distribuir sus grifos, interruptores y manijas para puertas y ventanas.

El producto lo firma el diseñador industrial catalán Miguel Milán, que a los 88 años sigue pensando nuevas soluciones para los problemas de los arquitectos. Los interruptores de Icónico también introducen tecnologías como la impresión 3D y nuevos materiales para que el producto sea más resistente a las variaciones de temperatura entre invierno y verano. A diferencia de los grifos de Vola -los modelos pueden llegar a costar más de 1.000 euros-, los interruptores y grifos de Icónico han rebajado el abanico de precios para acercarse a la realidad del mercado español. "Es el mismo público, pero ahora se ha democratizado", explica Comelles.

El emprendedor prefiere no compartir los datos de facturación, pero asegura que en el último año las ventas han crecido un 55% y que la previsión es que en 2019 se impulsen un 40% en el Estado (sin sumar la incursión que quieren hacer en el resto de Europa). Sus competidores son gigantes como Roca o Simon, a los que la empresa de Cardedeu hace frente con una plantilla de 22 trabajadores, dos burros, varios pavos reales y un ualabio. "No vamos a muchas ferias o eventos, pero nos preocupamos de que los arquitectos nos tengan en cuenta", dice.

Aunque su canal natural no es el online, la empresa sí quiere cuidar más su plataforma web como escaparate del catálogo de productos. “Paradójicamente es un mercado que sigue siendo muy analógico, tienes que llamar al arquitecto y realizar un seguimiento para entrar en los proyectos”, afirma Comelles. Sin embargo, el emprendedor está dispuesto a ello si sirve para que sus interruptores lleguen a las casas de París, Zúrich o Berlín.