Los espectáculos de luces con drones aterrizan en Cataluña
Flock Drone Art estrenará una nueva versión de fuegos artificiales en Manresa y Sant Feliu de Guíxols
Espectáculos de luces y colores hechos con drones teledirigidos. Es la propuesta de Flock Drone Art, una nueva empresa que ha nacido de la mano de cinco emprendedores del Baix Empordà, Osona y el Solsonès y que traerá, por primera vez a Cataluña, un nuevo formato de fuegos artificiales gracias a la unión de arte y la tecnología.
Con una inversión inicial de 300.000 euros -para contratar personal, comprar material y software -, la nueva compañía cuenta actualmente con cincuenta drones, pero esperan “doblar o triplicar” este número en febrero, según uno de sus impulsores, Fran Arnau. “A partir de 300 drones puedes ofrecer más resolución y más espectáculos, pero también implica una logística más complicada: para despegarlos, con 50 drones tienes suficiente con una carpa, pero con 300 necesitas un campo y medio de fútbol”, calcula Arnau.
Los aparatos que utilizan, según uno de los socios y también impulsor, Joan Pleixats, cuentan con una tecnología GPS especial que tiene una precisión “centimétrica”: “Si el dron no se coloca donde le toca, podría haber colisiones o no se vería bien la representación que queremos hacer”. Además están equipadas con unas luces muy potentes que pueden ofrecer 16 millones de colores. Y, gracias a la unión de diversas aplicaciones, pueden diseñar y programar coreografías. "Pero, antes de iniciar el espectáculo, "hay que ser muy ordenado y estricto y colocar cada dron y cada batería en la posición donde toca", recalca Pleixats.
Flock Drone Art-Flock significa manada de pájaros en inglés- está impulsada por cinco emprendedores que provienen de diversos ámbitos y que aportan conocimientos diferentes a través de las iniciativas empresariales que han desarrollado hasta ahora: Link Produccions, empresa gerundense especializada en servicios de espectáculo; Drone Catalunya, dedicada a la fotografía y vídeo con drones; Mas Vinyoles Venture Factory, creadora de start-ups en el campo de las tecnologías limpias; y Agrotech Geomap, especialista en el sector de la cartografía y las nuevas tecnologías.
Sus impulsores llevan unos dos años trabajando en el proyecto. Uno de los principales escollos fue conseguir la autorización gubernamental para ofrecer este tipo de espectáculos. "La normativa no preveía que un piloto pudiera hacer volar más de un dron a la vez, y debemos pedir permiso especial para cada espectáculo que hagamos, previo estudio para analizar la seguridad", señala Fran Arnau, que también puntualiza que siempre hacen volar los aparatos por encima de zonas donde nadie vive: “Buscamos las partes altas de la ciudad, colinas o parques”.
La compañía había de estrenar las primeras exhibiciones el pasado año, pero la llegada del coronavirus obligó a suspender todos los planes que tenían. Ahora esperan que no haya nada que impida ver las primeras exhibiciones que ofrecerán esta semana en Manresa y Sant Feliu de Guíxols con dos espectáculos navideños para preparar la llegada de los Reyes Magos. "Buscábamos hacer algo bonito con la iconografía clásica de la Navidad, con banda sonora y siempre con este punto de creatividad artística", asegura Arnau. En el caso de la capital del Bages, harán volar los drones desde una colina, en un espacio cerrado para evitar aglomeraciones que se podrá ver desde cualquier parte de la ciudad. Y en Sant Feliu de Guíxols les despegarán dos veces, desde dos lugares diferentes, para conseguir que todo el mundo pueda ver las luces y los colores.
Asimismo, ambos socios exponen que están cerrando exhibiciones con otros ayuntamientos y que están en negociaciones con una empresa de Portugal para ofrecer bolos en otros países. "No sólo podemos hacer espectáculos, también es una herramienta de promoción muy potente: a diferencia de la pirotecnia clásica, podemos congelar elementos en el cielo o hacer volar un logo de 100 x 50 metros", recalca Arnau, que también reivindica el hecho de que es una alternativa para ofrecer exhibiciones con seguridad y sin riesgo de contagio de cóvid-19. "Se pueden ver desde muchos puntos ya más de dos kilómetros de distancia, y no dejan residuos", subraya. Sus previsiones, si la pandemia no lo impide, es facturar en 2021 unos 600.000 euros.